La muerte se viste de seda

La muerte silenciosa se viste de fría seda
revoloteando juguetona entre mis sábanas.
Ya se acerca sensual hacia mi cuerpo,
acariciando suavemente mis entrañas.

Sus labios de obsidiana ennegrecidos,
se acercan a los míos entreabiertos,
depositando su maldad y su veneno,
en gotas de uranio enriquecido.

Sus manos enfundadas en terciopelo,
esconden sus dedos de verde enmohecido.
Tocan mis pies, ¡qué delicada!
esparciendo gangrena en mis sentidos .

Un susurro de aliento edulcorado,
penetra suavemente en mis oidos,
llegando sinuoso hasta un cerebro
metastásico y abatido.

Se resiste mi cuerpo a la tortura
y entre estertores lanza un grito.
Su tierno abrazo silencioso,
mi cuerpo en polvo ha convertido.

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