Triste
Quien mi infancia de caricias regó
Con llovizna de letras y acuarela
De cada fiebre fue mi centinela
El mar y la luna en clave de sol
A ninguna hora, ya nadie me piensa
No existo por completo en ese espejo
Donde sin ver hallaba mi reflejo
Refugio, paz y cálida defensa
En ninguna geografía hoy se halla
Ni oye mis pensamientos de baldío
Mi dolor, mi agrio canto es el tardío
Arrepentirse de lo que uno calla
Los pintores, la tierra, los amores,
Los teatros, los poetas malditos,
Los vitraux solares, los San Benitos,
El óleo, la sangre, los doctores.
Los cambios de humor, la mano sensible
Como el nido de un pájaro desnudo
El dolor de ver, su gen testarudo,
No dormir, soñando honrar lo invisible.
Pregúntame ¿de que trata la muerte?
Solo borra al ser de la faz del mundo
Devuelve a la nada de lo profundo
Donde ni memoria podrá leerte
Es la conciencia de tu alma y la mía
Sombra de hormiga obrera por la historia
Vuelta de mula de una eterna noria
Amar, es la respuesta todavía
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