Pues sí

Felicidad sagrada, que eleva las almas y hace olvidar las heridas pasadas, las imperfecciones, las impurezas de la piel, de los rostros.
El dolor invade a las almas ennoblecidas, enceguecidas por la melancolía, la cobardía, la debilidad del alma, de un alma pequeña, incapaz, diferente, vacía.
Enamorarse de la vida y afrontar la muerte a cada segundo, morir y vivir son iguales, ambos llevan al delirio, a la locura, a la muerte.
Morir es vivir, y nadie entiende que morir es por dentro.
El verdadero sacrificio es dar la vida por los demás, para salvarlos de la ignorancia, del odio, del maligno, de las circunstancias, de uno mismo.
Me odio, me amo, y me digo a mi mismo lo que quisiera decirle a los demás. En el espejo está el rostro lleno de ojeras, de cicatrices, de miradas vacías, tontas, falto de cordura.
Pero puedo decir que me amo tanto que no me amo, que soy un cobarde y que no soy capaz de arriesgarme a ser feliz enserio. Heridas que causan las mujeres y hombres entre sí, para decirse después cuánto se amaron; y razón tienen. Porque no hay verdadero amor que no sea capaz de arriesgarlo todo aunque sea por un momento (un segundo) de amor mismo.

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