Me resigno a una marea de huesos triturados de carnes fracturadas de cementerios enterrados en las entrañas de mis culpas nauseabundas como un gemir porfiado esculpiendo hiel candente hasta congelar los sentidos.Carroña que se abalanza en las alcantarillas de un poema torcido caido y molido.Los cuervos sangran en el olvido profusamente y esta alma desdentada va pariendo jirones de piel ensangrentada de culebras castigadas

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