Meditaciones en cuarentena
Meditaciones durante la cuarentena.
I.
En esta cuarentena,
pienso,
tenemos la oportunidad,
de ver la luz al final del túnel.
La ciudad ha callado.
Extrañamente,
ni un ladrido,
interrumpe este silencio.
Entonces,
no podemos hablar el lenguaje cotidiano.
Tal vez solo en poesía,
seamos capaces de dialogar.
II.
Estábamos tan bien,
oteando el horizonte en el planeta Martes,
ya habíamos caminado la luna,
y teníamos el teléfono en la pulsera,
como Dick Tracy,
el fantástico detective de nuestra infancia.
Cuando de pronto,
irrumpió el virus.
Busque infructuosamente una vacuna
No hay me dijeron,
solo te queda convertirte en ermitaño.
No toques a nadie.
Ni que pensar en besar,
puede ser mortal.
III.
Como no me podía convencer,
que no existiera el antídoto,
busque entre los miles de fábricas:
encontré zapatos electrónicos,
nueces sin cascara,
zapallos cuadrados para apilarlos más fácilmente,
autos que andan solos,
cohetes teledirigidos,
para matar gente,
sin moverse de la oficina,
una jirafa de cuello corto,
un ordenador,
para contar el infinito,
metralletas,
que disparan a velocidades cercanas a la de la luz,
pero nada que se parezca al antídoto que buscaba. Estaba tan ocupado el hombre,
cuando apareció el virus,
que no ha tenido tiempo,
de preparar el antídoto. Es explicable demos vuelta la página. “Mañana será otro día”.
Cosas que se pueden hacer en Cuarentena.
I
Como el hombre es el único animal,
que tropieza dos veces con la misma piedra,
propongo seguir fabricando cosas
que serán útiles cuando termine la pandemia,
por lo inútiles,
como tostadoras,
que, al lanzar el pan,
este se dé una vuelta de carnero.
Se venderán como pan caliente.
O refrigeradores musicales.
II
Más cosas que se pueden hacer en cuarentena que serán útiles cuando esta termine. Inventar las palabras que faltan en el diccionario las que se podrán ofrecer a la RAE a un precio moderado.
La libertad de elegir
I.
Cientos de escaparates
nos muestran
infinitas cosas.
Y podemos comprar
lo que queramos.
Tenemos la libertad de elegir.
El libre mercado así lo indica.
La ley de la oferta y la demanda
regula,
con matemática precisión
los precios.
II
Todo marchaba bien
Hasta que llego el virus.
Como no hay antídoto
tenemos que enfermarnos de a pocos.
Por ningún motivo
enfermarnos todos juntos.
No habría suficientes camas en los hospitales.
Ni doctores
Ni enfermeras.
Ni máquinas para respirar.
Ni lagrimas para llorar los muertos.
Ni ataúdes.
Ni carrozas.
Entonces sacaron las cuentas,
y nos obligaron a quedarnos en nuestras casas.
Cada uno para su casa.
III
Mi empresa quebró,
Pero como tenía una plata guardada,
no tengo de que preocuparme.
El único problema
es que no tendré quien riegue mi jardín.
A lo mejor me hace bien regar el césped.
La mujer que nos cocina
no podrá venir.
Podría traernos el virus
IV
Yo soy el que riego los jardines.
Solo tengo plata
cuando riego,
para comprar alimentos.
Pero,
como siempre,
tengo la libertad de elegir.
O me mata el virus.
O me muero de hambre.
V
Yo soy la mujer que cocina.
Solo tengo plata
Cuando cocino,
para comprar alimentos.
Pero,
como siempre,
tengo la libertad de elegir.
O me mata el virus.
O me muero de hambre.
Catástrofe mundial.
I.
Siempre supimos,
que para producir una catástrofe
de alcance mundial,
era necesario,
o un accidente nuclear,
o una guerra atómica.
Entonces nos cuidamos,
y descontando,
Chernóbil,
Y otros accidentes,
no hemos recibido radiaciones mayores.
Hemos acumulado bombas atómicas,
suficientes
para destruir
toda forma de vida
en un planeta como la tierra,
como lo demostraron
a “pequeña escala”,
Hiroshima y Nagasiki
Pero, dormimos tranquilos,
mientras no se encuentre otro planeta
donde ir a vivir,
nadie se atreverá.
