Recuerdos en primavera

 

Aquella infancia, exorbitante, alegra, jocosa, infancia animosa que disfrute por aquellas épocas, por aquellas primaveras en donde todo parecía más sencillo donde no nos preocupábamos por el futuro, por el mañana, solo se vivía el presente, solo nos preocupábamos por lo del momento.

Aquella infancia en donde buscábamos a nuestros amigos, compañeros de vida para disfrutar de nuestras vacaciones en conjunto, con algunas salidas, algunas partidas de algún juego en común que llegaríamos a tener, recordar esos tiempos en donde importaba más saber si aquella persona especial estaría presente en esta ocasión

o si al menos nos pudiéramos comunicar de alguna u otra forma, asi sea por minutos o hasta incluso tan solo segundos.

 

Aquellas noches donde nuestro parque, nuestro barrio, nuestra avenida era el punto principal para reunirnos, encontrarnos, confraternizar y saber un poco más de su día, despejarnos de los pocos problemas, de las pocas cargas que teníamos, y disfrutar cada minuto representado por cada estrella que se quedaría con nosotros hasta el amanecer, sentados, contando chistes, anécdotas, gustos y demás.

Aquellas responsabilidades que, para ese entonces, eran enormes, pero no eran nada del otro mundo, y que solo nos complicábamos porque solo éramos unos niños, queríamos que eso se resolviera lo más pronto posible. Los dias soleados, las noches lluviosas, no discriminábamos nada, todo se disfrutaba en conjunto y en equipo.

 

Aquellos recuerdos que hoy solo perduran en nuestra memoria, desde ahora, sentado en un escritorio, con un enorme estrés, con problemas y flaquezas y responsabilidades a mas no poder, solo nos queda disfrutar de aquellos recuerdos, recuerdos por los cuales creo yo y sin temor a equivocarme, daríamos lo que sea para volverlos a ver, a sentir.

Aquellos sueños ya no se pueden hacer realidad, el paso del tiempo es inevitable y tan solo nos queda aceptarlo y continuar, se me es difícil asimilar como todo esto llego a pasar, como todo este tiempo llegue de ser un niño con sueños y alegrías y con preocupaciones del tamaño de una hormiga, a pasar de ser un adulto que debe velar por su presente y el futuro que le espera a su familia.

 

Sin embargo, esos recuerdos aún perduran en mí, y en todos los que leyeron esto, recuerdos que por más que no volverán, continuarán vigentes en nuestro corazón, en nuestro interior.

Related Articles

Responses