Un cuento que me invento
Imagen y señuelo,
detrás del que corremos,
nos produce admiración,
nos produce también miedo,
infinito e ilimitado
llega a parecernos,
y al no ver que es escaso,
en sus garras terminamos,
masacrados, devorados.
De estar jugando con fuego,
hemos sido quemados.
Señor, claro, de la guerra,
él ya sabe que escasea,
y su interesante promesa,
a ser su botín nos lleva.
Prisioneros, atentos,
os habla el señor de la tierra,
soy señor y señor no tengo,
o eso es lo que creo,
ahora, yo hago las reglas,
yo parto, yo reparto,
luego, yo cambio las reglas,
quiero más y más leña,
quiero mirar el fuego.
Al llamarte señor,
nos hacemos esclavos.
Cuidado con los cuentos,
leerlos bien primero.
La tierra es donde morimos,
vivimos y nacemos,
el planeta no es un invento.
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