ORACIÓN 2 DE MIS POEMAS MÍSTICOS

ORACIÓN 2

 Señor

Hoy te hablaré de mí

porque una situación me aflige

Soy un cordero que no se puede acercar al pastor

al que cuida del rebaño

para pedirle una gracia

los perros no me dejan

ellos ponen los límites

cierran las puertas

atrancan los senderos

no se apartan del camino

y el dueño el señor del rebaño se irrita

y los perros me muerden con sus dientes medidos

me persiguen explotados de cólera

entre un bosque de árboles numerosos

de árboles salvajes de duras cortezas que me encierran

que sirven de cárcel

y mis lamentos no llegan hasta él

y nadie me escucha

y yo sigo pidiendo suplicando

encogido en mi sueño

esperando una orden del pastor

que apacigüe a los perros

y quiero decirle al pastor que me maravillan las montañas

que quiero subir a las montañas

para ver más cerca los signos de las estrellas

que en las montañas hay árboles abarrotados de perfumes

árboles de cortezas blandas

pero mi fuerza es debilidad eterna

y los perros no me dejan acercar

son como puertas de hierro

sus bocas son como fosas que se abren

y el pastor no me oye

lo atruenan los ladridos de los perros

porque está muy lejos en medio de dos estrellas

pero yo quiero llegar a él

antes de perder la fuerza para hablarle

porque necesito su gracia su favor

ser escuchado

que me ayude a romper las cadenas que me amarran

que me ahorcan como cuerdas

que me atan

que son murallas que me rodean

angustias como partos

quiero decirle que escribir no es pecado

y quiero escribir encima de las montañas

porque escribo para él

y quiero escribirle allá arriba

muy cerca de su refugio que es el mío

para resplandecer con su luz mil veces multiplicada

un poco de luz

una aurora perfecta

y quiero pedirle algo pequeño

algo así como el amor

que sea abundante en su misericordia

que no seque las fuentes de mi conocimiento

que no me cierre el sendero en el que pueda caminar

que no me ponga barreras

que sea un ancho espacio tan ancho como su corazón

que me facilite un apoyo de ternuras

para que no me tambalee

y me purifique en él

siete veces como la plata.