Ella

Ella es una estrella que brilla en el sur.
Cuando de flores se viste, se torna azul.
¿Cómo pudieron mentirte si así eras tú?
Pocos quisieron decirte que eras luz.

Ahora todos te mienten al decirte:
«queremos ver tu cuerpo de esfinge».
Añoras solo exhibirte y morir
para olvidar que tuviste que sufrir.

Dulce dama que dejó su inocencia atrás:
¿quién pudiera abrazarte y hacerte capaz
de hacerte vivir tus infantiles juegos?
Todos besaron tu piel llena de fuegos.

Oh, pequeña flor que pierde sus pétalos,
no hay quién, a tus labios, quiera besarlos.
Es tan difícil ver tu cuerpo cansado
y tan frágil por haberte regalado.

Una vez había, en tu coraza, una niña:
jugaba en la tierra porque era pequeña.
Mientras el mundo poco a poco se destruía,
ella miraba las olas cerca a la bahía.

¿Cuántos dolores tuviste que aguantar?
Recordar es doloroso, te hace llorar.
Un frágil corazón yace en tu pecho,
mas las sombras van y vienen en tu lecho.

Adiós, dulce dama, encuentra tu camino,
pues enamorarte no es tu destino;
sólo te queda encontrar una suave luz
que ayude a tu pobre alma a cargar la cruz.

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