Yo quiero…

Quiero la tranquilidad
de ese rincón
abierto al infinito azul
de piedra caliza encalada
y verdes maceteros
vestidos de arte y de gracia.
Y en la mesa de hierro blanca
gastar mis poemas viejos
y dar nuevas oportunidades
a nuevos pensamientos.
Sí riegas salpícame los pies descalzos
ansiosos por probar tu agua fresca
sentir el cemento frío
desgastado duerme bajo sus plantas.
Siéntate conmigo
y háblame bajito de algo
cualquier cosa me vale
lo interesante es escucharte.
Arropar mis oídos con tu voz
blanca, azul y verde
que se mimetiza con lo que admiro.
Háblame, que yo sabré mirarte
atenderte profundamente
quedar atrapado en tu mirada
y ser de ti, sumiso de nuevo.
Quisiera la tranquilidad de ese espacio
y huir del ruido sucio,
que sólo se oiga el canto
de alegres pajarillos
tu dulce voz hablándome
y el salpiqueo de tu agua en mis pies.
Yo quiero sentarme allí
y parar el tiempo.
Yo quiero quererte allí
y parar el tiempo.

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