Labriego.

Poema: Jhon Jairo Salinas
Labriego valiente, alma de la tierra,
Con manos curtidas y mirada serena.
En cada surco trazas tu legado,
Con esfuerzo y dedicación, siempre entregado.

Desde el alba hasta el ocaso trabajas sin descanso,
Labrando la tierra con amor y compromiso constante.
Conoces sus secretos, sus ciclos y sus ritmos,
Eres el guardián de los campos, su fiel testigo.

Con tu azadón y tu arado, labras el destino,
Transformas la tierra en un jardín divino.
Siembras semillas de esperanza y futuro,
Cosechando frutos que alimentan seguro.

Bajo el sol ardiente o la lluvia que cae,
Sigues adelante, sin importar el desafío que se presente.
Tus manos callosas son símbolo de fortaleza,
Tu laboriosa labor es una nobleza.

Labriego, eres el hortelano de la vida,
Cuidas del cultivo con pasión y sabiduría.
Tu trabajo es un arte que florece en cada cosecha,
Y con ella alimentas al mundo en su riqueza.

En tus manos se encuentran historias ancestrales,
De generaciones que han labrado los campos leales.
Tu presencia es un faro de tradición y orgullo,
Eres la esencia viva del campo, labriego querido.

Que nunca se apague tu fuego interior,
Que siempre encuentres en la tierra tu amor.
Labriego valiente, a ti mi admiración sincera,
Porque en tu labor encontramos vida verdadera.

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