Metáfora de un deseo
De repente la rama de un árbol cayó en el camino,
iba tan perdido en mis pensamientos que no lo advertí,
por poco, por muy poco me salvé esta vez.
Preocupado por mi descuido, decidí parar y revisar mi ruta.
Había recorrido un largo camino hasta ese momento,
había pasado noches y días de lluvia y otros soleados,
Disfruté de cielos estrellados y lunas mágicas.
Creo que ya me estaba acercando a la mitad del viaje,
Pero son los últimos días, en especial los dos últimos,
los que me obligan considerar cómo debo continuar.
Sucede que no traigo mapa conmigo, no se necesita uno,
No importa la ruta que elija, igual llegaré al final,
lo que importa es la ruta que elija,
a cada minuto debo escoger un camino u otro,
y creo que estoy tomando los peores senderos.
No se si éste, el que me condujo a laberinto de paisajes vacíos,
será el que ponga fin a mi aventura,
mis ojos se entristecen y se ponen fríos mis huesos,
al pensar que no podré tomar otro camino, que éste, es el último.
La rama que casi acaba con mi vida aún se estaba moviendo,
y mil recuerdos vinieron a mi cabeza,
recordé mis primeros días,
los sueños que sembré, las flores que regué,
los frutos que coseché.
Pero lo que más me turbó, fue pensar en los que ya no serán.
Hace apenas tres días lloraba de tristeza,
deseaba nunca haber iniciado este camino, pero hoy,
mientras contemplo mi vida en la dibujada en un pedazo de árbol,
me abrazo a la ilusión que pronto encuentre otra ruta,
me aferro a la esperanza, aquella puede volver locos a los fuertes,
esperando que sea mi aliada en esta jornada.
Oh, cuanto deseo seguir caminando,
Sé que han sido mis decisiones las que me tienen en este lugar,
y por eso esta vez, juro que si encuentro una nueva ruta,
no volveré a maldecir mi destino,
y tomaré el camino correcto.
PD: Hace poco más de un año odiaba la vida, contemplaba con ansias el suicidio,
Hoy me enfrento a posibilidad de morir a los 35, quiero vivir, pero tomé malas decisiones, ahora solo queda esperar.
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