Rabia de no ser Dios

Tus ojos sangran,
vomitas sangre y derramas toda tu sangre. Eres hijo de la luz y la locura sabe a hierro, a cuchillos y carne, a muerte. Dios que habitas en el cielo, cúmpleme a mi lo que te pido: déjame ser infinito para así evitar mi sufrimiento. No puedes dar la vida pero la muerte emana a raudales. Niños que cantan en el cielo, ¡qué dolor hay repartido en lágrimas, por culpa de esta maldita libertad sin frenos!

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