Perseguirte.
La vida viaja, sigue,
sale por donde quiera,
es libre, caprichosa.
Duele.
Muchas veces duele.
Otras muchas te mira
y sonríe, baila contigo.
Y la vida te puso frente a mi
o fue a mi a quien puso frente tu vida.
Da igual, nos puso mirada con mirada.
La vida viaja
a veces llega tarde.
Pero son mis huesos los que levitan
para perseguirte.
Por eso, no es una ausencia completa
la que me regala esta vida, de ti.
Sino la posibilidad de refugiarme
en tu palabra,
de conjugarte los verbos
de amar y seguir.
Piénsalo bien,
la brisa en la orilla del mar,
el olor a menta en tu ribera,
el sonido del agua correr,
el matiz tenue de tu horizonte
al despertar, al decaer.
en el canto de los pájaros
en los colores vivos de las flores…
En todo lo que se manifieste
ante ti con cariño, con alegría
acariciando tus recuerdos,
o alterando tu pensamiento,
ahí estoy.
La vida es corta
pero nos puso allí
en el lugar adecuado
para encontrarnos
para rescatar las miradas
que, sin remedio,
escapaban hacia el otro.
Puede que la vida, ahora,
no nos quiera tanto,
pero mis huesos no cesarán
en su empeño de perseguirte.
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