Y yo que lo veía imposible…

¿El qué? Pues el intercambio de palabras, el que pudiéramos llegar a una conversación larga, sin que ninguna se cansará.

Pero oye, al final se consiguió, hasta llegar a hablar por WhatsApp…

Después de hablar de nuestros gustos, hobbies, preferencias…llegó algo inesperado para mi, pero que me ilusionó como en niña pequeña al irse a dormir esperando sus regalos de Navidad.

Yo estaba en clase cuando recibí ese mensaje: «Ya llegué».

Mi rostro se iluminó como estrella fugaz apareciendo por el cielo oscuro.
Fueron unos minutos de nervios, alegría y euforia. Se cayeron las agujas del tiempo para mi, al saber que a los 2 días la vería.

Era una entrada al bucle de pánico.
Os voy a contar porque…

Simple, a mi ser, cuando le gusta alguien empieza a jugar en mi contra. ¿Porqué? No lo sé. A veces pienso que es una manera de tenerme en alerta, ¿Pero alerta de que? Tampoco lo sé.

Por el camino a mi destino me iba diciendo mentalmente que hablara, que no me quedara callada en ningún momento. Pero como no hacerlo si cuando la vi lo único que quería era tenerla al frente y mirarla durante horas.

Ojos grandes y oscuros los cuales me transmiten tranquilidad y complicidad.

Su sonrisa delicada, que me hace perderme en el limbo. Y no saber encontrar la salida, la cual no quiero encontrar nunca.

Manos finas como las de una diosa…

Es cómo un rosal enredándose a una pared, que te envuelve, pero no sabes como salir.
Mis manos pérdidas en tu mapa sin saber dónde ir, mis emociones apoderándose de mi ser, descontrolándome al frente tuyo, mostrándote como de vulnerable me haces.

Después de tanto caos en mí, traes tranquilidad, seguridad, y el miedo que ambas compartimos, pero que poco se menciona.

Tú que te adentras en terreno desconocido, que llegas caminando con cuidado y con un escudo que se ve a km.

Tú con miedo de equivocarte, y yo con miedo de dejar de gustarte…

El miedo, el mayor enemigo de la humanidad. El que nos hace reprimirnos de lo que realmente queremos. Pero solo nosotros podemos cambiar eso.

Por eso ahora estoy en esta situación contigo, porque decidí enfrentarme a él, a no dejar que por el miedo pudiera perder una gran oportunidad.

La oportunidad de conocerte, enamorarme, aprender, de poner a prueba mi ser, entregarte mi corazón.

Siempre dije que el estar enamorado era ser vulnerable, dejarle una puerta abierta a la otra persona para que te haga daño.

Pero lo que tiene que ser será, ya sea bueno o malo. Siento que contigo podré dejar algunos miedos atrás, tener más seguridad.

Como todo, siempre hay algo que no va bien, en este caso es la distancia.

Me da pena porque si estuviéramos en el mismo lugar nuestra relación seria un cuento de hadas.

Sería intenso, fogoso, bonito, sincero.
Pero ahí es cuándo hay que luchar por lo que realmente se quiere, no importa cuántas barreras aparezcan.

¿Has escuchado la historia del hilo rojo?
Si es que no, búscala y léela.

Será difícil mantener esto en pie, pero prometo dar todo de mi, para que nunca sientas que me descuide de ti.

A veces solo me provoca tenerte en mi habitación, abrazarte y sentir que te tendré por mucho tiempo. Protegerte aún así no lo necesites, mostrarle al mundo entero la suerte que tengo contigo.

Solo quiero volver a sentir tus manos entrelazadas con las mías.

Comparte esta entrada:

Ir a la barra de herramientas