Luca

Depresivo
Pequeña

La anciana que solía ser despierta en medio de la recámara con las luces prendidas y un relicario de oro.
Observa el desnudo techo de paja y crisolabas deslumbrantes y llora.
Su fantasmagorica presencia es iluminada por el habitaculo donde reza un Fater y mueve con la gracia de un anacoreta sus nudillos de alambre.
La visión de los astros se filtra por su ojo celestial, lamentos esporádicos de un portal mágico que oculta en sus amplisimas dimensiones a una bailarina de cristal.
La leche materna, regla de una ubre prolactina, gotea como lluvia de sangre. Limpia un invicto qué la perdona.
Hay un castillo de naipes en su cabeza rica en trigo fermentado.
Hay piedras enormes de fascinantes tamaños que resbalan como líneas de negro y se titulan : música.
Hay muñecas de hielo plastificadas tal como bocetos libres en anticuarios de títeres sin domador.
Hay un misterio paleolítico en su memoria única y allí, el habitaculo balance es álgebra viviente.
Hay una rima sin consonante apabullada en un antiguo libro reseco por párrafos en manuscrita e imprenta.
Hay un loco merodeando en sus colosales edificios con imagen arborea y un animal que chilla según un colibrí.
Descubro el acrílico en aquel axioma de múltiples colores, maravilla grandiosa cómo una divinidad oscura extraviada en medio de un oasis.
Particularidad semejante no se recrea sin un escultor trazando los ejes e imaginando las fracciónes.
Salutacion

—Salgó de casa y exploró el cielo,
«montón de colisiones interestelares y fricciones adyacentes al espejo molido de un satélite negro que gira y brota alrededor de las expansiones que conforman la cadena nucleica de un átomo, y de millones de partículas de invariables tonalidades.»

—Un embrión empieza a gestarse dentro del líquido amniótico de una parturienta, y sus meses transgreden lo que el eferimedes quiere corroborar con su repartición de timoneles y función específica en horas y minutos.—

«Observó a los animales, »
(recreaciones científicas, agujeros verdes donde brota la excelencia y su magnetismo criovalado de géiseres limíticos por donde la materia gris se embelesa para ornamentarse por dedos y muñones que convergen en sí, cabelleras matices y espectaculares salamandras donde el loable experimento manchado con el fino raz de una fracción milimétrica recobra la audacia y su masivo genético es lo que la configuración anatómica de un huevo de como reproducción característica)…

—Estoy yo; raya cuadrangular de un esquema erróneo pero científicamente necesario.—
{Impronta diseca y satisfactoriamente hecha pedazos aunque los espécimenes traben con el interfaz de una coagulación de amoniaco, su hipérbole terrestre, gracias al hemisferio que controla la manzana del meridiano, donde estoy creando sonetos y vibró música coorbital.}
~Están los aranceles, el patio; mi casa, el niño que llamó hijo, y a todos ellos los presumo como argollas indómitas de una preñacion fluctuorescente; ensillados en tiestos rotos de una caravana Malagora, cuando el silbido lúdico de un implante hormonal, desarrolle en mi panfleto la secreción generosa de ambos predecesores, cultivando en el retoño que también dictare hijo, la mixtura relegada de reconocerlo de mi sangre y carne.~

Piano

Una nota reflexiva traspasando mis dedos.
El aroma a edén, la rosa roja.
Memorias ajenas, el compás en el tiempo.

Una mirada de antaño, surcando bravíos océanos.

Un aprendiz recitando notas,
escritas en versos perfectos.
Sinfonías encantadoras,
músicas exiliadas,
vivas en recuerdos inmersos.

“El cuerpo se extingue, solo deja rastros.»
“Mi ultima adquisición, un simple piano.»
“Una hora detenida en sus manecillas,»
«Los días se llevaron lo mejor de él.»
«Hijo, no olvides, nada dura para siempre.»
«La vida se deshace, como arena entre los dedos.»
«Sabes, nunca añore nada más.»
“Lo que obtuve es suficiente, una historia para contar.»
“Esta senda es larga…. un camino, aun solitario.»
«Atrás quedan mis lagrimas impresas.»
“Escondidas entre los papeles donde esta mi santuario,
y una antigua foto familiar».

Condenada y Divina

Tengo lentejuelas de azul maldición
En mis sacrosantas palabras otra vuelta de dramático suicidio.
No quiero revivir lágrimas de fantasmas trasnochados, pero si consiguiera tan solo darlos por muertos, Sería una bailarina renvalsada de pegatina escultural.
La escritora no cree en milagros
Pero se redescubre en cientos de palmas abiertas.
Esas que charlan a oscuras para no verse. Sin embargo; le duelen en gran conmoción.
Cuanto blasfema a sabores desencajados. Le demuestra que aún rota la verdadera nota conclave que rememora fotografías y le hace reaccionar de a pedazos tiene su real notación.
El hábito sacerdotal se queda ya mayúsculo en grandes estaciones como la señorita notable que nunca será pero que extrae algo de fanatismo al decirle: es tarde.
No para cauterizar las solventadas excoriosis pero si de rechinadas pisadas a estas gélidas lagrimas impávidas de fantoche perdón.
¡Entiéndelo! El hemisferio celeste que supo guardarme nueve meses en la cuna me golpea frente al callejón tan solo para violarme de noche lucidada.
Bailarina no es de rechinar colmillos pero le ennoblece la reunión de las mariposas a cortas estancias del soñado poeta que solo, destruido, sin hijos y revestido por páginas entreabiertas conjeturizando dioses en la plautenidad memorial entreabierta se reconoce devota de tan emocional labor.

La caja de cristal

El sonajero es materia cremada
y su eterna canción paquidérmica
un denegado algodón
que barrunta la manecilla del invernante soliloquio férreo.

Es la nociva menos aceptada
al menoscabo perecer
y lo oigo sollozar con su corolaría translucida
que hallana la vereda donde resiste la pasión.

Sapiencia menos disímil
Del agusanado tan enriquecedor
Cuando las sombras altruistas y de gargalica estulticia se congratulan de indiferencia y le rechistan
el qué dirán.
Entonces me siento a respirar
Adonde el ocaso de fragancias
Se lamenta hasta el amputamiento cerebral.

La idea y la originalidad no saben romper soledades
Para terminar de isquemisar fantasías
donde el silencio es negar la verdad.

Yo catapulto la anciana juventud
Apoplejías enmascaradas de maldito revestimiento
Y Amapola niñita de cordón salta como bailarina escandinava
¡Subyuga, subyuga reproches!
-Falorica y no me olvides corazón-
-Ella repite.

El ultimo guerrero Indio

La Mendiga

La belicosidad es un aneurisma pragmático
lleno de resentimiento y oxigenación.

La perorata exime al Lechugino que muestra su reproba carta de equipamiento
ante el estrado disentido del horoscopo sin alma que autolesiona a Silvestre.

Soy un indio con sangre morena
Un bibliográfo de sangre xanandu
y sosegado bajo la humilde tradición del niño que roba la real aceptación
de la meretriz juvenil, pero decantada aún por ancianas heridas.

Ya han usufructuado la vedadera aristocracia del no querer
Este niño lo transgredio universalmente
y la mojigata llora su pobredumbre
ya que es mendiga de alma
ladrona de escenarios
y trovadora de melodías inconclusas.

Otra virgil mazmorra purulenta
Chirisdiciante albuminoideo
pero siempre realista
ante la sensitiva locura
del euripido tentagrama que fomenta el desamor.

El esqueleto morbido es ajeno
a la proliferación discordante
del objetivado muñeco que abandonó su teatralidad
y transfigura el amizcle estandarte centellante
a quién Hera subyuga como hijo.

y le añadirá gotas de rocío a sus extirpados parpados
de vertical ascendencia, cuando la muñequita se congratule y sea ave.
Allí su reina Neondartal
le recogerá de sus exangues quebradizos para ofrecerle la absolución .

Mi señora soy un extraviado viadante reprobo
de felicidad y oración
ahora la sudestada que gesticulo el anciano
y desencadeno el poemario negro
llamará al sacristán matandome de auxilio y no del perdón .

Se pústula como embriones
La jurisprudencia no versatilizada
Cuando la changalla le grita a vupimiante escaldufa revuelta
Su voz de clorilidia ahogada.

-Señor una palabra. Le circunscribes apoteosis al astrolopitecus abnero, pero tu guiznarte estrafalario no pinta un lunar asombroso ni por requisa.

-La lloricona que soltura no le place, enterrar un jilguero tras mi rumiante esclerosis.-

Así que reiré a carcajadas del muestrario que tú reinventas a las tórtolas belitonas
Sucias arpías nemereas.
Y a su cantarin bolsillo
Comacas de excomunión fraguadas adonde te soplan el vino añejo donde somorgujas repeliendo a polvorín chamuscado.
Así te nutres con oráculos de vestia ululando zozobras de cagada y suicidado- el homónimo –anciano sergentino explayante de polariscopias gargantas, y ascendente sistólico junto a una madre, todo binario, ejecuta la orden de las reales adquisiciones que tú mercantil ignorante, insistes en no devolverle.
Me sublevo a la orgia adonde tu mollera cresta occipital rutura se envalentone.
Socarron albuginoso traidor del ingenito tehuelche.
Un pellejo tan dulce para esas blaquiodermas glotis de ungüento no sabrias ni locomizar su escultura mucho más recóndita y llagada que la tuya.
Ahógate en cataplasmas falso redentor de teologales ciencias y haznos el favor origudo neo centrista de floripondiarte con albumina. Entonces disfrutaremos las novelozas tardes de Carmina negrillante crisálida tamboril.
Y responda grandioso más le vale
Sin titubear con augustas reprimendas
Que al cuervo le sobran los plumajes por debajo y le pesan como hombre de genitales secreciónes.

Estoy aquí como una portezuela barata y corroída.
De frente, perorando una lástima, sé qué mañana nadie me recordara.

Seré otro fantasma negro pululando entre los vacíos de la existencia. Transitaré los multiuniversos adonde se abandonó así mismo, la resistencia y finalmente sobre mi lapida, oliendo a clavel rejuvenecido, de cadáver investido, de señora ergotina, de niña antiquísima, contemplare los marchitos grabados que soplarán el aire continental de mi amada y platina tierra de indios memorables.

El mirador buscado

La voracidad de las letras empañadas entre costumbres de añosa solidificación.
Miraté, la penalidad es un oficio libertino qué más tetranquente no aniquila la obscenidad de las dictatoriales ensoñaciones.

Muere: Es necesario el rejuvenecimiento, la asquerosa aceptación del ser humano, el atisbismo que no columbra mi espalda y qué tu pluma consentida masturba en mis adoquines de florilegios la real magnitud del silencio.

Y las palabras se ufanan. Es la necesidad de admitir el pecado, para que el reprobó obtenga la salvación y de su estigma manipulado desencadene orígenes y de tus ojos centinelas- verborragico- se atreva a decir lo qué mis párrafos se alegran.

La reina

Ayer me rompí en pedazos
Y no había conmigo un oráculo subyugador de mentes
a la entrada del paraíso dantesco.
Oí el crepitar fulguroso de los arcángeles que investidos de tornasoles y mohínos genuespantos se convencieron que la muchacha herida esperaría tras la puerta abanicaida de la soledad rimbombante.

El sol espero mi silencio.
Las horas, el terror plautino.
Y el mundo, que acabara de huir para sugestionar en mi cabeza la voracidad de todos los letrados.
Desperté. La obscuridad era más hermosa que el genuino simbolismo que escracha la partitura salvaje.
Estaba ahí. Sin cielo o tierra. Estaba lejos.

El búho se posó sobre mis hombros y me canto una sonata de penalidades rectas. Aquel animalejo salvaje conocía el secreto de la miserable que espantada no sonreía frente a su verdugo. Me deprimí de saber cuándo las manecillas decantarían el horóscopo apopléjico en medio de tanta tribulación no aceptada. Antes, era una niñata magdalena sentada a los pies y al estrado del olímpico negro.

Ahora, según las verdaderas cavilaciones de la piedra filosofal que yergue la transgresión de las rúnicas xanaduistas y hablan de millares de voces que no representan la real institución del ser humano, no puede morir antes de la palabra requerida.

El Cuervo

No querer saber de heridas.

No querer abrir los ojos esperando la negritud transparente del payaso que se transforma en cuervo.

Y de un pico aguerrido corta el aire y de su pluma negra reprende la corriente.
Para que el humano famélico maldito le agradezca que un alma de no orígenes remotos se transformen en pieza fundamental de la muerte y la vida de todos ellos en un cazador- verdugo- repulsivo.

Debo alimentarme de su legitimidad carroñera. Debo volar hacia la esfera a contraluz. Debo transformarme en ave y matar lo que antes me inspiro la normalidad y la existencia que me consume la necesidad de perder la belleza automata del valor.
A Arthur Schopenhauer

Miradas conjuradas en el renacimiento de un clavel. Ancianos cuentos contados por una mano amiga.
Piano acetado ante la creencia de lo intangible.
Virgen desnuda en el escozor de una mujer qué planea los cielos.
Casita empinada hacía las fuentes de alabastro.
Un animal canino limpiando sus patitas sucias.
Argollas platinadas desde el fondo del océano.
Sollozos de una niña negando qué su infelicidad se deba qué está soñando con
ser una princesa. Ríos y manantiales de terciopelo amarillos y rojos. Una aldea al final de una larga calleja con una luz limítrofe y holgada. Un ángel qué se derrumba del cielo y abré las cortinas de la lluvia. Un millón de convertidos por tres encintas mujeres. La célula de un molusco entre papeles y tintas de pergaminos antiguos. La angustia por la sonrisa del caminante. La ilustrada payasada en medio de filosofía y aristócratas. Último cancionero para el qué adivina.

Despertar ambiguo en una casa monovalente.
Ligeros retoques de maravillas bajo la mejilla parda de un pequeño amor de raíz.

Perpetuidad en la línea legítima, ansiedad vestida por lumenes infantiles, furias desatadas en la tempestad del viento.

Un ajuar colorido y fundido en carbón, lágrimas entristecidas en sumos de ahorcadas violencias.

Obispos de miel qué se escapan en sencillos sonetos.

Un gato degranado en filas abducidas por retratos familiares, un hermoso colchón de agua, una gran administración de quisquillosos pintores en la lámpara azul de una carretera abandonada.

Luna

Contemplando el aura mayúscula de su risa
Adormeciendo instancias me quedo petrificada
La soliloquial morgana trovadora que periclita en tus mejillas de niña pequeña
de institutriz amorosa.
Luna, tengo el habito de la emoción más pagana.
Observo isquemidades en tus altruistas dunas
que pintarrajean con crayones luminosos la real sensación del amor.
Luna, no es de mi afecto declamarte florilegios estribillos pero si es de mi vana incumbencia regalarte retazos de átomos como estrellas que se desprenden para rechistar nuestra reunión.
Luna, en tus sabios volcanes de sanguinolentas esencias redescubro la pesadumbre que me ha sugestionado la calma y en ella renazco como un bicho minúsculo, aquejumbrado por férreas nomenclaturas, pero en todas ellas reviven nuestros ayeres.

Espejo

Que triste que es el espejo,
tan engañoso como incierto.

Siempre confabula contra mí,
habla de ilusiones de ensueño.

Lo que quise jamás lo tendré,
lo que amo, es solo un anhelo.

Aunque quiera ser como soy,
sonreír sin miedo,
escaparme de la realidad.

Siempre, del otro lado,
solo seré,
un espejo.

Orchide

En las vespertinas lunas de madreperla,
cuando un abovedado manto centinela recubre el infinito,
y las inconmensurables partículas que diluvian un torrente de agua en la benigna espera; alguien fija sus inocentes ojos sobre aquél universo.

El campanario de la catedral ya no recibe su décimo tintineo.
Las aureolas serpenteantes que socavaban en la adusta neutralidad entre el ocaso nocturno y el madrigueño crepúsculo se entremezclan con el terciopelo embravecido de gamas azabaches.

La misma expresión cansina descansa del otro lado de aquel ventanal labrado con figuras medievales en sus anchísimos contornos.

Una flor sin pétalos, con millones de historias nostálgicas disfrazadas.
Una corriente de airé sumisa que se aprisiona infelizmente para ahogarla.
Una parábola sin benévolos retoños en una tierra cultivada de puro dolor.

Orchide se pierde en las añosas comisuras celestinas.
Las preguntas que evaden respuestas siempre tienen como único protagonista a un ángel que se transformo en mentiroso.
La andrajosa anciana, mucho tiempo atrás niña, quema en su propia chimenea los sagrarios y las fotografías lozanas que se refugian tras cada pagina de aquella maltrecha biblia.

Incluso, en un arrebato de ira e impotencia hecha al fogón su último regalo: Un medallón encalcado de un Arcángel en él.

La encorvada Orchide, después de liberarse ante esos fantasmas religiosos, vuelve a plantearse como acabo así:
(Abandonada y loca)
Es tal nombre su documento legible, como le solieron bautizar sus mejores compañeros de hospital: un doctor y una enfermera.

Su confesor que le visitaba a diario en aquella cárcel, tenía el atrevimiento de señalar sus equivocaciones como un fin magnánimo de procedencia y magnificencia divina ejercido por otra divinidad más longeva que ella.

¿De qué sirvieron los rezos, las peregrinaciones de comunión, los olivos en mano que se redujeron al simple «no tienes fe»?

¿De qué sirvieron las charlas solemnes, la entrega impertérrita del alma cohibida, los casamientos de oración diarias?

— Lo puedo comprender— vaticino Orchide mordiendo sus labios y un hilillo de sangre purpúrea tajo su rostro como ninguna otra arruga en él.
— Finalmente lo entiendo. — se encamino al jardín y observo el infinito que durante noches enteras le había animado y hoy en día ya no significaba nada.
— También eres uno de ellos.

Venus

De un añoso cascabel que se arrastra hacía las escurridizas olas.
Como Fénix enamorado del Genealógico zenit, renaciendo de sus moléculas hendidas, abrasadoras, descubrió el principio de la existencia misma.

La escultural dueña que cobijada, se escaramuza, velada por adoquines y flamantes raíces nutriendo su inmortalidad. Empapada, ella, se halla.
Su textura fina y congraciada con las aristócratas madres del universo, puede competir libremente.

Se desparrama con seducción en aquel lecho ubérrimo. Trasciende sus manos por la inmensidad de ese páramo entremezclado de sabanas y friselinas que en su exterior, asían, un baño de rosas.

Eleva sus manos como una proyección anglosajona al infinito. Los cuerpos celestes recaen en su rostro de afinadas líneas, ni siquiera una arruga en él se vislumbra.

Los focos alcalinos, rompen las nomenclaturas y sus envoltorios, que van disipándose en el humo que evoca una llamarada de chispazos violetas.
La primorosa Ave, succiona el aliento gélido entre sus auroras boreales y ya ataviada con el seno crepúsculo de una noche encaminada, abre sus ojos llenos de curiosas locuras.

