cosas de amor

Aunque no pueda estar contigo, también te tengo en mis pensamientos y estoy triste. El que me vea pensará que me dedico a la épica, al drama o que soy un hombre de velos. Tal vez un pianista que no puede tocar el piano porque tiene los dedos como ladrillos. Quizás ya no estoy dotado para el éxtasis y si no te veo me parezco al escritor al que la pluma se le va por un lado y él se va por el otro. Algo me pasa, pues como Flaubert además de soñar con los amplios desiertos también sueño con rocas azules, con piratas chinos, con mares helados o con osos que me atacan en la cama en medio del bosque.

A VECES, DESDE AQUEL DÍA QUE TE VI.

 

A veces tengo ganas de abrazarte

y mis brazos ansiosos se estremecen,

son chiquillos jugando que enloquecen;

tartamudos de amor quieren amarte.

 

A veces tengo ganas de cantarte,

torbellinos de ritmo que se mecen;

tus ojos al oírlos resplandecen.

Melodías de amor, para alegrarte.

 

No broten pues palabras bulliciosas,

callen mis gritos, te hablaré en susurros;

mis suaves melodías, corazón.

 

Que hablen pues mis manos perezosas,

y llena pues mis brazos que son muros,

mientras que yo te canto esta canción.

 

Esos verbos, subrayados en carmín, los tengo que cambiar. Este poema no brota de la nada, hay un manantial para conseguirlo dentro de mi corazón. Volver a estar contigo será el alimento, la pintura que lo embellecerá.

Goethe, el gran poeta alemán, decía: “No podemos hacer otra cosa que apilar la leña y dejar que se seque, se incendiará a su debido tiempo”.

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