Quedan recovecos

Quedan recovecos en la efigie de mi ser
donde te bailo eterna y sinceramente
en mar Cupido tupido de saxos
que reponen los loores al aire
que tus hombros acarrean para mí
desde lo implacable
de una buena fruta afortunada
que me trae novedades del amor y del dolor
en el día del arco iris
que llega entre las cuerdas redentoras de un arpa
que hace el milagro de una penumbra
donde amarte y amarte.

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