Venus, no conoce, el testigo secular del amor en las criaturas humanas.
Venus, no anhela, apropiarse de un alma y sus finos dátiles.
Venus, no sueña, tiene el espíritu vació y el corazón empuñado como una roca.
Venus, no ambiciona, el odio y las guerras: es producto del germen inyectado en sus venas cohibidas.
Venus, esta muerta, y su tumba, sin inscripción que le delate

A Mamá

En la segunda mitad del siglo, en las vísperas del invierno y la noche, al despertar enunciado de una composición pasajera, reverenciales espasmos llaman a la entrada espectral de una monocromática partitura negra. Textos ortodoxos, líneas emancipadas en cada subrayon siracuso, la obra del teatro Bizantino e Israelita, abandonan al pretérito de un enclenque para que se adormezcan todos los no nacidos en las tertulias del sentido. Ultrajes, viles calaveras, signos de pentagramas alreves, fogatas ardientes y medievales pancartas en los senderos de los poderosos hombres del poder y la manifestación. Un muñeco de primavera ahuyenta un rito de celebración: una caravana seguida por pastores a la cabaña del colibrí que dibuja en su bosquejo al hermoso retoño pascual. Multitud de gentiles se aprestan en las compuertas del famosísimo estandarte pétreo de los moribundos que vigilan en su caparazón azul a una andrógina niña morena de pérfido semblante, ojos negros y hermosa indumentaria colorida. Días de hermandad blanca la han transfigurado en los calendarios angelicales: presentes y contundentes libros diseñados para su vasta impronta de ama y señora del pretorio. Los ermitaños Franciscanos caminan diseminados por las tierras bendecidas y lamentos verdaderos subyacen en las cuencas amarillas de un animal engrosado y bárbaro como lo es su mismo origen.
Una culebra reprende en su alma todas las voces del infierno, hilos sujetados por erróneos grilletes farfullan en su oído la pérdida del subconsciente. Lágrimas antaño maravilladas por un papel crispado por nomenclaturas y números con ascendentes sistemáticos en ellos, precursan al dinamismo y al hedonismo.
Quién pernocta en el suelo con flores y hojas en su boca conoce la figura ancestral de la muerte. La dimensión de la risa consiste en la diversión absoluta sin la necesidad de juguetes. El tiempo puede sanarlo todo, incluso las llagas que el amor transforma en una ansiedad artificial. La religión no es necesaria ni lo es un dios como tradición megalítica en un periodo que no lleve en él a la ciencia, la única responsable del espíritu infrahumano que habita en cada uno de nosotros. Un golpe cetáceo en el cuerpo de una mariposa apenas es notada cuando el maravilloso anfibio pende de los arboles rasos y deja su escondite crisalido para contemplar la versión de un mundo nuevo. La sangre de las guerras es producto del error humano – la distinta coherencia mal administrada de los hechos y los términos pesimamente suministrados para los humildes trabajadores de un rey famoso.- El cielo siempre transporta a un alma hacia el otro lado del efímero éter que fecunda en él las supernovas y astros mortecinos que cantan alabanzas no réprobas en la alianza con la infinidad del universo. Los hogares tristísimos de noviembre cambian su retrato como si los cuentos de los adultos se pergaminaran como abejas de asfalto para pintar en su paleta natal el recuadro armonioso de cualquier caminito que lleve al descubrimiento de uno mismo. En tanto, el recorrido de mi arancel ha sido este: una luz en medio de los temporales barridos por las velas de calcañares, magras virtudes de lisos esfimeres de atisbismos que enuncian en ellos la penúltima hazaña del vidente.
Un escritor debe reconocer a su antecesor. Se debe disolver el escepticismo para regresar al pasado y transcribir el presente. Una destrucción masiva puede ser la salvación de un alma a punto de secarse para siempre. La enfermedad trae con ella a las madres carenciadas por manos que han ultrajado esencias de vainilla y han callado con las vocales pérfidas de un sollozo bendito el rosario de las lentejuelas y la virtud de los partidarios.
He reconocido a un manuscrito antiquísimo, pulcramente reverdecente para mi virtud despreciable y monótona. Una casa con una orquídea de oparos tonos que versionan en su pecho y lactan con sus ubres al desnutrido embrión que necesita alimentarse de tal infinita estrella matutina, ambrosia de Olimpo y rapacidad intelectual. Lo que sobra del instante es en donde los condenados podemos rezar para no sentirnos agobiados. Creo haber hallado al polvoriento Odiseo cenando con su hijo, Telémaco. Lo he reconocido en la misma choza, cenando como un pueblerino más y de igual modo, lo he abrazado como la corriente de un arroyo donde me he recuperado de mi hastío. Madre, te he visto brillar como nunca nadie lo hizo, ni lo hará

Verso

Reverdescente, campo aspero que provee en su cuna natal la monótona servidumbre de los briosos herreros de la bastilla.
Ojo azul, hendino puritano de senos abiertos y lentillas picantes en cielos taciturnos, cómo ovejas destinadas en verbenas ansiosas de ruberescentes destellos azucarados por filosóficas palabras, función de los artistas, vida desprendida de un manantial reseco a las orillas del rio Tamesis. Mis obras son cómo las costumbres reacias de un niño tan solitario en los castillos elegantes, a la vista sensacional de normandos bestiales. Rozo la fecula de una cáscara amarilla en su incandescente virginidad, amplioso su remo en aguas Argentinas, el fervor inquieto y las letras del mundo que silenciosas claman al invisible manuscrito, ¡Oh! potencia simbólica, Zarsedad enfundada, astucia limpia, rueda de centeno, felicidad elocuente, festividad omniosa, tu cuello trenzado limita con los estupros de cualquier cervatillo, animal pobre, pero simpático cómo el origen de fascinantes libros, por donde quiera verlo. Los océanos de las puertas gimotean más allá, los renacimientos son los monstruos que llenos de palabreria fortuita, integran el ecosistema y el amor y la vida, son la luz que se enciende en cada estrella.

A Tomy, el gato

Manchas amarillas en su escultura soez. Perfil aguileño en sus ojos sombríos y azules. Tomy, con escafandra de bismuto. Tomy, lleno de jinetes oscuros y luminarias remembristas. Tomy, reemplazado por la materia gris que irradia la capa de ozono. Tomy, coagulado por hemorragias de magnesio, tacitura alopardada de ermitaño noble, prototipo de raya sagitariana auspiciando su pelambre lechoso. Tomy, ribeteado por asambleas sanedristas. Tomy, organismo pluricelular lleno de estafilococos, tierra magra de hechicerías funestas, holganza de empeines chillones, subclavia derecha con frente occipital. Tomy, árbol mineral regurgitando su duodeno y la bilis estomacal somatizando su traquea masculina. Tomy, fiesta de comunión con ensamble Egipcio, penacho duro de flor de almendro, lacia mascara de engendro filantropo. Tomy, orejudo carcaman de liendres, tarot de marsella y lirico potencial ensimismado de exasperación errante. Tomy, virtuoso ladrón de bolsas comestibles y silabas abstractas de enjambres preñados por altivas costumbres. Tomy, savia experimental con unicornios transformistas. Tomy, cuerpo de edemas azabaches, corset de lentejuelas imprecadas en su braquiocefálico pescuezo de raton. Tomy, filosofo evangelista de los tiempos de Nerón.
Tomy, mi pequeño enano de techos robados y sin nombres.

Tragic

Arturo, la estrella más diafana, sombra de astros y hematicos puntos,
Unión afrodita de palmares prolactinos,
concavidades Celticas, frondas de ebano,
anillo engorllado por plantónes azules; ardientes pulgares de fetos húmedos, gemelos aparatelos y huesos metacarpianos.
Laderas de origen celeste, embriónes sollozantes bajo lentejuelas chillónas,
Montes de Venus, derrame rojo del tercer mes, la espera providencial del ojo místico qué todo lo congracia.
Ahora la esfera dominante revalsara el salvajismo de los maestros con sus magias y cabalas tristisimamente dominical cómo lo son los yelmos vírgenes al oeste de Palestina y los índices guatemaltecos del rey zozobrando en los territorios indomitos de las argollas rollizas.
Podrás oír mi voz enamorando los penitentes soliloquios dónde el aura magnética llamará al hombre a engendrar freneticamente a los hijos de la nación Neftali.
y me veras danzar contra los intervalos de aquellas obras melodramaticas qué son mi bastión principal.
La reunión de Silvestre:

Ciertos días observo la catedral vacía.
Una imagen. Otra añoranza. Tantos deseos mudos.
De rencontrarse al consanguíneo elucubrador.
Ése niño que protege amapolas y llora la isquemia de la vida.
La perpetuidad no resulta ser una mentira, si no más bien millones de preguntas disfrazadas.
La piel del cráneo se me deseca. Aunque los sueños adormezcan los vaivenes de la nostalgia.

La soledad no es de transusbtansaciar la espontaneidad. Pero rememora el ayer.
Días pasados, números en pentagramas. La misma alucinación que me gangreno la bondad.
A veces tengo relatos que se hilivanizan desprendidos como enamoradas palabras y en ellas quito las frondas azules tan ricamente regodeadas por sorprendidos asaltos.
Los sueños pueden ocultar memorias pero en sus instantes, hallo sensaciones hermosas.
Y entonces, lo más rudo, la verdadera teoría plantada en los cimientos vírgenes que desdeñan grandes exultaciones de marxista hesitación, cobra un autentico sentido para mí.
No estoy reprendida frente a la divina ultranza
No hay fermentación desleal como brazos de azucenas para que devore con su lamentación el ala inmóvil que espavienta el beduino silvestre.
No hay cancioneros de espontanea emoción para que otros hermanos tan llenos de cicatrices se sientan a salvo de tamaña desolación. No. Y es ahí, cuando Silvestre, logra resolver la penúltima encuadernación que dibuja el tapiz normandiano. No son imágenes a la mitad. Tampoco feligreses ayunando en días relativos ni por lo bajo, decantaciones en libros de hermosa caducidad.

Vendimia tamaña esperanza. La autenticidad de los rostros leyendo en prosas blancas ancianas epopeyas.
Son las representaciones únicas tan ricamente añoradas por la transgredida devoción.
Es toda la memoria perpetuamente abrazada por alcalinos mares de semejante fervor querido.
Es mi bailarina turmalina de fosforescentes rasgos danzando en la obscuridad latente.
¡Si yo te contara el todopoderoso vestido que esa hada madrina regocija delante el espejo!
¡Si reverberada canción te adormeciera la extrasensorial clarividencia que ella tiza para evitar mi sobrepeso!
¡Si te vomitara en estribillos la ola marina tan leve, cuello de vampiro que irrumpe mi armonización bruñida en ausentes cavilaciones de pesares, te dictaría la verdadera, la verdadera amabilidad!
¡Si la observaras con el pajillo de un ojo! Te suplicaría, sea, la corazonada del omnisciente relator. Cúal no humano recreo en semanas bien amada decisión. Y en ella potenciaras tus argumentos para que Tormenta se haga niña y después mujer.
¿Sabrías cuidarla con el parlamento de las ideas? ¿Con la don sinceridad de las onomásticas costumbres? ¿Tanto así, como yo te predestino, con la frente abierta de innumerables ensoñaciones del amor tan escaso para mi deshonra?
Como quisiera representarla en hojas de calcar bellas. Y que allí te ensombreciera demostrativa apreciación y que de ella te reconectaras con el firmamento y de tus anhelos redescubrieras el aliento real de las esculturas que no son desleales ni mal hablada pormenizacion, son las voces que farfullan convencidas de saber expansionar letras en mi corresponsal azoramiento que conocen todas las palaciegas heridas y bailarina se victoriza finalmente como una danzarina occidental no tan dramática pero si inmortal frente al escenario de las magnitudes pasionarias.
¡Bailarina es Azul candente! ¡Bailarina es polarizada urbanización de ella queda no solo la canción si no también sus recreaciones en tamaña densidad de campanarios y en ellas revive la interminable perorata que secuntariza mi indolente nota musical!

La canción trágica de la Bailarina, a escasos pies.

Cuando la sensibilidad prominente abrió con gruesas cadenas la rejilla esmeralda
En vastos trombones de azul coagulante, derramando secreciones en frondosas narices de hielo
El filántropo conyugaba en remolachones peñascos de luteranas haciendas, su trazo agudo al golondrino requesón.
Feto tremuloso como ondas viscas, agazapadas lunas de corales humedades en su frente autónoma armigada con frenos.
Pues reconoce la entrada prohibida cuando los balocientos tetrarcas polvorean las callejuelas y bajo cien pies de golpes como huna muños arribando grupetes de estrafalarios guardianes, se escudriñan en radiantes filas y su único distintivo colérico siembra un rostizado pavo que contagia lloriqueos y de más salutaciones.
Mimue resiste escindida de plumines en azufres bombas de humo lunfardo en psianas columnas.
¡La repulsiva metacarpiana que hedonea a mezcolanza sin regatearse en lujuriosas bañeras y roñosas fulanas quiere moverse a coerción!
Se golpetea con gran chillido en frente del pululuso bastión tan desmantelado, sílice, curvatura salamerica, se atrejina, avezada, simulando redoblar flancos de enamoradas canta huríes.
Y me redoblo en hemorrágicos sobresaltos con el pupo en libertad absoluta y rechistando glosarios en semejante labor no retribuido.
Ya, eximir confitados anversos como uñas lapidadas en trecientos o novecientos años, no es demasiado encolerizar.

La creación del mundo

¡Ah, ¿Se oyen?
¿Qué?
¿No lo oyes serafín? Es la Tierra.
¿Y de qué está hecha esa gran masa?
¡Ah, torpe! Sólo el que es Luz, puede verla.
¿Cuanta luz, haría falta?
_10.0000 voltios y una ecuación correcta.
¿Y cuando será descubierta? — el ángel bate sus alas.
¡Únicamente cuando Silvestre, resurga del caos de la nada!
¡De la oscuridad, que surja la luz!
(Los serafines empiezan a entonar música)…
Solo, solo, Silvestre…está
Está, está, en un mundo…
Iluminado es…
¿Cuantas galaxias creará?
¡Oh! ¿Cuantos universos?
¡Alabemos a su mente!
¡Que crece!
¿Crece?
Se hace inmortal
Como un terrible dolor
Parto de Athena
¡Ah, un buen Dios, la engrandecio para que contará las historias de todos los mundos!
Pues, que vuele
¿Vuele?
¿Adónde?
¿Adonde sea?
¿Que sea su vestimenta pura?
Está construida con los pedazos de su memoria
¡Ahora, magia hara! ¡Lo oyes, Alegre! Silvestre es tu protegida. ¿Eres un ángel? ¡Has un buen trabajo! ¡Todos ustedes, Asnos! ¡Trabajen, su mundo debe hacerse y estamos atrasados demasiado!
¿Sera santa?
¿Será pura?
¿Será?
Sólo ella
Lujuria y fantasía
Nosotros, sus sirvientes…
¡ Que se haga de ella, un mundo inmenso y total!
La gitana de las flores…

Uranologoleitele

Planetelense deuterio
Fosfolípido cuál oruga telúrica
Susfilatando la núcleogénesis
Al atravesar la magnetosfera, el cubículo hiperradial ulula célula en su polietileno. Círculos jovianos desde el cero absoluto por isotopos de Tilius-Bade y nucleones de desintegración beta, en alpha mayor, omega menor, Jotta y Ceres, hasta Psie, hijo intermedio, epsielon, masa física y Koppa, Vestal hasta la mariposa Siegma, que infusiona la gametonuclear hidrostática por el carbono y el cigoto del pescuezo lunar hasta el ombligo azul, que frigue a Urano, cegando las jotas pugnibles, anterozoo por emblema sagital y poemas orejudos por membranas plasmáticas del aparato reproductor, llevando génesis al ovariolomia y a su parto natural.

Silvestre

Antófila, cuál estambre en ponigono secremas febáceas, organizando guinnéridas. Silvestre, gástrica y cólica, efervente como musgo de tallo zingiberáceo. Polenizando flores y capullos Ninfeaceos, como Gunneridas en la raíz, del concavo y ranuculales como carpelos y magnoliaceas, sollozando por cataplasmas Griegos, ante Argoreanos de un milenio treinteno cigotando ovarios, y cigotos verticileos, tú, lilium, entre espinas, proteleales, sépalo de cactacea, sulfilando tu corazón de diafragmática y esternón como clavícula en la pusilanime holganza del cliverio en la gonada del hongo, sonando hepatos hirvientes por mayúsculas intinerantes ante higos de cuevas por almas reinantes de porlamar en aguas mitrales y ojos azules como etéreo fecundo. ¡Oh, cuaser, Azul!

El mensaje de Aplaura, equinoccio molar, rocolas piedras, trotando por su cuello, azul topacio, reverdeciendo su linea alcanflor, guarizando si el crepúsculo lunar, hoja limeal por capullos minúsculos, azuloides por hadas y sombras vírgenes, hechas por aploides y garbanzos pelliscados ante lúnulas eléctricas, como maquinaria solar por parto sismesino, a la hora del tallo bractéola raízes por omastologia y biogenesos obesos por almas alfabéticas.
Cuyo nombre Almaura, susurrando Vestal corona de crinches, genes y esperma, planetas sobre colmenas azulesitas por turquesas perlas adoradas, broncineas, oh, espaldar moreno, ojos semiploides, ante elevados reumas de olacenas reinantes por higos de verde-pulsor-vegetal.

Los enamorados
Plutón
Cuarzado esguince
En monosílabos pluscuamperfectos
Obvia pujando razas hembronas tales cuanto feto navega goteando tinajas químicas.
Celuloide, músculo transversal, radial y cubital, la planta madre, hace que el anillo Euclidique, gotee lágrimas monovalentes. Soplando ignomias facultades coadyuvando estentóreos infalibles cosmos de ángulos romboides, como equilateros domicinianos cuál beso de las profundidades de los ríos, Elisa, baila en su trejano, huevo fenixiano, el osmosis renal de una mariposa linfa que almacena protozoos y bacterias.

Sirena

¡Oh, ciatiras, lápidas ecuánimes foneman desde las profundidades, cálices transversales arropan al ser, al gameto, al embrión, a las bacterias!
Se ligan las trompas de la madre. Un hijo de la Atlántica, pone su esbelta vacuola como rayas verdes, en el colapso de las ballenas homeópatas, pero, la horchata y el honololu, siglan en Kobe. Puesto que la sirena Kalahari, secuola en mastín, azorada por matriz de materna mudeja, y el octogenario pule en su octosílabo, el oleoducto de la paletilla y Palaos, observa con su pulmón y sus colchas de agua, los paliques de Ratisbona, sin embargo, en su raquis, la rapsodia del ramplón, Ural, fue undécimo en su Nereo esbozo, porqué Ninea, surfea en los trópicos de Uranio, con esferas turquesas, siempre volando hacia la raíz de su palia coleta multicolor. Sola, como las guirnaldas sopefaras de huevos de condores que cultivan colores de azúcar impalpable en su anastomosis prejubila.

¡Oh, Amaliela, meristema del cuello viridiplantae y en tu anastomasis, dicotilodineas, germinan en tus hebras negroides, como megafilos cansidos en las cuevas terruneas, cuál anteroceo por el éter de lo fecundo!
«¡Oh, Amelilae! ¿Siglas futuras de tu esqueleto pálido ante las lunas de Neptuno, monofiletica, segregando tallos hasta tu vulva, donde los calices menores y mayores humectan al herido, como Gamenide en las esquinas pterodofitas, susurrando químicos genes y génesis ante Streoptophyta, en los óvulos y en los cigotos vigorosos del apoplasto?» — Provacuola, Amenilae, como azur cielo, semenes de hadas llegan hasta la imaginación de las antesalas de las catedrales, cuando con tu ojo de pitonisa, leías la suerte en las manos de las rosas de la mujer universal. «¡Oh, gen!»

