Oda a ti

Sin saber dónde buscarte, me encuentro perdido, y aún en la multitud de esta soledad no veo siquiera tu nombre, como llamarte si tu piel se hace esquiva y de tu aroma solo el recuerdo impregnado en la almohada ha quedado.

El recuerdo de tu bello rostro en el imaginario de mi pensamiento permanece. A ti, a tu piel deseo, tu desnudez madura y sensual hace vibrar al firmamento. Todo enmudece en el silencio del concierto de tus gritos apasionados a media luz de luna.

En aquella noche larga del verano, tu esbelta cabellera cautivó mis pupilas, tu piel tersa como la seda impactó todos mis sentidos, al percibir tu aroma ser transportado por el viento veranero del bosque, que parece susurrar tu nombre aún esquivo; apasionado hasta el tuétano hace tiritar de emoción todo mi ser.

Solamente el recordar, simplemente al sentir tu calida presencia, provoca que las aves exóticas del Amazonas inicien su vuelo, hacia la puesta del sol en el horizonte eterno de tu regazo; a ti o musa de mi inspiración, a ti mujer de mis eternos recuerdos, a ti amante de mis deseos, a ti, simplemente a ti.

C.E.

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