Por amor a Dios, ¿qué has hecho?

Perdida nuestra oportunidad de querernos, estamos encerrados en los cimientos de esta soledad. Santuario final indicado donde se harán todas nuestra abomimaciones, mal obramos vengándonos de aquellos que nos torturaron, teniendo un reflejo imperfecto que no habrían de ganar, se separaron del rebaño del pastor. Tu voz lanza un trueno de realidad, agonizando cual quien la tierra comen las hormigas en el suelo… el cadaver mio. Dañinos hijos, olvidados ya, nunca entrarán al santo templo. Parecen demonios cantando divinidades, y perdidos ruegan a Dios amor, nuevamente se revelan tirando sus almas otra vez al infierno en donde sueñan combatir otro momento, también no son tan fuertes, solo piensan en descansar, no ser momentos alegres, los que nos ofenden no nos dejarán estar cual hermanos. En las tinieblas suena una canción y libra nuestros deseos malignos, así mientras eternamente navegamos.

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Perdóname

Padre, nunca estés lejos, recorreremos aquellos caminos inciertos juntos, los sangrientos tiempos fueron incendiados. Somos eternos ahora, tú no mereces cubrirte de vegetación. Alguna noche…

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