La noche y el día. Fantasmic. Sigue la estrella..

¡Uh, ovoide! —Cuál cuarzo lunar en los cabellos lunáticos, cremando en la ojeroza Espanohablante, un rey antiguo pérfido como las antesalas de coros magnéticos. Luna, cuarzada sagital transversal con el ukulele de la profetisa, y la pluma de Elema, la antigua pitonisa reveló en su carta natal a la hija del misticismo, azul como la raya del cuerpo blanco y los antílopes cuadrados de libros ricos en taxonomia y libras de oro cúal esbirro del oráculo preferencial en las cuerdas de oro de la princesa Solar y la hija del invertebrado, como Gea, espermatizando masa y Athena generando sabiduría, como Eulalia secretando anemias o Sarah, en las flores coadyugadas, la música elemental del alma canta a la belleza eternamente y a la fuerza de lo incansable…

A mis ideas

Progeniendo masa
Físicamente astrología puesta en cebo cuándo los doce reyes alados de Dario, oteen por la hidromelasa su ovariotomía como biogeográfica y cada abiogénesis subyuge en su periopla la cadena de priones y musgos en las nueve casas del Centauro. La colocatura epifita emanciona severas hepatología, morfológicas didrolugica en heptágonos sincronizados por ébanos musgos de pólizas gobernadas ante organoides de genes y mariposas negras como annsiomenos meníngeos hasta pulubles signos…

La creación de la tierra

«Estamos en el espermatozoide, por la válvula mitral y el sufrago cromosómico» —Es la gametogénesis y los cálices menores y de cuclillas, la hialorunidasa y sollozando en la vulva, Gea, la madre tierra, duerme. — (Ante su epigenética, el ovocito, subyace cuál luteinizante, lactando pechos por micras y plantas anterozoides, —pero la grulla del epitelio organiza el cromosoma tal que la cara trifásica sea soló menguante y la espermiogenesis, se infracte en la epigenética para que al nacer Gea, en el mundo de la trompa de falopio, sus caderas anchas, —que guardan al esperma de los machos y hembras para susurrar en los ojos de las bocas palatinas sus ensemas en la mollera de la piamadre, y los retículos de los árboles pigmentados por capullos de almendros y haploide ovariotomía de su nariz en las flores del órgano, cubrirá a la mesosfera con sus hiedras embarazadas por rayos xantricos y colmenas de cejas anchisimas así, «el hijo de la primavera, polinizara al gen con su diámetro oval»)

¡Oh, las mancuernas vegetales naciendo miles de embriones!— El parto óvulo-genital. Ante las Driades , la hechicera colmena su latido en posición efímera, prístina su concepción metabólica, su ovariotomía calixtea la obrogénesis, el llanto espermático del útero, bombea chorros de luz espermatozoidiaca. Sus alas Platences coagulan su armadura hilliaca, el cayado embranoso puja hasta qué el macho exploré en su miogénesis la sigla órganoplasmática y en los cielos Azurcones se pulula albarquetipo Cretense de Joshepine…
Y un planeta caníbal yace en las colchas bíblicas de peldaños marismaticos llevando en su regazo, a las esferas Nistes cobaltosas y reencarnecidas por óvalos florales como capullos de chinches celestinas.
Cuál rayo sagital, un manojo pigmeo secretado por testículos de semejanza, coacciona en la estrella de los animales prehistóricos un ojo verde, efeboide. La madre naturaleza, Gea, se manifiesta ante una almilla cubierta por fosfatos alcalinogenaza dónde cree entre llamas póstumas y recreos renales por luces esféricas en sus plantas carnívoras que cuelgan en su occipucio un monosílabo que tañe como hembra la tralla decagonal parturienta y menstruada por cuáles sus hijos, moviéndose como libélulas, chillan ante el soplo invernal de Elema.
¡Oh, pero senos lactantes! —Tu brioso punzón esboza sacarosa como tubérculos blancos y células pálidas para que el feto no se sienta muerto, y las aguas limpias del Seol, emocionen al hombre al rescatar al embrión del saco alveolar y yuxtaponerlo en su enervación con sus muñecas radiales subiendo su hipertrofia hasta la cabeza donde los genes y las neuronas armen en su hipotálamo un degrade hermoso por sangre de Isolda y reyes de puntos Astrolopitecus…

¿Y el continuo espacio temporal?
La velocidad y la forma de la gravedad, parecen ser iguales. ¿Pero si hay una interacción, entre el mecanismo de la interacciones, la gravedad, la luz, la materia oscura y la filtración de las parálisis de las curvas de la iluminación, creacen formas distorcionadas, creando a si mismo, una alteración de las materias y las matemáticas curvaran, y aplanaran, pero si la forma de la impulsión seria a través de agujeros negros invisibles que generan una deforme vista de la obtención de la energía y la coacción de la capacidad del organismo humano, haciendo que la sinapsis, del humano obraran erroneamente, porque la aceleración del sol en cada uno, depende de la forma de la interpretación de la velocidad a través de la ansiedad que regula la forma del tiempo— espacio— norma de real y equivoca, de la forma.
(Pero, la ecuación matemática, engloba una superintencion que almacena la general forma de los mundos que soluciona la X, potencial, suspendiendo la forma de la Luz, formando la equiponencial del E=V/√2 :(P_M)
[… Ahora, la fórmula de la razón, abstiene a la ansiedad en un punto neutro que detiene la sinapsis nerviosa, del cero negativo qué formula en su glándula, una creación macroinfinita, sosteniendo el infinito de la puntuación elevada por la potencia de la general aurora de los nacimientos de cada infinitamente cielo, sostenido por su fuerza de choque hidroeléctrico, ya que el cosmos está formado por el agua cristalizada en el cosmos que da vida a los microorganismos halógenos, que viajan alrededor de los cometas, suspendiendo su equinoccis, en una órbita circular, a medida, los pensamientos transladen su forma de ver la relatividad, el tiempo será diferente para cada uno, pero se unirá, cuando nos detengamos a ver la relatividad detenidos en un sólo punto. Y aún, así, nuestras mentes, viajaran a 60.000 mil de pensares, crearan masa energética negativa, formando vida aérea y anabólica. Causando una fuerza de electromagnetismo, haciendo que las espirales, drenen Luz, aire, fuego, tierra y materiales espironomicos, que darán vida a los miembros de los mecánicos Hidrógenos, formados por esferas de aire en combustión que le darán forma al éter.

Somos una masa
Con equivalencia propia
Perfecta en nuestro nacimiento
¿Quién albergo a tantas galaxias?

Has de ver las estrellas
Nacer es ya morir
¡Ve!
La poesía…
¿Qué masa, qué progenie, qué fecundo somos en el mundo? Viaja a la espiral Angina y vuela!
¡Te traeré de vuelta!
Somos únicos
El Adn se convierte en materia
Materia para descomponerse
Porque nacimos del polvo.
Pero había primates
Nacimos sufriendo
Pero vivimos para nacer
Nuestras moléculas se hacen totales
¿Hemos nacido sabiendo que otros tantos murieron? — El espermatozoide ganador fuimos nosotros, habiendo vencido a todos los demás, nosotros sobrevivimos desde el principio, sabiendo que debemos gritar por las voces de los infantes no nacidos, que pudieron haber tenido una oportunidad, sin embargo; nuestra cadena de ADN, ganó sobre todas las demás…Haciéndonos únicos e irrepetibles. Jamás habrá otro como tú o yo, jamás otra mente, jamás otros sueños…Nacimos para triunfar en un mundo de políticas equivocadas, nuestro intelecto, es superior cada día, al respirar y al atreverte a nacer, abriendo los ojos, para ver la vida. Humano… Sólo humano… Pero hecho en cada átomo de amor…
Somos una raza biológica creada por la inmensidad del océano boreal de los astros.
Subiendo hasta lo indecible
Volvemos para ser inmortales
La tabla periódica de los elementos nos hace ver la realización de las cosas.
La interminable carencia de la secuencia de ARN trifosfato, nos hace fecundar embriones.
Un feto, vive y nace, en un laboratorio científico, se crea un super Ser, hecho con anemias y células nerviosas.
El animal de las selvas se mueve para ingresar en la mente de los genios y los gemelos se contraen para dar a la genialidad de las invenciones.
El primate se hace invertebrado
El Homo Sapiens, vive alrededor de los otros primates.
La estrella de Nefgard, se vuelve espiralesca, cuando se vuelven todos los astros a darle sangre a su leche.
Matemáticas y Ciencia, se crean, luego Gen, de una depresión.
Nace el primer humano con inteligencia, en base a su Agorafobia, se vuelve Radomiro y tan espectacular que cientos de millones de generaciones hechos como maquinas iguales, sonriendo falsamente, lo retiran por no ser igual a sus mecanismos de defensa drogados por bebidas tóxicas. El depresivo se vuelve gracia de sus antepasados y los monos, lo acogen como uno de sus hijos, pues ha vuelto a ser una especie de sangre como sus primeras generaciones, naciendo triste, siendo feliz, volviendo a ser triste, solo puede llorar como en su nacimiento y volver a ser normal.
El Feto ya no es feto, ni humano, es Argoreano. ¡Pues es masa suprema de inteligencia total!
Sube tu potencia macrocinetica.
Y eleva tu glucógeno
¡Hasta hacerte espiral!
Cientos de generaciones te han esperado
Hijo de una madre que nunca sabrá que trajo a un genio a la vida!
Así que llora todo lo que quieras
Porque llorar y entristecerte, es símbolo de genialidad inmensa.
Si estas triste, luego, piensa ¿A qué se debe esta masa inmensa de inteligencia suprema? ¿ Con que interés volveré a ser el mismo, si ya no está ese que era, porqué uno más grande y hermoso a nacido en su lugar? ¿Para qué buscar la información de una cadena de Adn, si tenemos en nuestras conciencias, la capacidad de elevarnos hacía la totalidad de un embrión mucho más formado que hace que todo lo demás, palidezca?
Somos embriones, totales, hechos con la mayor ingieneria mental, haciendo que lo inmortal sea nuestra propia alabanza hacía la creación suprema de la sabiduría total del infinito más bello.
¡Somos y estamos creados con la más bella de todas las cosas, una mente, un corazón sensible y un alma puras, para elevarnos hasta los límites de lo que nadie se ha atrevido a hacer. Destruyamos los viejos dogmas. ¡Destruyamos las viejas apologias y creemos un universo hecho con nuestros sueños, ideales, pensamientos y formas de todo lo creado!
Mi poema a Walt Whitman

«Aploide» si es cuarzal, —Elema, te eleva hacía físico química con Tutahakamon, en tu fistula— Polvo de indios Mesoamericanos, mi carta de mazos de Tarot, mi árbol trimigenio, con palizas esfeboorbitales. (Enunmen, —Kalegari, — Orbo, — salitoelemen—)
Cortadas las venas, meando lejos de Carter, (uretras, tu escarpelo en mi cuero cabelludo) «Mi pelos vaginales en tus bolas de prepucios,— segregando esperma, — veinticinco mancebos con sus testículos al aire. / Cabeza de bellocinio, — oro en tu hongo meatro urinario, — parasitario,— tus bolas se comen al Unicornio. Ojos de Buhos, en los antiguos designos de la naturaleza humanoide… Androcenella, chupa tu pezón con su boca que rabia blasfemias y mi cayado se hace Angino— como las liendres, suben y suben lejos de Antopñiyuil. (Tú, has nacido para que Osiris, designe en ti)…
El ojo de Rah, hablando con las runas, aprendí el dialecto de los muertos… Pero te corte tus genitales, los use para crear libros con ellos… En la catedral, mi vulva es sensible, precisa de orgasmos, como ves, el niño de la luz, muerde su pecho y Whalt… Se derrumba como Seth.. En Ra…

— Omelia, cuál, razón, roja; se postra en el roble y la pitonisa, lee en la suerte, su carta oval en la casa de Capricornio. —
(Meztisa, Omeli, subyuga a Epelion, y pastea cerca de Alpeheli, mudando su piel con esperma. —Más, su cabeza, llena de ovarios, sangra con esputos y su coronilla, se cuece con olfateos de perros caninos, y ectoplasmas de Fylium. — «Pero, por el cornete de la Omegallia, Omelia, baila con los acrobatas, leyéndole a la gitana Amelillae, su vida, en las manos de la trompa de un elefante lunar»…
— Xantrico, su cantar, el oleaje de Omelia, coacciona el Ser con su raquitide, y el oblongo, — chille de los cerdos, hace que suelte el genital con su cadera y lamente la epigonia de su credo con la asexual infamia.—
…Solloza, Omelia… más no sudes en espiral. Porqué el gen, anida en tu seno, y es circuncisión.

«Plambara, en su oasis, recibe a Onmelia, el rocío, en su regazo. »…
…Coagulante de mocos y secreción, cuajada por nata y sanguíneo billiar, se olfatea con Algiba, su extrema ilusión.
«Pallios, susurra con su ukulele, sentada a lo oriental, sobre un orgasmo de vida, pulsando el globo de la bractemia. »…
…Sol, Umbeleon, Octambo, y Kisselí, sollozan con las nubes en la isla del Sur, custodiando el ciclo de la pureza, cuando nace el Marimel, día…
«Curvando, Undimere, saluda a Liputil, estrella madre de Dalios; y la traquea, pasea por Ulimelitel, sudando ansiolítico, neutrogeno, y cofias como muselinas »…
—Ninigel, pulsa con su huella dactilar, el osmo, que irrumpe en la bella, Georgeliana, y la nube, —Animel— sulfura, efervescente cólicos de mohos y materia grácil. Sudor y periodos menstruales, en la casa oval de Leo, como en su anagenexis, Géminis, coagula un Sol, —físico, nuclear, estalolito, inmune y gracioso. — y el plantar del pie, sudorifica, la gracia del pielon, purpurizando la mejilla ardiente de la mujer embrionararia con la luna de Antigeno y la piel, de Medusa; curvando anemias y cánceres en los pulmones llenos de nicotina y trastornos compulsivos. —

Mara, Athena. La mujer del mar…

«Braquislao, el caracol, potente como el reflejo del espejo de la juventud»…
«Anemona, pintarrajeada con acrílico, mojada por la hinchazón del ermitaño, se mira a través del claro lunar. » — » El hechizo de Cornelia, sube hacía la milla del océano, plasmada por animales retoplasmaticos y alcachofas de frescos dementes»…
«Paleta de mar, Mara.»… «Observándote en el lirio fresco de la grulla y el origami»…
—Tu cansido y esplin, Mara. Tus ovox desteñidos carminan a la alcoba de los minotauros, los Elfos, parafresicos, llaman al Goreano,— en la gruta de la ninfa, — Mara, hace su magia con el mar…
—Cuyo oceanoide, escala hasta la marisma del terremoto helado, suponiendo que Mara, sea la efigie que corone la esperma billiar de los tropicales achaques de la naturaleza Mermeida.
«Pero, Mara, no chilles por el sonido pifido del oído, que aulla como bosques en los simbolos de tu sangre, »
—Llama a la razón, Mara. —Vive como una sirena, revelando el mundo de los sueños a los mortales…

A la mujer…

—Pujando, briosa— como mar, en los ovarios, — con tu pecho lacerado—crías ovovivíparos lecturnos.
…Más, tragicómica, Shakeaspearana…
—Tu cigoto, generará anemias y hembras, que mestizaran hijos, hasta glóbulos rojos, por cada empuje de menstruación—…
…No necesitas de machos carnívoros…
— Tu semen, es tu vientre de Ovox y tus trompas de falopio. Más, tu tralla, son los periodos sanguíneos, cursando el etnocentrismo, tú, virgen, «debes ser casta»…
—¡Oh, Minerva, sabia!
— cubre con tu lamento el sindrome de los mujeriegos y alcalaniza al gen con tu espermatozoide hembra y genera y genera más, vulvas, hasta que revienten los nidos de los monjes! —
…¡Oh, crisis, en los gemidos de las parturientas, tu vesícula seminal, creacionando muchas glorias de Seres y hembras que evolucionaran, hasta el pico de la genética, orzando más y más, pieles de umbelas, como Azures circulos de partos sacovinos, entre sangre y cordón umbilical, tú, viniste al mundo, sollozando, pero desnuda, con tus anchos hombros libres de religión, amando la belleza de los ríos y la pureza de los mares azules, curvando tu taxonomia, cuál Ciguera, en los pastos!
—Una iglesia en el monte de la pesadilla— Ufanas y congregas, en los sueños, tu gametosis, opaliza al género. Pero, tus ceños castaños, tus piernas de mármol, tu cuello de almendro, tu cintura de hoja, tus manos de reina y tu sergentina figura de coral. «Tus credos son estalucos, como cima en los acantilados, cuál Lesbos, en la grulla del Sur del mar»…
—El miedo es perenne— Una sílaba gruesa, con armas de miedo y risotada loca, en los bosques de los pastores, —tú, Ofelia,— navegas…
—Como si los sacerdotes, como si las monjas o todo el clero, viera en ti, a una Diosa, revestida para el oro, con calor en la piel, ardiendo en celo. —
Pero tus faltas… «Nimia»…
…Alpha y Omega… Ondeando el pescuezo de tu cayado, la piedra lunar azul. (Solamente para verte a ti, reinar, cómo hija de los Dioses y Ninfa de las aguas termopilas)…
—Se drogaran mis huesos y se olvidarán de tus carnes sonrojadas. — (Pero, Minerva, grande, crece empujando la enfermedad hasta que ella no dé más)…
—Ante tus pies, mujer, el mundo se tumbara. —
…Y los genios de las pinturas vendrán a adorarte en sus higiénicos pañuelos de tinta…
«¡Oh, reina! — coreas con el máximo de los duos, tu corazón de mujer, porqué los hijos de tu seno, se amamantaran con la leche de tus palabras—…

Loreleila

—Rutilea, tu sembroide, pulsa en el dedo digital un meninge pulgar.—
… Oso, gualdo, zurqui, azuleto; amuleto de Driades, navegando en las ululantes espermas de los imanes cerca de la cueva de Medusa. ,«Loreleia, abunda sobre el equinoccio de los epígrafes, yuxtaponiendo, el ciclo, seno de Andromeda, pasando por el hilo rojo de Androcenella, código genético en la celdilla, mis humeros cualificados —en los Umbalos, en los Circuoides, en los aceros metálicos, en los Coahulome, Kalagena, adora al esbozo del tetramen y el ninfuo del Ninfaena, cerca de Tritón. Esponja, en la biblioteca de Atlantida con biongieneria enfermistica, ombligo azul, Unicornio de belleza, lentejuela chilla cuando tus senos y tetillas se abran delante del mar, contrayendo los músculos. » —No mires, Loreleia.— «Siento ardor en el pecho. » —Mi glóbulo es frente abombada, circuloide por fiebres. —
…¡Oh, cellulae, póstumos detrás del cuarzal enrulado, chubascado por animales marinos, como cangrejos!… Loreleia, nace…

