Un soneto inesperado

Si la noche me despierta en pleno día
quiero que el sol reconozca mi dolor
y me abrace con sus manos de calor
y me deje con ardor la vida fría.

Y tú, ¿qué opinas vida mía?
¿no crees que merezco algo mejor?
¿Por qué, sintiendo yo tu amor,
no dejo de sentir melancolía?

Pues siento que estoy en vida muerto
y nada puedo hacer en este punto.
Vagando sin rumbo en el desierto,

me siento cada vez a Dios más junto
y el corazón, cada segundo más abierto,
no responde a este cuerpo ya difunto.

Andrés Pérez

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