Una Bestia

Si fuera una bestia, furibunda, perdida y dañina
hecha de escorpios, de borbotones de sangre, cruel,
me alimentaría de largos párrafos
de historia, de sevillanas, de almendros en flor
y chillidos afilados con mis propios colmillos,
brutal, con un tal alarido
que enfriaría el Vesubio
una bestia de carne hueso
acostumbrada a sufrir, a corretear por la
jungla, paraísos y cárceles de piedra
mis pies serían toscos, relamidos, sucios
porque yo no me acerco al agua
para avivar mi imagen, me basta
con saber que soy una bestia y
mi lengua puede relamer vuestras almas,
limpiar esos recuerdos que os duelen
tanto, si me hubierais conocido en antaño,
sabríais que no queda rastro alguno de mis víctimas,
las llevo adentro, son esta
enorme tripa que se agarra
a mis entrañas para hacerme fértil.
Una bestia que con las uñas largas, unas orejas puntiagudas
y un llanto que se asemeja
al llanto de un niño
nadie me abre las puertas o se sienta a mi lado
y os digo que aunque terca y siempre
afortunada, los requiebros, los olores de la yerba
y el jazmín detienen mi paso,
me paro para aliviar
el poco seso que me
queda
porque como bestia
cuando engullo, me arrepiento,
en la hambruna me hago dueña de
mi corazón tierno y la espuma de
mi boca.