Lamento azul

Vivimos unos tiempos que…
Si no morimos de frío,
nos fulmina el susto,
vaya pedazo de invierno,
si no es por la nieve y el frío,
por la helada y la niebla,
por el rocío o la escarcha
de las gélidas mañanas,
pensaríamos que estamos
en el mismísimo infierno.
Desde hace unas semanas,
la tensión ha ido subiendo,
paso a paso, poco a poco,
lentamente y sostenidamente.
Con este panorama,
y aunque no inevitable,
cabía esperar tal episodio.
Parece que llegará
un buen desenlace,
una solución estable,
y sobretodo, razonable.
La cosa está trabada
igual que estas palabras.
El lobo llevaba tiempo
enseñándonos las patas,
con harina blanqueadas.
Su piel no es de cordero,
más bien es de lobezno.

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