Rumiadas

…y le decía la vaca
a su querido hijo:
ojalá amor mío
se cumplan mis sueños
tengas rico y costoso funeral
con adornos, música y bailes
en el mejor restauran
y tus tumbas sean
los mas “refinados” vientres
de inconsciente sociedad.
¡Que feliz sería! ,
pues le tengo terror
a ser velada revuelta
con añosos hermanos,
o asquerosos porcinos
y luego ser llamada
indefinida cecina o embutido.
¡No quiero que nuestros cadáveres
se presten para eso!.

…y le decía la vaca
a su ternero:
somos inocentes prisioneros;
y aún cuando se les dijo
“ NO MATARAS “
a muerte nos sentenciarán,
nos ejecutarán,
y para ocultar su delito
nuestros cadáveres comerán
sin sospechar siquiera
que de nuestro esencial instinto
nunca podrán escapar.
¡Dulce venganza
el veneno escondido
en todo nuestro
cuerpo podrido!
Nuestro cementerio
es la humanidad,
las tumbas,
sus estómagos insaciables
que no nos dejan en paz.
Por satisfacer a su ídolo,
El insensato apetito,
Animalizándose están.

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