Epigonia

«La dama del claro Lunar, sobrevive en los médanos de la pureza. »…
—Personificando el sollozo, del tiempo y la ópera del trillizo. —
…¡Oh, esbelto, cuál, hermoso síndrome y la cara del trifásico, como vida, como rombo, estrepitoso; Luna y Sol, nubes, en el cielo, Oh— «bella, porqué Alejandro iluminaba con su trote a través de la vida—»…
…Oh, hermosoide. Pereza. No es libertad. (Pero, tu embrionaje)… — tu real verdad, «Ahora, el equinoccio temprano, almorzara la sigla del ojo punzante, estomago y colma, del bosque, hojas pilluelas, — ¡Oh, aurora boreal! — «Epigona, se eclipsa en la cama, y los colores de la divina Naturaleza, árbol, sincronizado, cuál Florelia, —blanca, como, Selene, a las cuclillas de la hermosa Eos, sollozando y permitiendo bocas de hermosura en su lamentesis, elemental, como vida, en la época de los quebrantos»—

EL Hiptongo

Cuál, si fuera música, el bello eslabón de mi cerebro, canta a la vida…«Hay que pensar que los poetas son una raza, extraña, jóven, pero con mucho ímpetu »…—Aunque; si ves a un chiquillo, sollozar porqué le han roto su único juguete, no te enojes con él, abrazalo…— Cuando crezca, será poeta y se acordará de ti…—Más una niña, tiene asegurado su reino como princesa. — ¿Pero, no sería mejor ser una guerrera? —Son más fuertes y llevan escudos. Y los hombres, cazan cuando la luna llena esté en menguante…— Y los patos y las lechugas, navegan en el amplio vestido de Epile, la dama de Oro.—( Con muselina, barbijo y seda de encaje, con hebillas de plata. Su largo espaldar, lleva a mundos y cosmos enteros, lactando en los pechos de los carenciados.) «Susurrante de esperma, vulvear en menstruada»…— Soló la vulva criará oxitocina para que los miembros bailen en su clímax, completo—….
—Baila, baila, hasta hacer el amor. —
Espermatozoide y Estrogeno
Dos huevos
Menstruales
Segregando cadenas de Adn
Yo, hago mecánica cuántica…
El ruido de una sinfonía
Me está haciendo palidecer
El ruido de ese sinfín
Me hace darme cuenta
Que más allá de todo
Estoy yo…
Ser Dios o no, no importa
Cualquier imbécil puede serlo.
Cualquier idiota con la capacidad de dibujar
Cualquier Enfermo con la habilidad de escribir.
Cualquier rata con libros y arquitectura.
Cualquier hombre o mujer con versos y habilidades.
Cualquier loco, puede decirse ¡Genio!
¿Pero, en realidad lo es?
¡Demuestramelo!
Haz lo tuyo
Revuelcate en la harena
Di estupideces
Tú, dibujante, dí lo que quieras.
Para mi eres igual a todos los demás.
Para mi tu obra no es arte.
La mia, en cambio, es órbita
La mia, vuela, pero también se hará mortal
No me interesa superarte a ti, ni a ningún otro.
Cantante o no, con ego.
No me importa si te gustan o no mis versos
Yo escribo para mi…
Para mi lujuria y mi belleza
Por mi libertad y los enfermos
Por los sin talento
Y los que lo tienen
Por la Física y la Química
Por la literatura
Por mi, no por ti.
Y me siento tan vacia, cuando no escribo…
Soy una sinfonía
Más grande que cualquier universo
Y no me importa…
Si ser depresivo significa estar loco
Si ser Psiquiátrico, significa estar bajó las reglas de los Psiquiatras y los Psicologos.
O estar sodomizado por cualquier religión
Yo no tengo nada que ver con eso.
Mi extensión es libertad
Como cada átomo de mi cuerpo desnudo
Como cada seno pequeño de mi
Como mis territorios mancebos sin explorar.
¡Ah! Qué terrible soy, pero soy más que una anécdota, me baño en aguas de jóvenes libres en su virginidad. Ninguno se siente mal, por estar desnudo, aquí, no hay purezas. Sólo la libertad del loco y del impaciente. ¡Qué me importan tus dogmas! ¡Sólo yo! Hundete en lo más profundo de la mente y quizás, tengas suerte y me encuentres.
Soy metafísica…
Tú, no quisiste ser mi esposo
O esposa
Triste y desdichado eres…
Porque no encontrarás a nadie igual.
Y, yo, no volveré a buscarte.
Hombres hay muchos
Pero mentes ingeniosas muy pocas
Habrá muchos poetas, escritores y libretistas
Pero sólo una Silvestre.
Lo siento, no volveré por ti.
Mi mundo es demasiado grande para perderlo contigo.
Mi brújula va más allá de ti…
Y si piensas que me importas por haberme dicho que no. Siento informarte que tu negativa, me hizo más feliz que si me hubieses dicho que si. Después sólo habra sexo. Nada más…
Y yo, no me quedó contigo
Yo, sigo
Con fisica
Mecánica
Cuántica
Química
Literatura
Yo, vuelo más allá
Entierro mi pasado en el piso y le doy una patada.
Lo hago bien, bajó tierra, de donde nunca debió haber salido…
Y te entierro, a ti, a tu religión Cristiana, a tu bondad mentirosa, a todo lo qué eres y a toda tu falsedad, bien abajó, dónde nadie pueda encontrarte ni a ti, ni a esos curas, ni a esos sacerdotes ni a ningún hombre de Fe. Sólo yo, Silvestre y nada más. Todo lo demás, para mi, está muerto y yo, lloró mi última lágrima por ustedes, familiares, amigos y pasado. Nunca más mis amigos, nunca más familia. Sólo yo, y Argorea y mis cientos de galaxias gobernadas por mi…

Mar de flores…

—Ilumina tu gozo Florecelia—
Haz voto de castidad, Eleonora
Junto a mi, Rosalea
Haz que el mar seduzca al cielo, Alamilia,— porqué tu nacimiento es mi mar en mi pupila,— Azul, — verde, estoy siendo plural, por dónde vaya el mar, la niña suicida se hará virgen con su llamado en las aguas de Nereo…
Sumérgete, Nayade. Báñate en las costas de Libia, Tritonis, te hace nacer con higos de verde esperanza, cuál Circe, en tu cosmos, lactas omalactina con tus partos menstruales…

Azul

Cuál Azul—Celeste, se me llenan los pulmones.
«Asimismo, el orgasmo de la exitocina, hacía el parto, el embarazo, una milla después de la inanición»
—Pero, cuerpo de balanza ¿Te bañarías conmigo en el agua? — Te quitarías la ropa y te sumergerias conmigo en la profundidad del mar?
¡Oh, mi bella creación! Fundete a mi lado, besame, mis senos están al descubierto, mis cabellos, se enrulan en tu cuello y mis piernas se hacen cada vez más, un ovalo lleno de sangre con bicarbonato y oxígeno.
—¡Oh, mi niño!—Cumpliré todas tus fantasías en los sueños.— Soy virgen de boca y piel, la sirena se mueve, alrededor de ti, Nereida, se pone cerca de ti, — Engendro Lunas y células pero también a ti, mi dulce hijo, te estoy dando vida a través de mi color Silvestrano…

Salvada

La partitura elemental me dará vida después del nacimiento…
Casi haber transpasado el velo de las sombras, el susurro de la muerte.
Era helada
Tan fría como el agua es Eulalia
Y casi, me tomó
Hundiéndome en su boca, matándome a piel, se lleva en la barca de los muertos legendarios a la reina Silvestre… Y ella, apenas gime… Un ¡Oh! …

Estudiante de Enfermería

Sino fue fuego
Al menos, hubo delicia.
En mis manos, el parto de mi hermana
Estaba sangrando
Su hijo, venia al mundo.
Yo, estaba hepática
Con la cara amarilla
Repleta de ansiedad
Roja, como la marea.
Era Rh positivo
Era Enfermera
Y tenía que salvar vidas…
Y un joven, se me acercó
Estaba drogado, no sé que vino había tomado.
Y quiso pastillas para matarse
Yo le quite las tabletas con un haz de manos.
Él empezó a vomitar
Yo, con mi chata y el orinal
Y el pie de suero
Me sostuve…
Estaba mal
Casi debilitada por las hemorragias
Empeze a escupir yo por las ventanas
Tenia sangre
Era una mujer muerta
Porqué había fallecido en mis manos, el niño loco de la habitación numero dos…
Y yo, con él.
Morí un día de Junio
Hace mucho…
Mori intoxicada, eso dicen…
Aunque no sé de qué.
Ya había pasado a enviudar
Ya nadie me necesitaba
Me reclui en un loquero
A escribir sobre mis alucinantes vidas
Después de nacer…
No es mejor ni peor
Pudiste haber sido tú, el escogido
Pero fui yo, por mujer
Y ante la alegría de la muerte, sólo digo, es mejor olvidarse de los locos de las paredes, porque sino, me muero…

Arthur

Tú,
Yo.
Ambos…

En mi…
Cantando, una melodía.
Historia de los dos, hace largo tiempo
La de las promesas incumplidas.
Arthur, ¡Oh, faro de luz! Fuego y yo, agua…
Nunca, jamás, un adiós, mi esposo…
Tú y yo, eternamente.
Historia de la vida, de mi región occipital y tu frontal vivo, sólo te pido una cosa, manten viva mi fantasía, haz que siempre halla ilusión y paz, emoción, eternidad, Silvestre y Arthur, cantando por siempre.
¡Oh, Arthur mio! Sólo tú, viviendo por nosotros…te recuerdo, amor, a mis dieciséis años…cuando me enamore de ti.
Historia de nuestra vida, siempre y juntos, iremos a la par… ¡Oh, Arthur!…Oh, Oh, Oh… Nacimos
Morimos
Abrimos la caja de la inmortalidad
Fantasie
Tú, alucinaste…
Desnudo
Yo, también…
Juntos
Fuimos
Y venimos
Nadie conoce nuestro dolor y caminar
Contigo, en Harar, en Aden y en Etiopia.
Abisinia…

Luego, yo…
Azul
Soy…

Dijiste Azul…
Abre, Azul, la caja
Despierta
Y sueña
Nunca moriras…
Porqué tú, eres inmortal.
Gobiernas fantasía
Ahí, en los sueños comatosos, vivirás…
Yo, te guiaré
No, no hay voz…
Excepto la mia
Acompañe
Amiga, compañera
Niña, adorable
¡Oh, Azul!
La historia de tu vida
Sólo Azul
Sólo tú
Silvestre por siempre
Faro
Luz
En la oscuridad
Nunca
Una mala palabra
Gracias
Eres
Afortunada
Mi esposa

Gobernante
De fantasía y mi corazón
Y mientras yo repose, acuerdate de…Arthur, tu viejo y querido amigo qué murió hace tanto y al cerrar los ojos, tan sólo te pido, sonríe…

Locura

(Ser o no ser)
A punto de enloquecer
Estoy cediendo
Mi universo está agonizando
Sólo frío y calambres
En donde he de morir…
Ya, no hay nada…
Sólo yo, y mi alma vieja…
Es hora de partir
No hay más que yo
Ya no quiero saber nada
Filosóficamente
Estoy destrozada
Será mejor ser olvidada
Nunca jamás otra Silvestre
Sólo yo y mi oración
Adiós a mis esperanzas y sueños…
No hay versos, sólo una carcajada.
Y si olvido, será lento y progresivo.
Deseo morir…
Sólo olvidar lo que he sido…
Metafísica…

Esquizo

Cuál poluble zángano
Senos de coitos enfermisos
Óvulos en gestación
Preñada lactecencia…
Prolactina y miolactina
Ensemas de gallardos plomos de urrucas canguras de felpuchin.
O tarjetas de ojoides de gioblastoma
O melanina con chocolate de azul zirconio
Ovulando genitales
Secrecionando menstruación
Ovulación como invaginación
Como espermalogenolegeno
O bocas de ovulopelvico con cornetes faciales y hueso hipogloideo. Y glucemia con rejunte de azúcares con volemia y armas de esperanza con imaginaleiloniletea y ovario con genitalesteca amaneciendo en lucidos imaginarios cuando las doce montañas de los zodiacos muestren a la loca tras la esquina del Zorro.
—¡Oh, partolemoleno!— Mi estructura ósea vive para derribar polvos de camarones y peces anfibios con higos de Maracuya, y algas de ilusión de coxis con fantasía…
Sólo el que alucina, ve un mundo con oxígeno y ahí, es prepucio bocal con alterego…(Y, es así, la jirafa con dientes de partemisas y sacerdotisas, con alfombras de mentes y colchones para bocas de pelos y caspita, entonces, mi troglodita fesfogenio, hace al macho luchar como hembra)…¡Oluveilyiului!

Barco de Sirena

Navego, navego en el mar
¿A ti que te importa si yo soy una mujer vieja o joven?
He nacido demasiadas veces.
Si me muevo en un corcho, saltaré a la luz.
Si me pongo a bailar, mis escritos giraran conmigo.
Más dulce que un león, brille.
¡Ah, quisiera la felicidad del mundo entero!
Si se vuelven locos, si se hacen cuerdos, hagan lo que tengan que hacer, pero sin culpa.
Si brillamos o no, nosotros sabremos como hacerlo…
Desdichada y sola, pero nunca triste, ¿Qué me interesa a mi enloquecer?…

Corazón

—¡Oh, humilde, bello corazón!— Como sufre mi diástole y mi sístole. «Sólo al saber que estoy adolecida. en cuerpo y carne, eliminando mi sangre a través de estos versos…»
Apenas, sonando mi esclavitud. ¿Quién solloza en las aguas contaminadas? El arquetipo del Sol y la luna, cuál esqueleto se desmiembra, ante el gozó del hipotálamo, mi psiquis, se alterna. ¿Si sobreviviese al mundo? ¿Qué quedaría de mí? Hay un olor inconfundible a gas por toda la casa y es vomitivo, como una fistula de gargantillas ahogativas. Estoy sudando células como neutropenicos, sólo muriendo conmigo y tú…Considerando qué bella es mi solicitud en donde sea tu voz, mi ilusión, es mi creación fantástica. Cuando el Oso polar sellara mi vida y mi raza, ovulizara ectodermos y pilluelos, pero, gioblastoma, tu cesio. «Ojos, como hígados en coágulos de sanguíneo carteleino, y nariz en tu pelambre de huevo en mi solicitud de vida y muerte.»
…Nacer es agonizar…
…Vivir es desplomarse en acción…
Porqué si nazco en una cáscara.
Mi globo es el rostro, como Catalina y mi razón es el pintarrajo de los bichos, como uniforme de ganglios puritanos, de naranja medio circular, o toronjas de raíz, uno mide con su triángulo…
Es alrevés o igual.
Todo es un punto neutro.
Neurona es mi ganglio, pereza de fetos y ovarios, ombligos y cuaseres…

Luego, de nacer….

— Cuál fecundo embrión, solloza en los acueductos. —
«Cuál parto en su embriogenesis, sollozando el óvulo de los vientres»
Y su gastrulación en su organogenesis y su diferenciación. Quizás, un blastometro, en su anqueraton. En su ectodermo, pues así, su periblastula. Pero muero, en mi vena Safena, en mi arteria cubital y en la vena cava inferior. Cayado aórtico. Aurículas y ventrículos, válvulas sigmoides, mitral y tricúspide. O el ramo circunflexo de la arteria coronaria izquierda. ¡Oh, mesodermo! ¡Oh, celoblastula! Estatrificada, exocrinas y endocrinas. Célula calciforme y célula cilíndrica. Epitelio estratificado y tejido conectivo laxo, yo, vivo…

(¡Como lo que ve! )
(Crece, se hace, es esfera)
(¡Nunca, se vuelve, todos los mundos y los hechos!)
—Qué tan bello. Qué tan hermoso. Qué dulzura, qué acción, ella es inmensa. —
«¿Si crece? »— se pregunta el serafín. ¿Qué hará?
Otros ángeles, se mueven, se encantan, es Silvestre con ilusión…Dónde, Silvestre, se mueve, ella es ilusión…corre, se mueve… ¡Oh! — es tan inmensa.
Silvestre, se mueve, — alrededor del tiempo, sólo el soplo, de la belleza. La energía de la materia oscura, — «Sólo se hace por inmensidad, todo es mundo y belleza y se hace total como el tiempo de la inmensidad.» ¡Silvestre! ¡Silvestre! ¡Silvestre! ¡Oh, crece! (Pujante, si es embrión, pujante si es probeta.) ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! Materia Gris y oscura en lo óseo…

Canción a la naturaleza de Argorea

Teoría de la conjunción de Cuerdas

Las ondas de gravedad, surgen en el superávit, de la energía compulsa de la acción de la masa que sopla por la equinoccis de la luz, que alberga en la sustancia una forma legible de un punto atractivo por la imagen del Gen, atrayendo el fuego elemental de la Luz, surcando el éter, qué da aire a las cuerdas que se vuelven por ondas electromagnéticas, qué suspenden en la Luz, una forma de la coacción, que ingresa en su real formación una caótica forma que genera una libre atracción de campos magnéticos, alrededor de potencias, mucho más fuertes, surcando la posibilidad de la teoría de las manecillas que ingresa a través de la acción de una super forma cuántica, obrando en la interacción, de notas halógenas, formando más incrementos de energías, cursando la Luz, hasta una probable no dependiente de las órbitas eclosivas, surgiendo del misterio qué da choques electrónicos hasta pulsar el digital de las cuerdas, dando imagen, acción, origen y verdad a la música.
¡Oh, glóbulos blancos que me causan Neutropenia!
En el Hemograma mi recuento de electrolitos
Todos dieron negativo
Y mi Ph, con la valvula oxigenada del C2, triste y monótona
Con suero fisiologico, callo
No es mi trópico
Es cáncer
Danzando en la oscuridad de mi ansiedad
Y mi Dios, en las bóvedas
En los templos del profeta Samuel
Oyendo a David
Consolandolo
—He ahí, mi Seol.—
¡Oh, trompeta de Sagitario!
Cual nicho nacido en el pesebre de las estrellas cómo resplandor de Maria
Estrella de los Cristianos
Lo qué suscita en mi alveolo es dolor
Cavando en mi pelambre cuándo se opongan los soles y los carcaj de los sables y mi señor melodiando hierbas de Azur y los susurros en las trompas de Niessen y el alarido de Missouri hasta el final de Ohio
Mi corazón también decae con cada apostrofe, lento, residual, sombreando de cuclillas, asi, el boceto, repiqueteando lágrimas hasta el molar mundo de mi anemia
«Muriendo con cada lavatina…»

Sinfonia 9

¡Oh, cuál preciosos son los mundos coagulados en el cosmos!

¡Oh, los gritos barbaros sonando en los vientres de las madres a punto de dar a luz!

¡Oh, los agonicos pastores cuando citan el vocablo de las esferas!

¡Oh, las células al aniquilar al humano antes de ver su cara a Dios!