II
Pero,
había otra rección en cadena,
tanto o más terrible que la nuclear.
Y he aquí, qué desde las profundidades de China,
surgieron seres diminutos,
invisibles al ojo humano.
Se multiplicaron
Y fueron saltando
de un continente a otro.
Penetrando en los lugares más recónditos
de la humanidad.
La muralla china de nada ha servido,
ni los escudos nucleares.
Miles se mueren,
Debemos escondernos en nuestras casas.
Huyendo del virus,
Y el mundo se paraliza.
Las fábricas se detienen.
Los trenes se detienen.
Los aviones se quedan en tierra por miles.
Solo producimos alimentos,
remedios,
y máquinas para respirar.
Es verdad que el aire está más limpio,
gracias al virus
y que nos hemos reencontrados con nuestras familias.
III
He estado pensando,
ya que tenemos científicos,
del más alto nivel,
aparatos de la más alta tecnología,
un túnel colisionador nuclear de 27 km
para adentrarnos en las entrañas misma del átomo,
y si nos pusiéramos de acuerdo
y volcáramos toda nuestra Ciencia,
en perseguir los millones de “virus desconocidos que existen”.
Y los atacáramos con todas nuestras armas.
Y reprogramáramos las fábricas de armas para matar gente,
y apuntáramos hacia los virus con la fría determinación
con que hemos estado matando gente.
Y si nos pusiéramos de acuerdo.
¡Y si nos pusiéramos de acuerdo!
Necropolítica
La necropolítica es un concepto que hace referencia al uso del poder social y político para dictar cómo algunas personas pueden vivir y cómo algunas deben morir. Ver Achille Mbembe. Necropolítica.España. Ed. Melusiva.2011.
I.
Ya que no hay antídoto,
la proliferación del virus no se puede parar.
La única forma de salvar vidas,
Es quedándose en las casas.
Tomando distancia unos de otros.
Es, permitiendo que salgan
solo los que atienden enfermos,
los que dan la luz y el agua, y
los que producen y venden alimentos
y nadie más.
II.
Pero,
esto tiende a parar la economía.
Y se descubrió que las “vidas”,
no son una variable económica.
No están consideradas en el PIB,
ni influyen en el valor de las acciones.
Sabiamente un Director de Inversiones dijo,
que “no se podía seguir parando la economía,
debemos tomar riesgos,
eso significa que va a morir gente”.
Una vez más el capitalismo se renueva,
mostrando su inagotable capacidad de mutación
y pasa del capitalismo,
al necrocapitalismo.
Nada que inventar,
desde hace mucho tiempo existe,
la necropolítica,
que determina
quien debe vivir
y quien debe morir.
La Tercera Guerra Mundial
I
La Tercera Guerra ha comenzado.
Todos los países son atacados.
No hay neutrales.
Los altos mandos
están desconcertados,
no encuentran el frente,
ni la retaguardia.
Cuando pidieron
al ministerio para la Defensa,
que nos defendiera,
sino para que está,
encontraron,
que los portaviones no servían,
tampoco los misiles,
ni las armas nucleares.
¿Y los servicios de inteligencia,
no supieron nada?
¿Y los que vigilan las fronteras,
tampoco supieron?
Y la inutilidad de las
Fuerzas Armadas para defendernos,
quedó en evidencia.
II
Se dieron cuenta,
que había que cambiarlo todo.
Se vistieron de blanco
y pintaron cruces rojas.
Y se dieron cuenta,
que en el sistema capitalista
si se defiende la vida
se paraliza la economía
y se deja de producir
recursos indispensables para vivir.
Entonces,
instalaron otro sistema
que defendía la vida a todo evento.
Todos los científicos se unieron.
Reprogramaron las fábricas de armas,
y apuntaron hacia los virus.
En tiempo récord,
encontraron vacunas y anticuerpos.
Y se reorganizaron
para que nunca más
seamos sorprendidos.
Todos salimos a las plazas
y nos dimos los abrazos
que nos debíamos.
El cielo estaba limpio
y florecieron los cerezos
porque creyeron que era primavera.
Cuando desperté,
el virus seguía matando gente.
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