Tal vez en otra vida.

Esta que es mi vida, no la del prójimo,
me apetece decir.
Que he vivido un poco menos que las gentes,
siempre arribando mi pereza,
que es como una madre,
sin dejar de respetar a la mía,
que es tan jodidamente pesada,
que es tan mía,
que es tan ajena de ustedes y de ellos,
que por desgracia en esta mundo tan ajeno,
es prescindible decir que todos,
mueren en sus infiernos,
ninguno parecido al mío por supuesto,
porque soy enemigo y soy espada,
porque soy flagelo y soy espalda,
porque soy sangre y soy llaga.