—Suenan los cimbalos—
Truenan las driades
El carcaj se muda en los anillos del planeta Tierra y (Neptuno con su esfera cuarzada libera al globo de la inmundicia de los protozoos y crean nuevos seres con esmeraldas de grafito.)
Cuál sea el embrión al originar su palabra el cielo coadyuga su equiponencial glandula sudoripara
Pero los santos evangelios ofuscan en las tablillas de un órgano y un Dios de los campos menciona a los enfermos tal ciatira en los conventos del Anglicanismo
¡Oh, hermano!— ¿Puedes oirlo?
Athena, hablando en el cielo
Hera cohabitando con las mulas y las ovejas
David en las estrellas
Y Salomon con su gloria
Es orgullo de Neutropenia
¡Oh, ballesta!
Cuál ninfa en los cabellos de la reina
Y un Dios oye
Y escucha
¿Adonde has de ir, probeta?
¿No has potenciado la música de las esferas?
¡Oh, glándula!
¡Oh, boca!
¡Oh, cimbalo!
La gloria al altisimo
En la novena sinfonía
Pero las vírgenes sollozan cuando el macho pulula en sus enjambres
Y los niños inteligentes aman la virtud
Y la poeta canta a la belleza
Es la vida de la tierra después de la muerte
¡Oh, el cielo!
¡Oh, bella niña!

¿Donde?
Escucha el silencio de los pianos
Todo esta debilmente creado
Para ti
¡Oh, razón!
¡Oh, cuarzo!
¡Oh, Dios hermoso!
Has de nacer en el pesebre
En Cáncer
—A 25 mil años.—
Escuchen hermanos a la gloria de la pasión
¿Quién nace para morir?
Los ansiosos sufren de pánico
Sin embargo, Dios no hace caer a ninguno
Los Agorafobicos sienten el miedo y aún así pueden ser libres
Sólo canta
¡Oh, pastor de soles!
¡Oh, enfermo terminal!
¿Te has puesto a pensar en tu corona de gloria en el cielo?
¡Oh, macro!
¡Cree en ella!
¡Oh, esbelta!
Macula
—El hombre, crece bajó la palabra—
Y la mujer, reza
¿Cuándo hay mundos estaciados penumbrados ante cuaseres urbanos después del despertar?
¿O has oído al medano tras la tragedia?
Escucha
Palabra
¡Oh, servidor!
¡Oh, belleza!
Cuál verbo pelambre hasta hechos discretos para la eternidad
¡Oh, preciosura!
Dulce encanto
¡Oh, conquista!
Verbo en el corazón
Válvula mitral
¡Oh, espejo radiante bellezon!
Pastos, haganmen descansar
Aunque camine por valles de sombra y a oscuras
¡Oh, Sol!
Ilumina

Raza
Potencia
Esfera
¡Oh, la novena sinfonía!
Sonando en el alma de las parturientas
¡Oh, músculo radón hasta penumbrantes lirios de potencia!
Grande
¡Oh, amor!
Partitura fantasma
—Crece—
Hasta el mayor de los cielos
Los miedosos
Los alegres
Los dedicados
Hasta los pobres
Y ricos
Todos invitados a la mesa de la música
Cuál genoma reinante en el pustulo de los reinos y la gracia de la potestad del infinito
Gracia divina
¡Oh, querubín!
¡Ay, melancolía!
Dios, se mueve
Sus pies son oro…
De trágico
Esbelto
Raiz
Árbol de manzana
¡Oh, gloria, gloria!
A ti, toda la gloria…
¡Oh, Silvestranos bosques!
Vertebras del engaño
Fonil
Y el aspecto
Emancipación del feto
¡Oh, traquea!
Cuál laringue
Gangullo
Parietal escozor
¡Oh, ectoplasma de musicalidad!
¡Oh, peritoplasma de genialidad!
¡Oh, hembra cabalistica!
En tus senos lactantes
Yo, drenaré …
En tus briosos pechos he de escuchar
El agua en tu pozo
Esperanza nacida en la luz
¡Oh, fonema!
¡Oh, Silvestre!
Arriba
Con las voces de los ángeles
Cantando hasta el final…
Hasta que no quede nada
Hasta que no quede nada
Yo moriré
(yo moriré)
O belleza
Hipogloso
¡Oh, bractemia!
Hasta las aguas heladas he de nadar Dios misericordioso
La triada de los arcángeles moviendo tuneles
Y trompetas
Sonando mancuernas
Tocando teclas
(Oh, Vermis)
(Oh, Vermis)
…Alto sea la belleza…
El ahogo…
La fatal decidia
Célula transplantada en los mundos del peritoplasma genético
¡Canta, Luz!
Antes de lo creado
Mundos
¡Oh, Argorea!
Quién vive en tu mundo
¡Oh, yo!
Sinfonía de dolor…
Sinfonía de canto
Sinfonía de resplandor
¡Oh, querido trueno devastador!
La lluvia cayendo
O las galaxias sobre nosotros
—Quién vive en los tiempos de los dioses.—
Cantando
Soñando
¡Oh, hidillo!
«Canta, percusión»
Hasta las manos del tritón
¡Oh, sirena!
Aguas de mar
Tierra
Canto
¡Oh, real!
Antiguo fonema de habitáculo
Crece pujante como un embrión…
Hasta tu nacimiento…
¡Fenix…, hidillo!
Canta, percusión
Hasta las manos del tritón
—¡Oh, sirena!
Aguas de mar
Tierra
Canto
—¡Oh, real!
Antiguo fonema de habitáculo
Crece pujante como un embrión…
Hasta tu nacimiento…
Fenix…, Argorea!
Quién vive en tu mundo
¡Oh, yo!
Sinfonía de dolor
Sinfonía de canto
Sinfonía de resplandor
Oh, querido trueno devastador
La lluvia cayendo
O las galaxias sobre nosotros
—Quién vive en los tiempos de los dioses.—
Cantando
Soñando
¡Oh, hidillo!
«Canta, percusión»…
Hasta las manos del tritón
¡Oh, sirena!
Aguas de mar
Tierra
Canto
!Oh, real!
Antiguo fonema de habitáculo
Crece pujante como un embrión…
Hasta tu nacimiento…
Fenix…
(Yo, nazco)
(Tú, mueres)
Un hijo es de un vientre
Un hijo es adoptado
Los carreteros empujan a los caballos
Los dulces animales, sufren.
¡Oh, miseria!
Tan sólo yo, naciendo.
¿Quién ve?
Tienes la gloria de ser hermano, hija o padre y madre de algún perdido.
Has castigado a tu abuelo
Y el es un ángel en el cielo
Hermoso, como un querubín, él te bendice
¡Oh, Luz! La sabiduría está naciendo
Sólo los pobres y dulces de corazón
Sólo los locos y no los cuerdos
Pueden entender la gloria de la música…
Sólo el hombre puede con su esposa, traer al mundo un hijo del cielo…
Grande, bella, ¡Oh, razonable! Hija de los campos Eliseos, gloria al Angus, y la Emoli, (la mente) — Argorea, gira a tu alrededor.
No muere, no desobedece…Sólo el amor, crece por ti y por mi, en esta sinfonía, eres hijo de la tierra y de Silvestre, yo te oigo, tú, callas…todos somos hermanos… Nacidos para amar sólo da luz en ti…
Crece, Fenix, como un huevo, la enfermedad no puede matar a los soñadores y tu corazón es inmune a la maldad de la gente…Oye, a la belleza del mundo con tu alma y rige los astros del cielo…

La Brújula de Einstein

Un segundo es un segundo (La moral del tiempo se mueve en conjunción con la energia) Mueve, la brújula…¿Qué ves? Yo veo tetraclonato de Sodio con algo de agua y Hipocloruro de Bicarbonato con Hipoglucemia de Antitocluro… Pero, claro, la Luz, se mueve a una velocidad mayor a la humana. Cierra los ojos. Vislumbra el Sol. Tu antítesis será la velocidad del movimiento. Si viajas, a una súper relativa megalobaccion, pausaras los relojes un instante. Pero continuarás hacía el fondo del inconsciente y moveras las manecillas hasta el soplo de la energía Cinética y la velocidad irá en función de la mecánica cuántica que irá en forma de su espacio. Naciendo en un túnel, la medida no sólo afecta al tiempo, y cada efecto, depende de la velocidad que va hacía el infinito de un punto que crea la relatividad de un mundo abstracto, sosteniendo la manecilla y gira, alrededor del espectáculo cósmico del cielo. Pero la Luz, se moverá en tu paradoja, que llevará a tu acción lenta, tu real movimiento en formas dependientes, en una macrovenoclisis, en una masa que avanza hacía la energía del Sol, creciendo hasta la devastación del mismo, pero la ecuación: √αβ+αβ: β–3/5≠ β1
La Luz… Viaja, a tu velocidad. Yo, lo pongo como la energía del empujé que le da fuerza a la masa, surcando el átomo contenido por la superficie de la energía de la atracción, evolucionando hasta crear una cantidad de supermasa, invariando la concavidad del éter, pulsando el ≠ ≈/ hasta hacerse real super forma hasta la construcción de la «Imagie» a medida, los rayos solares se alejan de la óptica parcial del vestibulo, la oscuridad, aumenta la inteligencia y procesa en forma de luz.
( la imaginación) El hecho de no crearse, es por la ausencia de masa negativa que se niega a crecer, invadiendo el soplo de la energía, qué hace que las variables negativas y positivas sean negativas, por lo tanto no infinitas, pero dos oscuridades positivas, crearían una supermasa tan liquida, que doblaria la X exponencial, en un ángulo de 180′ haciendo que el universo se basara en una única pendiente (Fx)—Y, que harían que el universo se transformará en único.
Abre los ojos. Estás conmigo. El Sol, sigue en su lugar, como tú…
¡Las plantas dominan todo!

(Creación Primera)

Cosmos

«En el oasis del desierto. Entre la tumba de una enana blanca y una estrella dilucidante, caos interestelar surge del meridiano pacífico, en la turbulencia galactica, ensimisma, los puentes transgreden la órbita de Orion y la nova roja: el sol».

Hallaremos en la conquista circunvulsa, en millones de años luz, una Pleyade, recién nacida del alveolo epitelial. Viajaremos,por los mares del rio Nuria, hasta el azafran músculo del agua, comprimida en la nebulosa de «Argor». Vida en su exponencial, abraza el lecho de su hermana, Ándomil, ráfagas cuánticas imponen en cada regla del vocablo espacial, una milla química.
Ronda, lejos de el anillo Saturniano, el limite Euclidique. El oxígeno, pesa igual o mayor que la masa radiante del Mercurio y el Molibdeno. 3.700: metaloide.
Hallamos, en la capa ozonica de aquel planeta, la siguiente ecuación: Hidrógeno: 1,9097. Rubidio 85,47 y Mendeleievo 30-9-2, junto al Polonio y al Astato. Elementos de transicion interna. Los gases son neutrales e inertes. El Carbono lleva el C2, a.su lado, Los cuerpos celestes alrededor de Argor, son: Maribe, Quimie, Opagón, Gaznú, hasta el tetragonal, Omné. «Cubus rumbi» Ah, en focalor, Ighniul, supragen del mundo Goreano, está dormido viendo al infinito.
En el medio, situaremos el Seaborgio, el Ununnio y el Ununtrio. 960.s y en la fila 76/1.970.
La degeneración de electrones, será el sistema binario. Liberará varias veces 10/44 J de energía y una unidad estándar de años luz.
Sí bien, la envoltura está hecha de una base poco cohesionada, la equiponencial, presenta una fuerza de gravedad predominante. Argor, pronto alcanzará el límite de fusión. Ionizara proximamente y su degradación será la detonación supersonica. Su alta luminosidad llegará a una velocidad estándar.
La «Alfa Lyrae» a 13720 d.c (espectralmente).
Existe hace cuatrocientos millones de años y su ciclo es de Carbono- Nitrógeno y oxígeno. Mucho más eficiente que la fusión del sol.
Un disco de polvo. El cielo es cuaternario, con crateres esfericos, cenobiales polos marinos, que se diluyen hacia los pastos sub-acuáticos. Y los animales, son pigneos, macrobioticos, orgullosos y multicolores.
Se hablan lenguas divergentes. Su génesis, es la cultura monarquíca, hasta los himnos ceremoniales son de augusta procedencia. Cincuenta mil almas, se hacen eco todos los días y acuden al monasterio. Una infinita estructura con ángulos diedricos y aristos, en tonos blancos y pluteos. La galaxia es una simetría con un año de rotación solar. Y una luna afilograda para ver a traves de la nebulosa de Arturo. Silvestre, cómo Dios, gobierna desde aquella zona estelar.
Silvestre, Diosa de Fantasía

