Una eternidad sin ti

Quiero sentarme a la orilla del mar
Y quedarme allí una eternidad,
Que el agua moje mis pies
Cada vez que las olas jueguen a besar la arena,
Y el sol me ilumine desde el alba
Hasta el atardecer,
en la penumbra, me cobije la brisa con olor a soledad,
Y en las noches de luna llena,
Me acompañe el fulgor de las estrellas.

Quiero sentarme allí un sinfín de noches,
demasiadas para ser contadas,
Hasta que me salgan raíces,
Y Me convierta en árbol,
inmenso y frondoso,
Cuya sombra ofrezca alivio.

Seguiré allí, sosegado,
estación tras estación,
hasta que sea cortado,
Entonces seré transformado en barca,
En la cual iran a pescar,
Aprenderé a luchar contra la tempestad
Y en la calma hayaré sosiego.

Zarparé mil veces,
Hasta que se agoten mis fuerzas
y sea sólo un monton de leña,
Así, en la hoguera podré avivar el fuego,
Caliente y anaranjado,
Llameante y apasionado.

Seré madera y seré llama,
Arderé con pasión y locura,
Como cuando estaba contigo,
Pero en un corto suspiro
Me habré extinguido.
Seré ceniza
Robada por el viento,
Que me esparcira sobre la arena.

Y allí, allí será por siempre…

Quiero sentarme a la orilla del mar,
Y quedarme allí una eternidad,
Que no será tan larga como la eternidad que te he amado y te amaré,
Pero el tiempo suficiente
para pensar en ti, sin llorar.

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