Proponiendo lo obvio

Vamos a quitarnos la ropa en lo que se hace el té.
Porque cuando esa puerta se cierra y el mundo se pausa, mi alma se abre.
En lo que se hace el té, te permito disfrutar de esta agridulce ilusión de que soy tuya, mientras cada poro de mi piel se asegura que eres mío.
Mientras el agua hierva y la tierra gire, mi mente descansa en este sueño realista que se forma en tu pecho, y tus labios narran combates en mi cuerpo de locura.

Recoge la ropa del piso, que éste es el mejor té de mi vida.

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