– Si te vas me sentiré muy mal,
si te quedas, nada cambiará,
es el control lo que nos hace falta,
para salvar esta relación
– Si eres feliz, sigue conmigo,
si eres feliz, muéstrame el camino,
dame voluntad, dame valor,
me duele mucho lo que será mejor
– Me volví adicto a ti, sacas lo mejor de mí,
que, ¿acaso no lo ves?, no puedo separarme de ti,
tan sólo una señal, eso es lo que debo hacer,
dime, acaso tú, ¿realmente me entiendes bien?
– ¡Mira mis ojos!, dime si te ves,
ya sé que te hago falta, ¡no me puedes perder!,
aunque me asesines, te seguiré cuidando,
hasta el día en que realmente me conozcas,
y puedas observar mis ojos muy tranquilos que,
por dentro, se desgarran por ti, ¡mira mis ojos!
– Sé que estarás en confusión, es que actúo bien bajo el telón,
seguiré cantando, pero no lograrás captarlo,
me siento roto, ¡nada importa ya!,
me muero mañana, me caso hoy,
yo no sé el camino ni hacia donde voy
– ¡Mira mis ojos!, y notarás que hay algo,
¡mira mis ojos!, no me creerás,
aunque no entiendas, es lo mejor para los dos,
porque si miras fijamente notarás lo que quiero decirte,
he pasado por donde he vivido,
no puedo soportar el peso de este ego,
tú ya sabes, yo lo sé, no soy lo que tu crees,
no es tan grave para el mundo, es horrible para la vida
– Sólo, tan sólo… mírame