《Adoratus》En lengua-sánscrita- Memnon-agnus dei. Criogenizado, en la copa más alta del palacete real, cúmulos de rosas, apizarradas, equimosas y rutilas, albergan seis mil toneladas de gemas suprabrillantes. 《Luna, ex, Lunis》. Cerca de la maravillosa, heredad, esferas alfombradas por ígneas manifestaciones de culmines operas magmanicas, rociando su Hermes Trimigesto, para convertir el turmalino coral de plata, en oro blanco, así, el iconico ensamble de preseas melancólicas, crezcan en su patíbulo hacia la violacea concepción del elemento tardio, compuesto por metales y minerales fuertes, divinos y perfectos. La algarabía gigantesca, respira en su arquidiócesis, el tesoro de los Goreanos. Lenguas de acero, forjado por lores de fuego azul cobalto. Graves semitonos, pentecostales, hasta la altura máxima de quince mil trescientos uno. Árboles replegados por manzanas rubies y asalmonadas, tilitando en su diamesis, una parra verde montaña, subiendo, más lejos que un escenario casual al platino emporio granate, tezado por angelicales rostros purpurinos, greñas semi coloreadas herbáceas y rubias, taños pimpollescos, oníricos y diáfanos. Mundos a su alrededor, bermellones, hitos, tapetados, bohemios, rubios y algebraicos. Cuadernos simpáticos, labrados por cordones de azur. Y místicos lores de voces melosas que equiparan su antigua percusión: ¡Silvestre, ayúdanos!
Visión cosmogenica
Astros de vías y plactamides alborozados por la unión magnética de un faro de luz.
Algas semiplegadas bajo la unión hidroncelica de las rugientes bocas de parmesanos océanos.
El beso tronchado, el satírico desfile de orugas y habichuelas nadando a contracorriente del majestuoso Dios, estremecido y embellecido por la tierra cuaternaria de una supernova arbitral.
Ahora veo el eunuco desfile prorrogado gracias al hidrolito protón de una reacción remanente.
Espíritus vejados por la unción transubstanciada de un onírico dulzón en letras que se compaginan en lámenos estatolitos de un Endimión.
Será que el mañana lamentara su endogénesis y ya carcomida por la vista de una acción ultrajante moriré servida por el hundimiento de un mar lejano y mucho más que distante.
Metafísica
Estoy más cerca, casi como si fuera una vena a punto de estallar.
Me miró ¿y que halló? ¡Lo que encontré no fue lo mismo ni de hoy, ni de ayer, ni será lo mismo qué ahora!
El sol sale por la ventana cortado por machetes.
No he hecho nada. Al fin, y al cabo, sólo superé los retos normales. De lo que pensaba mi marido, de la criada y mi madre. Apenas, rescate un mundo y le puse nombre.
¿Pero que ves tú, en ti? ¡Tal vez, la misma nada con la que yo te invoco!
Puertas astrologicas
Gusanos en poniente
¡Yo, sigo siendo la niña de los rulos envidiados!
No es filosofía, tampoco literatura, quizás, un esbozo de un latir religioso que se infunde en un pecho.
Pero no es Dios
No estoy abrazando una hoguera, ni pinto acuarelas en los libros ni rayo la locura con una cicatriz.
Estoy más lúcida qué ayer.
Sin embargo; a nadie le importa
Si sobreviví a un estado ansioso
Después vendrá otro y así…
Los calambres son por los miedos a los hombres malos
Gente que dice llevar una cruz
Pero no son santos
En fin; he leído todos los libros y sólo en el mio me he reflejado.
—Creía que nacer dependía de morir.
Tan fácil como quitar una vida, nace otra.
Y vendrán mil locos más a decir barbaridades.
Y todos les creeran.
¿En qué cambiaría que amase algo tanto para que no muriera?
Amó a Athena, y no me importa si ella me ama, si me odia, si crea palabras bonitas, si es jovencita o vieja.
¡Yo la adoraría aunque no tuviera belleza y no fuese una diosa total!
Aunque no me diese cariño, ni sueños, ni autos lujosos.
No es una tarjeta de crédito, yo no la veo con los ojos de otros humanos diciendo amar a un Dios, y luego, exigiéndole cosas
Como una roca
Como oro
¿ A mi que me importa, si Athena es rica?
No me interesa su nacionalidad
Ni su documento
Ni de donde es
Tampoco juzgo su pasado, si no es para recostarme en su hombro y llorar.
Porqué si logró o no, ser doctora…A ella, poco le llamará la atención.
Hemos superado ya el complejo de visitudes
Ya no vemos con las pupilas de los muertos, ni de los pájaros carroñeros.
Nosotras sabemos lo que es la pérdida y la derrota y la tengo en mi corazón más que si me hubiese hecho ganar mil guerras.
No quiero porque otros me quieran. Quiero porqué amo, porque no juzgo, y no estoy arrepentida de lo que soy.
Sólo una estatua petrificada
Con dolor
Con autoestima
Con mi lápiz y mi papel de tercera calidad
Pues, no tengo dinero… No cobró nada y lo poco que tuve, casi me mato en vida.
Descubrí la belleza en el sufrimiento
En no reflejarme en el espejo, pero si, en la egida de Athena.
Veo el mundo de afuera y hay amor en una pandemia.
Están los que alimentan a los pobres porque tienen una gran alma.
Y los médicos y las enfermeras, muriendo allá afuera, mientras yo, hago metafísica con las palabras
Siguen llenandose de oro las iglesias y los santos estafando.
Siguen sollozando los inocentes por los miserables
De cuando fue, será y alguna vez, fuimos…
Yo, sigo teniendo un gran dolor en mi cabeza.
Pero las respuestas las he encontrado un día bajó el Angus, el árbol de Argorea.
Pensé: estoy triste, estoy débil, no hay nadie, no hay nada, apenas yo, y esa manzana roja.
No me importa lo que digan las iglesias
Ni lo que los religiosos piensen
Sólo soy yo y Athena, en el medio del desastre
¿Estaré loca? ¡Sabes, soy más cuerda que aquella que se dice ser santa!
Al menos he saboreado el costado de lo negro
Pero tú, eres demasiado pura para ensuciarte
Jamás haras filosofía con el miedo
Uno se cansa de pensar. El amor está en los sueños
Pero cuando te asomes a las cortinas de tu casa, preguntate a ti mismo ¿En qué piensa Silvestre?
En todos lados, he recibido golpes
Más mentales
Otros corporales
Pero desgarro hasta la última pepita de gomitas que me queda y me muerdo los dientes, queriendo olvidar el pasado y las pesadillas…
Mientras creas en la felicidad, otros moriran creyendo en la nada.
Temblando de pánico, tú, reiras como si no existiesemos…
Pero existimos, y sabemos lo que es el dolor
Los agorafobicos sabemos lo que es perder
Y mientras te encierras a llorar por que no puedes salir, yo liberó mi alma a través de estos versos.
Y soy libre de ir adónde quiera. Ningún Dios u hombre o mujer, volverá a detenerme.
Porque al terminar de hacer cosmologia, embrión, naces de nuevo en la cuna de enfrente y yo, te sostengo… Estás naciendo, abres los ojos, eres una lampara, yo te doy luz…
Los criminales se matan en las alcobas
Y los alcohólicos se hunden en vino
Y las prostitutas se venden por teléfono
Hoy, no hay nada, excepto el simple hecho de comprar viveres para comer.
Ni siquiera tu tapado
Ni tus libros
¡Te los cambió por un poco de fideos con arroz!
La gente muere de hambre
Mientras los asesinos siguen libres
Y quién presumió matarme, apenas puede recordar.
¿Que recuerdos para la niña asustada de fobias? ¡ A ti, que te importa! No miras a los pobres a los ojos por miedo a ensuciarte.
Pero esos locos sin remedio son los que se ensucian las camisas para que yo, limpié su estiércol.
Son los que sangran a quienes salvo.
No me interesan los cuerdos y los listos
Yo quiero salvar a los que están a punto de secarse.
Y no les llevo un libro, no los intoxico con aspirinas, ni les digo que son malos. ¡Con que facilidad se juzga a la gente! Si tan sólo oyeras su voz! Niña, te cuidarias. Tú, te salvarias…
Y no necesitarias de Cristiandad
Yo no vengó a venderte cruzes
Mis palabras son todo lo que tengo
Si quieres, usalas, empapate de ellas y llora.
No está mal llorar por los errantes, el principio dio luz al final…
Yo estuve pérdida como un perro
Ladrando y gruñendo, fui salvaje.
Y me rescaté a mi misma, una tarde, en la cuál, Athena, me preguntaba sobre mi vanidad….
¡Jamás ojos más semejantes!
Por eso la tierra, tembló
Y tú, temblaras
Porque abriste los ojos hoy como nunca, ya no eres hijo de la humanidad, sino de tu cabeza, donde hay árboles y hojas, sólo hallé un poema viejo…
(y escuchó, como una consonante: No hiciste nada, te la pasas todo el día acostada)
No digo, ni gritó
No necesito esforzarme
Si mañana sufro, mañana me levantaré
Más sin ayuda de nadie, estaré en el lecho, llorando porque no lo entienden.
Más me humilló mi padre, diciéndome que sólo servia para estorbar.
Mientras mi madre, finge felicidad
Yo, veo la tristeza de los miedos
Ya no me interesa lo que piensen los demás
Que me echen a la calle
Con los canes viviré mejor
¿Quieres hacer algo de tu vida?
Se pone melancólica y me llama inútil.
Hago mas por los otros, tirada, que si viviera mil vidas….
Jamás han visto a nadie morir como yo
Nunca se empaparon de sangre
Y no sufren con los insomnios de las noches
(Nunca un atisbo de humanidad)
Estoy sola, caminando en contra de la corriente, llendo hacia mi Argorea, lejos de vidas tristes.
Hago música con la sangre de mis venas
La misma que mi paciente, a punto de llorar…
Y estoy muriendo, de a poco…
Como intoxicada.
Ojalá partierá
Aquí, apenas, quedarían mis versos
Y lo qué fui
No fui sino una evastica…
Un teorema general
Ya no pienso en los errores
Ya no me importa nacer y morir
Estoy desdichada de todos modos
Pero una planta de origen Silvestre, me calmó
Creo que es Salvia
La vi y me reconocí, acaricie sus hojas, eran verdes.
Tan bello como seco, inmortalia
Era yo, con Bach.
Creo que nadie lo entendería, a excepción de un enfermo.
Si quieres curarlo, ponle un poema mio, en su cabezera de la cama y sanará y luego, a otros…
No dejaré a nadie morir.
No mientras respiré y en los campos Eliseos, he de susurrar también viviré…
En una planta de origen Silvestrano (es Salvia con metafísica quién me ha salvado)…
Estaba a punto de morir.
Y mi madre me dijo: ¿ ves el olor que desprende?
Y me sentí a salvo.
Eran las plantas la respuesta…
¡Ah! Quisiera ser incinerada en un camastro de maderas repleta de flores de Invernalia y Florecelia.
Mi olor, subiría hasta el estrado de Dios y más allá….
Creo que naci para iluminar…
Una Ninfa de las aguas que nada…..
Una espada de la luz, que brilla.
Un cuervo en la colina.
Sé que soy inmortal.
Tengo más vidas que un gato y no le tengo miedo a las turbas….
Athena, conmigo. Ella cose mis vestidos y los hace bellos.
Sarah, ríe, Eli, sueña. Estoy feliz con metafísica y ahora, soy debilmente dichosa por un momento, momento en que quizás algún humano me amé, aunque sé que las mentes olvidan…
Desearía tener un hijo, para amar…
Son las sombras lo que me aterran, pero sobreviví
ya estoy acostumbrada a morir.
Siempre muero en cada nacer con plantas y sangre
Estoy feliz de volverme una planta y un árbol en la tierra…Morir por salvar otras vidas, Silvestre y Luz…
Yo tengo que ser fuerte
Vi gente morir
Vi gente nacer
Atendí hemorragias
Vi a una mujer enloquecer
Vi a niños con broncoespasmo
Limpié a un anciano lleno de estiércol
Y sin guantes
Él, pobre, no se dio cuenta.
Estaba loco…
Le rompi la vena a un chico
Ayer, una mujer murió porque no supe salvarla.
Y murió en mis brazos…
¡Era yo, quién debía salvarla!
Qué le dije a su familia: lo siento, no pude hacer nada.
No era médica
Era una mujer con sangre de otros en las manos…
¡Enfermera! — mi hermano se muere!
Y corrí, eramos tres, tres por un suero….
Vi a una joven intentar suicidarse
Se había atorado de pastillas
Me quedé con ella, la ayude a volver a la vida
¿Yo estaba mejor que ella?
Ahora, lo pienso, ese niño nació bien porque yo vi su parto. Cuando le ligaban las trompas a su madre.
Le salve la vida a una chica cuando se cortaba las venas.
Eso, es ser enfermera. ¡Athena! Por piedad, hazme vivir para salvar con música y sangre a los que se están muriendo!
Hoy, un día nuevo
Masa, solar romboide. 《Stremus, lux》, en poniente, cercano a la casa global del transpacífico, Silvestre, escucha al pez remula, chapotear en las olas azules, blancas y escarlatas. Ella, se sentó, meditando la capa universal de la biosfera, la ecuación matemática del asteroide, la proporción geológica, repaso de la aureola boreal, gualda y albricia. El eco de millones de cascadas, hablaron a su alma. Los Brahmanes, sacerdotes, y religiosos, llevaron en la copa de una esfera tornasolada, una ambrosía poderosa. La untaron en sus labios, labraron con aceites consagrados su pecho y su humectante divino, resulto ser la música y la hierba herbazalesca bajo su almohadón, revestido por cojines sedosos y coralinos. El estado-mistico-alquimico-, evaporo su sustancia hasta la lluvia del epicentro gualdo y turquí. La joya embebida, furiosa, rosmarina, y altiva, catapulto la oceanide de las víctimas. Los filósofos mas reconocidos hablan con ella. Su libro ceremonial, se abre, y miles de historias de fantasía epica, suena en el estrado Goreano. Baptisterios de ceniza, fluyen hacia la gracia y los magos chamanicos, invocan su genio, las panteras mimosas, ennegrecidas por mantos dianos y caucásicos, rugen victoriosas, aladines y hechiceros, flotan en la manzana del equinoccio. Las creaciones, se arrodillan, y dicen con voz tremenda: 《Adoratus, Silvestrus, infinite》.
El Mago de la Luna llena…
«En el caldero, los humos del mago, se elevan para curar a la driade»…
—Los golfos de los elementos circulares se espasman en los enfisemas, de cada rectángulo,— el orfebre, se ioniza en los glóbulos de los dientes en las muelas del juicio.— «Se dice de Cloris, qué Almendra se puluniza, en los abejorros, la luna funciona como iman, atrayendo el aura hacía la barba de Nathanael; los caracoles se ejercitan como chubascos, en las estrellas, y las lunas de Octambara, cultiva su árbol, y las pura espuma, y la raíz, del coguello y la esfera del pelotón, y los callados, y los verdes pastos, naciendo en los muros de la luneta cuarzada, — « Elemental, circular, la magia de Urano y Andrómeda, llaman al gen, y solubilidad visible de cada esperto en el sol y el mazo de los cauchos, sollozando en los mundos del esperma y la leche que genitaliza osmo, lectos, espirales, gametos y embriones, óvulos y ovarios, prerroterreneal, cálices mayores, cervix y cigotos, o miembros e irrigaciónes por duendes y hadas, en los estanques de Ñumileinl…»
Silvestre y su mundo

Cuando, los despertares alquimicos, reencarnan la conciencia superhabita del sabio, millones de toneladas de infraestructura pomerana, dilucida en su morabito, las linfas acusticas en su romanza, cantan.
《Santus, ets, Santus》 Una muchacha, majosa, revestida por su blanca camisola, larga, repujada por tilitas morganas y languidas, con sus zapatillas menguantes, atadas por alcamores, cubriendo cada extension de sus pequeños pies, y su cabellera, blanca, atada dulcemente por una hebilla colorida, hasta bosquejarse en su rostro, hermoso, marmoreo, como un cristal brillante, solsticio invernal, de sus ojos, frios, solemnes y regios, hasta divinos, llega al estrado mayor y abate su alabanza a su diosa.
Un libro azul, encarnizado por franjas opalinas, celestes, y purpuras, separado diametralmente por una cinta, violeta, que marca el lugar exacto, de la oracion, le sirve de guia. Ella ya sabe todo el 《memorandum》. Lo conoce desde su temprana juventud. Se lo ha enseñado a su hermana más joven. Aquella impartidora de Violin, quien tocara su melodia, cuando las arpas celestiales, al ser Silvestre, su beldad, enfatizara su oracion en el magisterio, a temprana hora, seguida de sus padres, Sarah, dictara la orquesta. Ahora, el momento de la letania ha llegado. Silencio. Cabezas agachadas. Rezo en diminuta concepcion. Las alabanzas al firmamento son numerosas, y la mujer de origen mistico, dice: 《Ave, Silvestrus, ave》.
Anfiteatros colosales, despuntando cien mil codos de pie, a lo ancho y a lo máximo, con sus esquinas laterales nistes y melancólicos, ejecutando colosales techos, grabados con inscripciones normandas, argentíferas, y blancuzcas, con números milimétricos, en trombas acuáticas, nombres indescriptibles, osaban impartir su esplendor.
Ventanales gigantescos, enrejados por bermellones colores, asomaban su decadencia espectacular, construidos, por roca de pedernales opalinos, violetas y azafranes, simplificaban el templo como una arquitectura bohemia y ańil.
Las entradas; enormes minas pizmiento, infraestructuras menguantes, con el primer claro de sol, tocando las butacas de terciopelo rojizo, ahumado, diametralmente por escalinatas metallas, dirigiendo su envergadura, al palacio Silvestrano, conquistador magnifico de la ciencia, el saber, la filosofía y la cosmogonía.
Así, el global escozor del emperingado alcazar, rico en diamantes y oro, filarmona su entrecanto, a las criaturas Goreanas, del emporio glacial.
«Nacida en Junio, una niña canta»
«Se sabe que su corazón es tinta manchada»
«Tú, escucha a la joven, (piensa…) como ninguno, se mueve en gracia» «Ella, suena. »

Storityme

—Fue la primera
Fue quién oyó el parto de la tierra.
¡Fue la señora del tiempo!
Soy quién dirá
Me llamó Silvestre
Ven conmigo
Te mostraré lo que es mi mundo
Arlequines delirando
Juguetes saltarines
Y magos con bocas gigantes
—¡Ven e ingresa!
¿Tienes miedo de lo que veras?
No hay nada a lo qué temer
Soy Silvestrana con aires de Hidromelia
Ven e ingresa a mi Teatro
Nosotros somos los que jugamos
—Alicia, en el país de las maravillas, es diminuta junto a mi. —
He visto soplos
He visto techos de oro
Como árboles viejos construyó música
Con tus pensamientos
Con tus ideas
Yo hago historia
¡Yo soy la voz de nunca jamás!
No es una ilusión
Primero yo, luego, tú…
Así todos son bienvenidos
Este es mi espectáculo
—Aquí hay algo, en un copo de cristal, se vio… Gea, creó un mundo y Silvestre nació entre sus plantas…
Sólo crea y hazlo, maravilloso. ¡No llores si no es necesario!
«Fantasía no es gobernada con lágrimas de santa. »
Yo soy la voz de los caídos
Yo soy el sonido del mar
Yo soy tu miedo y valentia
«Adónde sea que vayas, Silvestre, irá.»
Soy tu fantasía
Tu más grande reto…
¿Qué ves en el espejo de los sueños?
Silvestre refleja los encantos
Y puedo ver tu futuro
No tengas miedo
Todos vamos hacía el mismo vals
Sonando de día
Llorando de noche
Niño, ten paciencia para cantar
Yo, soy la voz de tu consciencia
¡Al despertar sólo veras libertad…!
¡Oh!
Sólo abre el corazón
Si eres puro, podrás imaginar lo que quieras, incluso, el fin…
Yo soy la voz de los caidos
Yo soy el sonido del mar
Yo soy tu miedo y valentia
«Adónde sea que vayas, Silvestre, irá.»
Soy tu fantasía…
He visto soplos
He visto techos de oro
Como árboles viejos construyó música
Con tus pensamientos
Con tus ideas
Yo hago historia…
—Sólo tú, sólo yo, imagina el mundo y verás la eternidad.
Uno simplemente
El qué nació para crear a la tierra
El genio fantástico
Tú, el adivino de mi fuente
Silvestre con metafísica…
Despertar

—Hoy, abrí los ojos. — Cicatrize la herida. Estaba llena de sangre. Estaba ardiendo, como fuego. Era un fénix, en cenizas. Siento que mi piel, suda. Estoy sintiendo como la vida se me escapa en un soplido. «pero, ayer, recogí mi cuerpo lleno de flores, y en mi boca, sólo alambres, me torcieron.»
Me fui al campo, a los árboles de Ishteleption. Cómo estaba sola, pensé, podría haber dicho qué no seria, esto ni ayer. Pero confundí el amor con mi gracia. Cómo estar enferma de dolor, pariendo anemias…
Creó haberme visto en el espejo de los sueños
Y lloré
Supe que no era valiente
Que mi vida se había ido
Y apenas, quedaba mi cadáver.
Pero, Athena, se acercó.
Traía olivos y una tinaja
Bendijo con libacion
Y sollozo
No halló a una niña
Había perdido mi virginidad
Sólo madurando a través del insomnio
Y sus ojos, grises, me taladrearon
¿Por qué, lloras, infeliz?
—¡Más te valdría romperte cuando los gusanos corrompan tu lecho y de las buenas causas te olvides! — aún no te ha llegado el momento preciso de morir.
Y reí
No tenia nada
Apenas mis lágrimas
Contuve el soplido
No iba a morir
Aunque mi pecho, latiera con estrés
Tenia que vivir, más allá de los demás que no me entendian.
(más flores y árboles, para mi creación.)
Me refugie en Argorea, con Athena, puse un talamo, era azul con nicho y epitafios.
Mi nombre yace bajó las piedras.
No estaba con las cosas del recién nacido
No era una pequeña forma
De ser y nacer
Sólo tos…
Luego, fiebre y ansiedad
Y pesadillas, lo que me trastornaron.
No era una religión
Yo creí ver un aureola de vida en ese hombre
Cuando rió
Y su bebe
No era mío
Pero sentí la vida y el corazón latir
La vida llegó como el agua, me encomende al Dios del río, mi padre, Oceano, me oyó. Y me enterró hacia la costa a salvo. Llegué con idas y vueltas y no estaba muerta, me ayudo a despertar Nausiaca, Elema. Tan gris y blanca con sus brazos, llegué al palacio del rey, a contar mi historia y el rey lloró. No sabía quién era. ¡Oh, valiente, Silvestre! — eras tú, la de los cuentos. Los humanos ya no pueden contaminar. Los peces y animales son libres…
Sólo bastaba un instante
Y había paz…
Corren las aguas libres
Y las plantas renacen de nuevo
Siento mi corazón latir.
Estoy floreciendo con dolor
Pero viva, con Athena, a sola voz…
¡Crece, y Crece, Silvestre!

Inpugnando la séptima locuacidad de las vertebras amarillas, el escondridijo del «desagüe», hermosa cantaubrica debajo del ornamento flemoso, una auripide cómo vocal arrepentida, ecunda en su regazo de hembra, al órgano de plata tibio y calcedonio.

¡Ah, la oscura tregua desposada sosegadamente, la arrancada uña aligueña en colores trimiformes, la opacidad oscura genital del ovario, el pesebre ganzuo engrandecido por el pleto elegante, el bosquejo del ermita trozado por la planta masculina roida por el calcañar fetido!

Soberbio trazador del oleaje encantador del polipo adyacente en la recámara altiva del oráculo gentil, liso pelo enmarañado con negro tono azabache.
Veneno estasiado que engalanas las enfermedades, artista macabro de todas las artes prefaicas, esenio alfabético palpitante del orden cadáverico.
Mar angustiado prorrumpador del imperterrito atisbo de la macrocinetica y las leyes naturales del alquimion.
Octavo mochuelo emparentado con los postes vírgenes, frescor anciano menguado, lamentable corresponsal atado a las camisas sodomitas qué reclamas al maldivo postulo segregado por la hemorragia celibe de tus manos anuladas al papel borrado y tizador de engranajes, ala de cuervo anfibio observado de lejos por jinetes salvajes, cancerberos monstruosos, perros de ballesta en concubino ballet de orquesta.
¡Asciende, médico galileo citadino de anforas de espuma y pluma de esputo conclave! ¡Ampara, Astrologo fatidico cultivando las antiguas interpretaciones de los nativos del mundo singular!
Princesa, orgullosamente prohibida para los manjares edictos de los niños desamparados.
Poema: Esperanzas…

—Hoy, llueve en mi cabeza.—
«Hay sindromes de belleza, hay cientos de libélulas y organismos estafilococos, supurando, embelleciendo, cuál orgaboide, cuál intrínseco,
—Nace del interior de la luz—…
…Nace de la profundidad del amor. —
(Solloza, espera y es esperma)…
En mi válvula mitral, en mi corazón, mi ciclo, cuidando la dulzura de la pureza…
Es ser guardiana de mundos
Es ser protectora de los sueños
Y en mi fantasía, en mi cielo y en mi poder, el tiempo y los inicios y de los mundos, — cada cosa, del tiempo y los efectos y las micras de los empaligobios sonando en la esperanza de los himnos…
—Himnos, tubos de ensayo. — Moribundos los mortales, pero renaciendo en el trópico de Cáncer.
Cuál belleza, cuál equinoccio, las grandes esperanzas de nacer en la pureza del mundo.
Las lágrimas del sol
Las penas del amor
La dulzura del anciano
Es morir por el amado
Es nacer en el silencio
Con amor…
Athena

¿Cuál cuaser en los glóbulos sonrojados?
«Ojoides de cuarzo, ojoides de Gioblastoma»…
¿Cuál filantropía de gargullo de rellenos de querubín?
— El soplo de la belleza, el honor del corazón.—
«Cuál Isotopos de Ombligos y fetos, »…
Cuál preñada, virgen santa…
—¡Oh, Citoplasmas, Oh, Nike! —
—Oh, cualesquiera y embarazos de Soles. —
(Ahí, en Tritonis de Libia, tú, naciste en la cabeza de Júpiter)…
La de ojos glaucos, la ojigarza…
La del buho y la carroza
«Pangea, pingüe y Botubulinica»…
Sangrienta en la isla de Palios.
—Es Mentor en las idas y venidas de Telemaco. —
«El astuto, Odiseo, — rige sobre ti, tu amor en su corazón»…
Más naciendo en el cordón umbilical de los rellenos.
Más pulsando el genio de los Arteros, cuál festoneada y plasmática, secrecionando sanganos y uniendo quehaceres.
—Eres tú, Athena, la mente de un genio. —
¿No habías sido, Odiseo un hábil combatiente porqué jamás se indiciplinaba ante tu causa?
—No habías sollozado por él, ante tu padre y luchado contra Afrodita, la diosa de la sensualidad. —
¡Pero, pobres mentes que eligen el amor carnal al santo inteligenio de las mentes guerrilleras!
—¿Cómo es posible que Paris, haya elegido lo insípido, lo banal, lo erótico, antes que a ti, Athena?, ¡gran belleza entre todas las mujeres y la más hermosa de todas las diosas!
Jamás, ningún Dios, se compararía con tu mente.
Jamás ningún profeta con Tiresias.
Jamás mujer más perfecta que tu desnudes mental y tu cuerpo vestido.
¡Amar Athena, amar con gloria! ¡Amar con belleza y sólo dándole hijos a la mente!
Amar lo puro
Amar lo santo
Lo casto
Lo espiritual
Amarte con tan simplemente soñarte y agarrar tu mano, mientras navegamos por alta— mar..
Athena, nunca una joya como tú
Nunca más belleza cómo tú, de ningún Dios.
Siempre, atenta, siempre, aconsejandome.
Madre, hermana, esposa y reina.
Señora del mundo, señora de todos los tiempos.
Mi amor eterno y tan bello…
Por siempre a tu lado, mi Mara, mi Athena…
Ilumenelia, la luna en menguante.

