Te dejo marchar

Te dejo en los brazos de alguien más,

no porque no te ame,

pero tú tomaste un camino lleno de espinas,

que me lastimaron cuando intentaba seguirte,

tuve que soltarte,

y vi como te perdías en aquel camino oscuro y frío,

un camino lleno de mentiras.

 

Aún recuerdo el día de tu partida,

te fuiste sin mirar atrás,

tomaste tus maletas y

te alejaste sin ni siquiera decir un adiós.

 

A pesar de tu falta de hombría para explicar tu partida,

mi corazón y mi mente seguían contigo,

de alguna forma,

encontraban una justificación para no dejar de amarte.

 

Pero la ansiedad por recibir una llamada tuya,

crecía cada día,

así como el dolor,

cuando el teléfono dejaba de sonar por varias semanas.

 

te busqué y acepté todas tus condiciones,

para pasar un par de horas a tu lado.

 

No importaba la presencia de aquella mujer,

que no conoce de vergüenza,

aun así, lo único importante para mí,

era poder verte.

 

Lamentablemente,

yo no significaba lo mismo para ti,

y aquel día lo comprendí.

 

La subiste en el pedestal que habías construido para mí,

me pediste que me bajara de él,

me diste dinero para que me alejara de él,

y no pudiera incomodar más a tu santa.

 

Pasaron los años,

y no he vuelto a saber de ti.

Siento no haber podido brindarte la felicidad que buscabas,

siento no haber sido suficiente para que te quedaras.

Quizás allá,

adonde te marchaste,

la encuentres.

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