numen

Vivía un estro de estrofas y sublimes palabras, cada una inspiradas por un ser inagotable de sensibilidad y amabilidad, en el espectro de este variopinto que miraba cual ser humano contempla constelaciones, infinito, inalcanzable. En mi pluma utilizada en otra vida, con otro color, con otro nombre, con otra sonrisa, vivía mi conjunto de lirios frente a un río infinito que me inspiraba a descubrirte con una brisa.
Comencé a describirte ciegamente. Vi una novela con final feliz, con besos desbordados al final. ¿Ojos de miel? Susurré por lo bajo, y nuevamente recurrí a mi cofre de madera de acacia mientras se esfumaba esa vida que nunca viví.
Desperté de mi variopinto de sueños y confusiones y me enojé con mis lágrimas y con mis manos que no soltaron la pluma y el papel para descubrirte en cada signo que encadena a mis palabras.
Mis sentidos suspiran tus ojos, tu sabor, tu olor, tu timbre de voz que me recuerda a nuestros cantos bestiales en manos de mi otra vida.
Como la bruma de lejos, desaparece la tinta de mis letras nunca escritas, mientras se leva con tus ojos hasta desaparecer. Ojos de miel, dulce miel, me preguntas en qué estoy pensando, en llorar en este mismo instante.

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