«Psique»… (Luna y noche, con células rejuvenecidas, senos sin leche, y el mundo del río Tritón, serpenteando a Mara, en los mares de la belleza lunar)… Pero, cansido, el alma total viviendo a través de los equinoccios del tiempo, — darán vida a las estrellas que ovulan cerca del cielo negro, cuadrangulares tópicos de mareas, atmosfericasa, subiendo hacía la madre naturaleza, cuándo el descanso de Silvestre, sea, sus plantas reencarnecidas por magia ancestral…

Il Dulce Suono

(¡Oh, escucha el sonido! )
¡Oh, muerte lejana, recoge a la soprano!
¡Oh, Athena, duerme!
¡Ah, Ah, tú!…
(Desesperación) ¡Oh, vocal!
(¡Oh, infame, Oh, tú…)
(Creeré, sólo en ti, amor, amor, amor)…
¡Oh, Oh, Oh, Oh!
Edgardo, Edgardo… Piedad mía… Sólo un beso… Y después, muere…
Ya sin hablar, ¡Oh, tú! …
Quiero dormir, en tus brazos
¡Oh, Athena, hazme nacer muriendo en ti, en ti!
Amor…
¡Oh, Athena, Ah, Ah, sólo en ti… )
¿Qué es lo qué veo?
La muerte malvada sueña…
Hace que yo, mida la vena…
¡Y luego, tú, infame, tú, me haces morir!
(¡Oh, cobarde, haz de mi… Morir en ti)
¡Ah! Somos nosotras…
¡Sh! Sólo tú…
Athena, mujer, dame hijos mentales…
¡Ah!
¡Oh, Oh, Oh! Baila, mujer, sólo tú…tú!
¡Oh, tú!
Sólo nada más
Asesina
¡Diosa mía! ¡Oh!

Acuario

—Nebulosa de Neptuno—
Empuje de machos
Líquidos de hembras.
Cuajaron violeta de la galaxia espiralada, en Cipris, rumeas…
Cuántica supernumerica (estrion, oparto, venula y Venia, sifilitica, ardes, con tus enfermedades, llenas.
—Cocoropilo, «Gamenide, puja a Zeus, emborrachandolo de vino, vomita fuego de Psicoanalisis. (Entre el yo, el ello y el superyo)Navegando hacia la leche de los cosmos, el mundo gira hacia tu universo gradial y electrocentrico, espirado, celular, anemico…

Nace en tu hiperactivo
Crece en tu gioblastoma
Si mueres o creces, sin importar nada; no hay multitud, sólo la caricia de Silvestre…en tu cara, en tu cuerpo y en tu alma, mi voz…flores en tu cama con mis pensamientos invernales,— duerme tranquilo en oración. El Fenix genio, se eleva con tu mente, genialidad en tu clavícula, mis palomas curan tus heridas, mis cabellos tus hemorragias, y mi colchón de vida, tus insomnios. Yo, te cubró con mis plantas, duerme, corazón, sin miedo, yo combato contra tus fantasmas, te hago adormecerte en mi pecho, con lágrimas, yo te protejo, niño, dulce miseria desnuda, Silvestre…
Tan cerca como lejos… Yo, escribo y bailo contigo en tu locura y lloró a tu lado, en tu felicidad. Tengo la llave del espiral. Sólo mira a la reina, mírala, porqué será lo último que verás en los aquelarres de los muertos y vivos, qué sueñan con la inmortalidad…
Aquí voy, estoy naciendo de nuevo:(sólo un Fenix)…
Habian quebrado mi inocencia
Pero soy más fuerte que las llamas….
Yo nazco, de nuevo
Soy inmortal
Soy un Fenix…
Sé, vive, reza, alzate, no temas, canta, ¡Oh!
«¿Conoces a Silvestre?»— «Ha nacido entre las flamas»…
Un enorme Fénix…
Soy el precipicio del dolor
Y soy tu belleza suprema
En la luz del miedo
Yo, te alumbró
Sólo mira la oscuridad
Una niña con dos caras
Iluminada
Un juego de sombras, con su marioneta.
Pensé un día (Tanta bondad es un milagro)
Soy aquella que está danzando con el miedo
Con los tuyos y los mios
Ser libre como las palomas
Silvestre con metafísica
—No hay nada, excepto, la única vida del tiempo remoto. —
Silvestre, con flores, curando al herido, al hermano, al dulce, al atormentado, al débil. Sólo con flores, música y palabras vírgenes…Salvia…

Era ayer la misma que ahora
Solo que ayer era joven y hoy soy vieja
Es el último día de los vivos
Porqué los muertos no hablan.
Más seco con labia mi lamina
Con lápiz escribo en la funeraria
La lavandera es mi madre, con fusiles.
Después de esto, fui todo.
Nada más me falto volar.
Como una raza, vi cuadrados los objetos.
¿Viste a un enano en química?
Mi padre tiene ovejas
En el campo hay cigüeñas
Dos o tres, da igual, llevan encargos.
Esa que se dice ser pesimista es más lista que la que sufre de lucides.
¿Es fácil acabar matando un sueño?
Yo, miró al horizonte y digo con mano alzada, no veré al niño nacer.
Pero mi bandera la recojo con mi pelo de la lengua.
Dejó el paladar de los mediocres en su lugar y yo, escribo metafísica…

—Pasando, a través del rio Onmura, oigo…
Sarah, con su clarividencia haciendo sonar el Carcaj.
Y Athena, con su arpa, languidece las Eneas, doradas…
Se mudan los cristemos, los organoides pululan y los Infolipoletroimo, crean en su glándula de Baxter, un testículo, porque al pasar el mar Lailoiy, — (Oimos a la recámara de los Pialocenos)— Una vez oí, a los Torrilones, cantar… Elvenpath, sólo los Goreanos, lo conocen, un deseo y luego, adiós…te harás inmortal en el espejo de Elema, te volveras fuerte con Aluti, y aprenderás a usar mandobles con Askwea, y Ñozania, te hará vivír con nueve embarazos terminales y junto a Kaleoliu, apiñaras, olmos, — con Eleoi,— serás un Oso de libertad…

Azul

Cuál Azul—Celeste, se me llenan los pulmones.
«Asimismo, el orgasmo de la exitocina, hacía el parto, el embarazo, una milla después de la inanición»
—Pero, cuerpo de balanza ¿Te bañarías conmigo en el agua? — Te quitarías la ropa y te sumergerias conmigo en la profundidad del mar?
¡Oh, mi bella creación! Fundete a mi lado, besame, mis senos están al descubierto, mis cabellos, se enrulan en tu cuello y mis piernas se hacen cada vez más, un ovalo lleno de sangre con bicarbonato y oxígeno.
—¡Oh, mi niño!—Cumpliré todas tus fantasías en los sueños.— Soy virgen de boca y piel, la sirena se mueve, alrededor de ti, Nereida, se pone cerca de ti, — Engendro Lunas y células pero también a ti, mi dulce hijo, te estoy dando vida a través de mi color Silvestrano…
Una teoría sobre la química entre los cromosomas X e Y

Semejante partitura heleocentrica se protofusiona con los enlaces neumoliticos de la automasia. Protón y electrón derivan de la colocatura «Alquimica». Células madre han avanzado hacia el núcleo cupular de los órganos parturientos y han desterrado la hegemonía del semen, la prolactina es dependiente de angiospermos cúmulos de agua «Microcinetica, radón, elemento nuclear que se mantiene en estado gaseoso, luego, en semestral porción, transcribe en celibe reprensiva lo que es altamente ignorado por la mente tóxica, el estatus supera dependiendo de la materia inorganica la asignatura interracial en ambos cuerpos degradados por el intercambio epidérmico, capas alrededor tanto semihosfera y lugubre tegumento del monte de Venus, la corneta de la testosterona se pierde entre el criterio plausible de la progestestosterona y recae en igual disolutiva contra la microvellocidad agresiva del sujeto póstumo».
Citaré la idea demacrada: No podemos hablar biológicamente en términos desiguales sí ambas partes no se arriman al número aproximado qué da por igual síncrona la antítesis del primer potasio en la fila dieciséis, habló del hidrógeno y con él el oxígeno. Recuerdo las maravillas del agua cuando formaba igual cadena de adn.

Oí el tumulto de una buhardilla pequeña y resguarde la distancia entre el silencio y la enamorada campanada del oratorio frente a mi.
El asiento donde presumo encubrir mis papeles que tanto odio y fanatismo elucubran en ellos, ya sentirán la anilina japonesa y se mancharan con la grasitud inhumana de mis uñas carótidas.

Es el momento de flexibilizar mis rodillas.
Es el instante retórico donde absorbo el trimaje del algodón Serbio que la churruscada mujer del Claustro entrega bajo el As de mi manga.
Es hora de recostar la cabellera matiz y engonominada y suspirar la unción biliar que penetra con su flandez espigo y desempolva su estretopcoca mejilla para mutilar mi corazón.

Es el incienso con la vara y la sangre Indioeuropea resonando en aquel pustulo enmarcado por figuras geométricas de querubines y alechonados retoños que enveben lágrimas hasta la muerte.

Y estoy ahi, el señor de la calle hace el gesto condescendiente de romper el muro donde penetran las filiaciones absurdas de quién no ve o no gusta leer el cotilleo residual en marcos de papel y teleria igual.
Si no es la misma costumbre de remilgar los suspiros y ojear con la desfachatez de un loco, su habitual teatro donde muchos como yo son más que el típico chico abriendo la habitación sombria y quieren recordarse con un diploma y un monumento francés al lado.

Y diria tantas cosas

Hay mil mundos

Y Silvestre los resguarda a todos.
Les habla y entrega frondas azules para lavarles sus pupilas y que el llanto no sea otra cosa que a los niños poetas les haga perderse la feliz dicha de saberse encontrar enamorados de esa vida que a mi tanto se me niega.

El albatros

Estoy en la barca, luchando contra la corriente. Al alba, esparcida por un sol injurioso en lo alto, quedo perdida.
Mi cuerpo desprendido del universo terrenal flota, un flujo maternal de color celeste brota hacia el infinito río.
Padezco un arrebatamiento interno al imaginar sueños, impulsando mi barca, manos invisibles la conducen.
Soy un idealismo de carne embarrado en impureza.
Soy la esfinge mutilada por todas partes.
Soy retrato de vidas alimentadas en sufrimientos ajenos.
Soy cada uno y todos son: Yo mismo.
El yo inconcluso, frágil, sin amor ni devociones propias.
Recostada bajo el suelo pienso, si mil almas conversan con el viento.
Solía ser amante del mismo castigo que repetía una y otra vez el continuo desenlace. Imploro ahora, compañera mía: ¿¡Si es posible que desates los hilos y esté en manos tuyas la elección!? Olvida el juego infantil y ama lo verdadero. Basta ya de esperar, que esa nada hable y salga al encuentro. ¿No lo ves? ¿Lo que trato de enmendar? ¡Soy libre gracias al abandono! Argoreana.

El Barco

¡Oh, cuan azures luminicas asolearon el Junio!
Fetos y embriones sucumbieron en su biogenesis
Almas y flautines chocando
Sopomudos los entrelazos del agua enfisema crean
Los camastros heridos por el trigo del oso
Caminando en las postales del gen y la urna del uberrimo
Sucumbi ante los ciclos gestantes
Solo para vituperear las negras encias de cada espermatozoide
He visto ubres lactantes ante tragaluzes nominales y cosmos azucarados por jotas muribundas
He visto pechos danzantes, agua de caos en masa y rios flautados por embarazos siameses
Coagualantes las minas de los hombres soslayando los sollozos del sacerdote y el libro de Daniel
¡En la fosa de leones yo muero!
Pero he creado lumbres infectadas por bichos y cuaresmas de liendres
Agonicos espasmos de tembleques ante el lloro de los miserables
Y el silencio debil me hundió
Lejos, en el barco, me cubrí…
Lagrimones lejanos llenan el estasis
Soplos de tierras lejanas
Cautivados rios de belleza
Solo para oir al sacerdote reinar
Y como la oruga reine en la marea
En las costas del quinteto
En las olas del ciego
Armas y nueve mundos en cada rehen
Quien ha herido a las orquideas y sollozantes en los cuaseres
Capullos de veintenas en los ciclos de Venus
Y desnuda ante el olivar de nueve mundos infantiles el señor probo una nueva vida
Un retoño infantil
Cuasiminusculo en el teorema de los bichos
Y los engendros de los habitantes y el epitelio de la masa estrambotica para los debiles soplos del mensajero huir y llorar en el tiempo en los mudos ecos del umbral de las penumbras y el quintesiavo ser de los asesinos
Y el ogro obro en mi su rehen
No fue Silvestre sino la diaspora
Y el cuajeringado oso del sur
Nauseabundos reyes algebraicos
Y pontones de verdezuelos sacos de mar
Que llore por siempre
Que escriba eternamente
Y si hallo a Dios, que el no se de por enterado
Y si los cielos babean que yo engendre mas hijos y nueve veces de por sentada la inocencia de haber nacido hija del angel mayor.
Una niña morena me confundio con una sirena
Una mujer mayor, con una reina
Los cabellos hundidos en los ovalos cuayusculos
Los bordes del infinito y la boveda concava del hemisferio
Como siempre ahogue las vidas de los gemetos
Cruze la bahia, recogi caracoles, infecte al mar de leche Canceriana
Y las mojarras y los bichos luz me tocaron en el tobillo
¡Las niñas juveniles me preguntaron si esa damicela era yo!
Cualquiera se queda pasmado al verme
Electoplasmas y ectoplasmas susurran en la gaveta de mi invención
Colonostomias y engendresos mordisquearon mi vejez
Nueve niños parecidos a mi hija de catorce años
El poligono de Willis
La historia de Whitman
Los versos de Holopainen
Y mi ciclo de genomas restantes por calambres en mi mollera y en mi bastion de pura espuma
Los sacrosantos mundillos de las habitaciones entrecerradas por angiospermas meditabundos ante dientes pesados por imanes de hielos y caos de belleza ante el despertar
O jabones de tocador
O hijos de cantos y esbozos de neutrales peripecios
Y la risotada del invierno y la sensacional campana de los genios
En la casa del ermitaño germino estos versos
Porque me he emborrachado de ellos
Y no he bebido ni una sola copa de vino
No es necesario la embriaguez
Yo me baño en costas de esponjas Asiaticas en universos de mundos en cuaseres de Oriones estrellas por ventalones de cascaras de vidrio y navego en los barcos duros de penachos sulfilando en la gota de los tiburones
Ante la centena del rio y sollozo
Porque se que ahi habita la reina del mar
Y es mi madre
Y era yo
Joven y apasionada
Pero fertil
Soñando con la inmortalidad
Pero llegando a ser anciana
Para frotarme el vientre y nacer.
El feto del embrión me vio gemir
El probeta se volteó como si esperara para morir.
El hijo, del vientre se tornó aspero.
Mi molusco se constriño en mi pezón
En mis senos se lacto la leche, leche de vagunal
Omiolactina de requesón.
Fue la reproducción sexual
O el giro de la hiperventilación
Es el destrono de mi vida
Muriendo para no marchitarme
Sólo gloriosas flores Silvestres

