Verdugo

Incontables pensamientos me atormentan cada noche al intentar comprender el alcance de dicho secreto que guardo…es una ardua tarea, así que hoy decido contarles.
Me he vuelto alguien sin alma, con un morboso sentimiento de muerte y que en su perturbador rostro solo reflejar una emoción; placer. Un increíble gusto mientras la sangre tibia recorre por mis manos y miles de voces gritan provocándome una sensación de alivio en mi cabeza.
Mis víctimas lloran con cada puñal que les entierro en su cuerpo; el espacio está lleno de miedo, dolor y desesperación. Mi mente quiere culparme, pero yo la detengo con la desgraciada frase: «se lo merecían». Aún sabiendo que no era cierto.
Mi cerebro se volvió ese cáncer maligno que alimenta a mi ser y me nubla los pensamientos hasta volverlos más oscuros que la noche, la cual hoy arropa el llanto de los desafortunados que con la mordaza entre los labios hacen el intento de suplicar piedad, cómo si mi lado loco supiera de eso, mientras me habita ese depredador sediento de sangre.
Verlos padecer es una dulce dosis de sentirme vivo, sin ningún remordimiento que me atormente la vida.

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