Me doy permiso
Me doy permiso para
no estar esperando alabanzas,
manifestaciones de ternura
o la valoración de los otros.
Me permito no sufrir angustia
esperando una llamada de teléfono,
una palabra amable
o un gesto de consideración.
Me afirmo como una persona
no adicta a la angustia
Soy yo quien me valoro,
me aceptó
y me aprecio
No espero a que vengan esas consideraciones
desde el exterior
Y no espero encerrado o recluido
ni en casa,
ni en un pequeño circulo de personas
de las que depender.
Me doy permiso para
no agotarme
intentando
ser una persona excelente.
No soy perfecto,
nadie es perfecto
y la perfección es oprimente.
Me permito rechazar las ideas
que me inculcaron en la infancia
intentando que me amoldara
a los esquemas ajenos, intentando obligarme
a ser perfecto: un hombre sin fisuras,
rígidamente irreprochable.
Es decir: inhumano.
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