¡Te llevo! No solo como un sonido
te llevo en la mitad que tienes de mi memoria,
en tu mirada soñadora, atenta y negociadora.
¡Te llevo! Como un reflejo fuera de la monotonía.
te llevo porque soplas vida y estilizas mi alegría.
Te has llevado una línea de tiempo
en donde no existe otro sitio para permanecer el día,
por el cuál no endulces lo que parece cotidiano.
Me mantienes despierto para ir con la corriente,
calmas mi interés rebelde y me conviertes en adaptado.
Sin embargo, el aire sigue siendo eso, solo aire;
El agua es simple al beberla y no me da bravura,
como un alimento de mi alma no curas mi autocritica,
porque al verte no soy más tenaz o persistente,
sigo siendo el mismo desconocido y transparente.
Mis manos son heridas de sábila y escurren frio,
mi mente se inunda de gesticulaciones de volverme
y me inmovilizo ante el etéreo dolor más básico.
Por otra parte pienso que posees una respuesta,
la señal positiva, abierta y franca la llevas silente,
son las palabras, los ademanes y sus intenciones,
esa llamada explicita, una plática de amigos, tuya…
La que corresponde a sentenciarme.

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