No logro comprender mi mirada

Ahora no me puedo entretener

en analizar la razón de las cosas.

Ni siquiera sé si existe la razón.

 

Las explicaciones y las pautas

se desmoronan a un palmo de mi cara

y no veo más que puntos hormigueantes

y una luz que no sé para qué sirve.

 

He dicho tantas veces

que me veo recorriendo la madrugada

solo, con los gatos urbanos como únicos testigos,

he dicho tantas veces que sigo esperando

en el rincón de una tarde.

 

Me he repetido tanto

por las líneas de los límites;

por la raya entre el cielo y el cemento,

por la curva entre la tierra y el agua.

Por la distancia entre dos miradas.

 

He caído tantas veces

por la vertical de una tarde,

que ya la razón de las cosas

y el sentido de los actos

resbalan sobre mis párpados

 

y mi mirada

ya no es mi mirada,

sino el proyector de lo cotidiano y lo absurdo,

de la rutina y la incongruencia,

de algo que no logro comprender.

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