Sentimientos de muerte

La mayoría no se preocupa por vivir hasta que la muerte está al acecho, hasta que la enfermedad llama a tu puerta, dejando un rastro de incertidumbre. Tenemos miedo por nuestro fin pero no entendemos que la muerte es parte de la vida
La partida de un ser querido toma parte de ti, te quita la esperanza, te hace cuestionar la humanidad y te deja un recuerdo.
Un recuerdo que comenzará su andadura, marcando ese amargo sentimiento, quedando atrapado en tu pecho como un yunque opresivo.
Sabiendo a su paso que no puedes soportarlo, se mantiene enjaulado en tu garganta formando un nudo que quema, arde.
Deja gotas nostálgicas a su paso que descienden por tu rostro, ese sentimiento se queda rondando en tu mente como un sueño algo que no aprovechaste y eres marcado por un sentimiento de impotencia.
Un sentimiento rebelde que te hace pensar en lo que hiciste, lo que no, las veces que pudiste aprovechar el momento para decirle a esa persona cuánto la amabas. Las veces que dejaste que ese sentimiento de odio repentino te controlara. Quieres una segunda oportunidad
Te sientes cansado, vacío, seco, sin más ganas de llorar, simplemente sientes que algo no funciona, pierdes las ganas de continuar, pero de igual forma tienes que hacerlo. Tienes que salir de tu fantasía y entrar a la realidad, seguir con tu vida cargando aún aquel dolor que no se disipa.
En ese momento te das cuenta de lo mucho que te ha marcado esa persona, dejó una herida que por más que sanes dejará una cicatriz imborrable.
No es tan malo preguntarse ¿por qué todos vamos a morir? ¿Cuándo me tocará a mí? ¿cuándo será la hora de dejar mi cicatriz en alguien?
Deberías saber que incluso cuando llegue el momento es posible que no quieras irte, pero está bien llorar.
Y está bien rendirte.

Related Articles

Responses