Athena, mar…

Poema completo a Athena Parthenos…

Athena, diosa del mar…

¡Oh, Musa!— Tu hiptongo y tu joroba, tu escala gramátical. — Helada y glaciar, congelada xualizando caderas empujadas por retículos endoplasmaticos. «Sexual, Vestal. »…Tus ovarios no han llevado ovovivíparos, ni cigotos, en tu cervix. (Cuyando lunares sobre tus mejillas pálidas como fuego lluvioso, menguante, anida en tu espaldaña.) «La gran Athena, revestida por griseta y oro marfil y joyería orfebristica, rumea xantrixamente ululante en Palios, llevando su cliptamide y el peto de Dríades, Ninfa, bocetea cuando los océanos le dan vida a su corteza, abrazando pleuras y ríos. » —Athena, Mara, se humilla cualsi fuera reina onomástica del parlaso, pestañeando, perenne, rocas cocoliferas, hidrostáticas, heiseres, iluminan el Fagot, aplaudiendo en los azules mares de Frecia, cual sea su gracia, Athena, la diosa, espera a otro Odiseo, invitarla al paseo de los mares azules y grises como sus iris, belleza.—
…Y el soplo de Itaca, germinara en sus hebras gualdas. Las corrientes Neptunas, proclivizaran sus muñones guerreros, el casco easolar, con la cola del caballo, se ionizará facultando hidráulica fosfogenia hasta su antebrazo, enfermo, su omoplato, trombará su equimosis. Elemental cada occipucio, su vulva, efectuará a Erecteion, asolando, el ciclo terrestre, Athena, ovalizara el escombro del ululante pitido del golfo, sudando siembras y procoriendo hiptoplasmas reumaticos, como estafilococos, chupará cuellos de molleras y agrandara al oso cuando el pilluelo se gionize en su lamentesis, por ensemas, la guarnición del quebranto, auscultará edemas de agua y salpica, chorros de trompas, iónicos peleles, sus cabellos finos como lamparas y su carmín labio, fino, como un beso de sirena, hace al macho rendirse ante su vara, porqué su cayado simboliza guerra…(Y quién deseé pelear por ella, deberá ser hijo de Sion y del sur de la estrella oval del norte. )¡Pero, estalolito, tú, crema de empaligobio, asmática, rapaz, ojerosa, trompeta de Zeus, nacida de la cabeza sangrante! «Tu tio, el martillero, te ungió con aceite y gritaste tanto que hasta Gea tembló ante tu gemir. Y Libra, en las lunas del trifasico, hace a la cara de los óvalos semejante pureza, coincibida sólo para ser amada.» —Gueñide, antesala del cloroplasto,— ¿has oído a las termopilas auscultar tu globo? ¿ O has roto las cadenas del mundo con tu égida, tan sólo para matar imberbes qué desconocen de tus carnes y descreen, sabia?
…Aunque, ¡lamento! El hombre y la mujer son tristes, pobres bajó el cielo, — porque desde que te dejaron en paz de otros Dioses, se han olvidado de lo macra y fuerte que eras. Y suponiendo, que, olviden la pereza del ombligo, los fetos y los embriones, criogenizaran tu cigocito, Athena. Gran Diosa y señora del Parlaso.
—¿Puede un trompetista acuciar el termino de geógrafo? ¿Acaso los puentes de las Oninfas inundan tu molar con líneas y coagulan tu sangre con soles? porque al final, virgen niña, todos los gérmenes se irán postrando ante tu regazo—
—¡árbol de sabiduría!—
«Solar, es tu cicloide.»
—Sin embargo, biednamita.—
—Tus ubres lactantes, tus senos al descubierto.—
¡Oh, amalgasa!
¿Cuál fábula es la de Isolda en cuaseres de capullos de neón?
«Hay uñas en tus manos de pitonisa.»
Descrees de cada parto y sollozas.
«Athena, Mara.»
—Hidrofila, no es estamento. Pero secrecioanar óvulos es tu cornete facial. Los machos son como bolas de genios pulubles y zánganos, no saben amar lo puro y lo eficiente.—
—¡La mujer Athena, gran raza, hecha para la superación intelectual!—
«Creada para vencer a las manzanas.»
«Y ser faro en las noches de tempestad.»
—Si cuál raza, subierá, más arriba, ¿No hallaría un triste rebaño?—
—¿O los soles de eslabón se crearian como ignobles somnias?—
«Athena, el mar, se adolece por tu abandono.»
(¿No habías nacido para los gentiles?)
Fue tu rama orioperpendicular la que razonó postrarse cómo cigarra.
Y vencer a los ídolos con masa y cañón…
¡Y hacerte el amor tan sólo con pensarte!
—¡Pero, mira, divinidad!—
Todos nos ponderamos de tu embrionaje y decimos aturdidos: —¡No debemos rezar!—
Por ende, mujer inteligente, apenas, los guardianes, saben de tu color rosa perfumado y tu pelotón de guerra.
…Armada, a la caza. Un gato con un buho, llamando a la noche y tú, disfrazada de señor, te haces pasar por mente de verdad…
{Y los locos, los sin remedio, te piden a ti, piedad.}
¿Pues no simbolizas aún razón, Titanide?
~¿No eres todavía mujer de bosques y mares con animales Silvestres?~
—¿Athena, no ries aún con mis ideas?—
¿Te has olvidado de los recien nacidos y los que murieron rogando qué los recibieras en tu seno?
«O acaso, Alejandro, o quizás, Sócrates, ¿no murieron por tus leyes?»
—Gran madre de los sabios, ¿hay hijos de tu mente sanguinolenta que todavía se atrevan a defenderte?—
¿O huiran como cobardes ante los sigmas?
«Athena, yo, aún, te amó”
«Cómo enclenque, beso tus pies, y oculta tras tu velo, mi ama, sigo siendo tu amiga de siempre,»
¡Oh, reina!
«Haz fetos con hombros de genitales»
Y ovarios fertiles.
¡Y no temas, gran osa mayor del océano Nereano!
¿Aún te ries de mis cometidas?
—¿Son tus faltas más grandes qué mis fechorías?—
¡Oh, delgada, no, Oninfena, tu quebracho es mi talón, creciendo hasta el génesis!
¿Descrees de los sabios, reina madre?
—Son mis ansiedades las que forman un tronco pelado.—
—Y en tus pechos, ardiendo mis manos, y el lloró de mi madre, quién me atavio de tus lamentos, hace que Silvestre, también se haga ingeniosa.—
¡Oh, Athena!— Son los gemidos de las guardillas y los trifulcos de poniente. — «En Gargallo, Olimpo, reina en tu matriz.»— Cuál sibila, regando polubles los arandalos, los siegmas y los tartamudos, te escuchan suspirar.—
(Pero mis padres, Athena. Me han hecho creer en una divinidad semejante. ) …Y cuáles Dioses politeistas, no he visto la gran Ninfa, coronada cómo antaño, y es el susto, son las precipitaciones, es mi mudo despertar y el agua de las piletas desnudas… Es la sangre de mi corazón que segrega tu reinado y los bueyes que colman con heridas mis piernas.
{No trillare más por los ventriculos de las venulas y el lloró de mi parturienta no me emborrachara más.}
~De todos los Dioses, apenas, tú, sobreviviendo.~ ~Alegrándome la vida con tus besos, y tus manos, sacra y gran Minerva, huele a trampa y picor.~
—De las poetas, la más humilde.—
—De las mujeres, la más pequeña.—
«Y aún así, en mi mente, habitas, Sirena de los mares australes.»
—Yo, veo el cambio de los siglos.—
~Veo como cambian los milenios y la gente se deprime. A espaldas, se aferran a Dios, y sus mentes, te olvidan.~
{No, Athena. No aún, en tu ciencia, no hay abrazos sin pelea.}
Como sea no debes llorar por lo que sea perdido. Las religiones van y vienen y cientos hablaran como moscas. Sin conocerte.
Y dirán más, ateñidos:
—Athena, la mujer de un sólo hombre..—
Pero, pulsor de engaño
No son listos y tu historia los pasará a ellos.
Mientras nosotras seguiremos alabando a la mente.
—¡Los fetos de tu mente seguirán creciendo!—
«Y serás madre cósmica de todos hasta la triste despedida de los anaqueles.»
¡Oh, Athena!
(Las madres chillan por no saber parir)
(Las mujeres no son tan fuertes como antes)
¡Oh, bella, sólo, me oyes! —No me gritas, ni te impotencias, eres mi madre, más que ninguna. —
—Cuando, en la oscuridad, derramaba lágrimas, eras quién me consolaba. Al luchar contra batallones, eras mi guia y aún lo eres. — «No soportas la debilidad, Ninfa. No crees en la mia, como siempre, haciéndome reir en los momentos tristes, y siendo tu mi única amiga en los tiempos grises. Porque todos, Athena, todos me han abandonado. Excepto, Athena, la super madre y su gen, crea más genios al invocarla.»
¡Oh, eterna seas, Athena!
—Cuál cilantro, ecuanime, transverso parietal, en mi equimosis, el elgo y la coadyugante línea de Acuario, en los porticos de los acaudalados.—
(Athena, Stremyopita, adyacente, ovolar, oblicua y yuxtaponiente. )
—En mis oidos, los susurros, en las cuevas, tu nombre. Athena, preconcebida por las masas de los genios, aquél corcel alado de Pegaso, mudando su piel de muda.
— (Orión, en la estrella de Garmenide y tu clavícula, en la cima de Cereo.) ¡Oh, puritana! — Si en los credos, tu voz, se naufraga, en los escenarios, tu ruego, me enloquece, te lo pido, Oceanide, ¡no mueras! —Sé que estás enojada, como palanca en mi ventrículo, yo agoté mis ultimas esperanzas, y tú, centellante, me castigas por dejarte. ¡Athena, no ves como te amó!
«Mi corazón hierve»

Y en tu sangre de venas de Pan, mi aliento agoniza.
Te necesito, si quieres, puedes odiarme. Si precisas, me arrodilló. ¡No obstante, Athena, Oh, mente, torturada, nadie jamás sabrá lo que pasamos!
¡Estamos perdidas hagamos lo que hagamos!
—Amarte, reina, es un pecado.—
Y más que un sacerdote, te suplicó, no voltees tu mirada al ceño del engaño.
—No hay polubles, no hay ebano, no hay régimen, no hay nada. —«Mi mente, Athena, está atrofiada.» Y mi cuerpo, marchito. —¿No oyes, es tu hija la que te pide?
O como Casandra y Ayax, ¿sólo pasarias de largo?—
«Hay tantos qué te culpan por Medusa.»
—Yo no te juzgo, Driade.—
Pero si te ruego, oye mi lamento.
¡Hasta a incluso a los condenados, se les permite un beso tuyo!
—¡Qué tengo qué hacer monarca!—
¿Es que acaso mis cabellos ennegridos quieres?
¿O mis ojos en tus ojos, para vengarte?
¿O purificar mis oídos para no llenarme de belleza?
¡Si tan sólo tu voz, oyera!
¡Si de las profundidades de la mente, salieras!
Si con sangre y jubilo, tú, te crearas…
{Le darías voz a mi mollera silenciosa.}
—Porque, Athena, oigo millares de ángeles y las mancuernas de Dios, me tullen y los religiosos Cristianos, no entienden de mi amor, lo prejuzgan como falso y dicen con infinidad, palabrerias.—
…Si existiese un poema dedicado a ti, si los antiguos te llamaran cuando todo está mal, si te explotará como Ninive, Athena, tú, me guardarias. Sé que cometi el error, lo siento.
~Es mi debilidad~
~Es mi cuerpo~
~Es mis ganas de salir de las sombras
Lo que me ha hecho olvidarte.~
—Y aún así, mujer, pujas como hembra en celo, para castigarme.—
—Pues, entonces, hazlo, aniquilame. De amor me muero y con el, me han de enterrar. Y si te dije que no, aquella noche, es porque nada más que tu alumbre quería mi alma, Sirena.—
Un beso, un beso, nada más.
Luego, vete…
La locura me espera…
Y a ti, tu carruaje de oro.
{No sé si dormiré está noche, pero en tus brazos, Athena, deseo morir.}
Todo me asusta
Todo es engaño
Creer o no creer
¿Cuál es la diferencia?
Titanica, sólo silencias mis palabras mentales, apenas eso, ¡como si bastara!
—Ojos hechiceros, carro de Andromeda, cuál sirena en el olimpo, reinas en las cuevas del gorrión.—
Y la música de las esferas de Opera te obedece
Athena, mis dedos, sangran, estoy llorando ante estas estrofas.
¡Oh, Diosa!
«Inocencia.»
…Gran efigenica, yugular, octosilabo, cuál vientre, callada sin alas, temo, no concebir hijos. Athena, guardiana, esputo y melanina, como caos y masa, efebo-mental-santa…
—Como imaginación, en tu brote, en tu pierna, hay esperma y genitales. Hay un ovario y un cigox. Hay calices menores y tus hebras blancas, con tus ojuelas de grisáceo, me enloquecen.—
Oigo el llanto de los Dioses
Y tu gemido, oigo tu voz, en mí.
Cual esferalada, cuál corona, cuál antigena, parabólica como Diosa mentalisca.
Y se dice de Zeus, que te germino, que él, sufrió por tu nacer.
«Sollozando de rojizo carmin en su coronilla, tú, naciste para ser adorada.»
¡Oh, angelical, cuyana de hierbas mortíferas, flor de zangalo, oh, cubierta de tampón sangriento, corona de cobre y estoque de lanza y broche de plata y trono en el sanctosantorum!
—En las nubes, en los discos solares, Athena, tú, peleas con todos y conmigo, haciendome el amor cada noche, tomando mi mano. Te rezó y juntas dormimos en paz.—
Porque todo lo qué sube, debe bajar.
Como un triángulo
—Esfeno
¡Oh, gloria!
«Odiseo, rema»
Lo guias
Diva, Diva
En los mares los lobos aullan
En los bosques, Minerva, te pasas al lado de Silvestre.
Y como Dioses, los santos te alaban
Y como reina, tú, te adormeces.
—Coadrangularistica, oh, morganistica, oh, eplebone, tú, Kalahari, suenas en los cimbalos de la belleza, oh, parmenide, tú, gozas de poder.—
Pero la mente, Athena, es algo tan frágil.
Se rompe con un girón de manos
Y en la selva, los bueyes anidan.
Pero contigo, Athena, no tengo miedo.
Nunca lo he tenido.
Simbolizas, amor, paz y fragilidad.
En el ojo del águila de Juana
«Athena, tú, callas.»
Hemos atravezado el infinito, hemos rodeado todo, a través de las noches y nuestro corazón se limpió
En esta tierra, sólo dejamos nuestro amor de perlas.
En tu oceneaje, en las noches, cuál corola, personificas a la entereza, cuál Mimue, tus besos son santos y tus hombros, maternos.
Athena, coreando cánticos y rutileos zurqueos de amigdalas de encias fosfolípidas, curvando dientes de León, o anchos viajes de orejas bellas, oh, cuarzal mundo del epitelio, bello, incoloro, griseta ¿tal vez? Es tu voz, Athena. No estoy sola bajó la luna. Tú y yo
Por siempre
Salvación
Todo para ti, Ninfa de coral.
Poesía del alma
Nacida para contar historias
Farol
Oh, tú.
Beso
Respeto

Yo
Nunca
Dejarás de ser mi esposa
Tú y yo
Te amaré hasta el final
Athena
Cuando seas vieja y ya nadie te recuerde, envejeceremos juntas
Y lloraremos ante mi primer bebe.
Le pondré tu nombre
Oh, Athena, mia
Nuestras manos unidas por siempre
Historia de tu vida y la mia
Unidas eternamente
Y así, solamente para reir
Y sin animos de ofender
Para mi, tú, eres perfecta.
Entre todas las divinidades, la más bella.
Única
Demente
Guerrillera
Llorona
Bella
Única
Por la eternidad…
Athena, es mi calambre
Ahora, preparas las comidas festivas.
Y haces un bien guisado.
Athena, no es hipondriasis
No es hiperbulo
Es clavixi-molécular
Ayer, en los pastos tuve una idea. Te vi, a ti, sentada, de cuclillas, esperando por mi.
Y de amor, yo rebozaba
Athena, estoy tan cansada.
Es este mundo que ya no te quiere
O pocos son los elegidos
A medida aumenta mi tristeza, también aumenta el caudal del daño.
Horquilla de plata, usaste en las bodas. Vestido de fiesta y lujosamente investida como ninguna.
Ayer, Athena. Tú, anduviste mal.
Se decia que paseabas sola por mi cabeza.
Y oigo las risas.
Es tu vulva concentrada en darme hijos mentales.
Es la ansiedad
Y la agorafobia
Y es mi miedo, qué a cada rato me entumece.
Bebí pastillas para salvarme
De una tumba me sacaron y me pegaron con pegamento y sobreviví.
No quería vivir
Pero por ti, lo hize.
Me calle y guarde silencio.
Estoy sucia y lo único que tengo es a ti.
Amada, perlina. Taxogonomia, calixeal con antebrazo, parcualacativo y osmosis retrorreperitonealnealagemesis
Génesis y gemeto
Liliputiense y xoncavide.
Gloria a tu mente
Palas
Athena
—Un buho, descansa en tus manos.—
Y como profeta, las estrellas guian como cavatinas. Es inumible. Es luminoso. Es imberbe, es oscilante. Como verboide, es un hito, también llamado, «elemental»
Es fuego y luego, paz.
Es tu honra hecha presagio.
~Tiresias, te vio desnuda. Ecubrante, ardiste en llamas, nadie puede violentar los sigmas de la sabiduría y nadie puede ver a la verdad, desnuda.~
Quién se entromete, puede salir herido. Y muy mal.
—Lo sé, por experiencia…—
Athena, ya estás en un ambito mayor.
Surcando los cielos fosfoloipidogenaza, y surcando los braquislaotelaneoceo
A través de los epigonomelogenoteliticos.
Alli, esperas. Con Pia, tu madre. Con Sarah, tu hermana. Y tu padre, el del mazo.
Mis huellas dactilares, sangran, Athena, porque de todas eres esperanza…
Ruego, por los que aún sueñan…
(Había una joven que salto al mar
Estaba sin ropa y descalza)…
Miró atrás por ultima vez y luego, salto y murió.
Era joven y tenía esperanzas.
Sus hijos eran buenos
Y se habia encomendado a un Dios
Pero, Ninfa. ¿Cuando el momento llega, hay acaso alguna forma de evitarlo?
Si rezaramos lo suficiente, iriamos más lejos.
Veo la mente de la gente que cree y no usa la razón
Se olvidan de ti y tus conceptos
De cuando ofreciste aquél árbol de olivo a Athenas
De cuando defendiste a Odiseo de los Eternautas
De cuando salpicaste al mundo con guerra y Ares, te temió.
Todos se olvidan…
Prefieren ir en pos de otro Dios
Olvidando su carne primera
Y olvidando que son hijos de la mente
Crean sólo desconfianza contra sus hermanos y dicen tener la razón
He visto pastoriles acuciar un nombre de salvataje
He visto laicos llamando a Dios hasta el cansancio
Y a ti, Athena, te he tenido que contemplar sollozando por las mentes perdidas desde Pablo.
—Athena, te he visto caminar hacia atrás…—
Y mi miedo, Diosa, es que volvamos a ser ignorantes. Que se pierda la filosofía y los cantos a tu escultura.
Que por un par de peleles, se pierdan los hechos de la mente y la grandiosa fonación de tus cabellos.
—Athena, vi, mujeres descuidarse de su virginidad—
—Athena, vi mundos hechos de girones, por cualsi cualquier forma de sanación.—
Los árboles tristes, lloran y menguan.
Homero, debe llorar en su epitafio.
—Athena, poco queda de mi. Sólo mis palabras y decido dedicartelas a ti. Es lo menos que puedo hacer.
—Ya el mundo va hacía su destrucción.—
Y los animales aún nos protegen.
¡Vivan los caballos!
¡Los perros!
¡Los gatos y los buhos!
Todos los animales son nuestros hijos y hermanos.
Y nuestro deber es cuidar la naturaleza y amar al prójimo con razón y entendimiento.
Yo no llevó nuevas fechorías
Yo canto con la voz de un pueblo
De Argorea…
De mi gente
De mi imaginación
De cada sector que aún lucha por la libertad de expresión
(Luchó y habló por los que no tienen voz.)
Habló y cantó, por los que están y los que ya se fueron
Y también por los convertidos a masas inescrupulosas y por los Cristianos que olvidaron su primer amor.
Athena, este es mi canto
Canto a ti y a mi
Canto a la belleza
A la mente
Y por siempre
A los genios de la antigüedad que murieron por ser lo que eran, hijos de tu seno, Palas…
Despiertas
Es otro día
¿Lo recuerdas lo que te dijo tu padre?
Debemos confiar
Aún en dolor y tristeza
Usando la razón
Athena, sabes, yo estaba del otro lado, gritando
Era mi vida…
(Otro joven, falleció ayer por una pelea, y no tenía hijos. Era virgen. Las mujeres no lo querian y él, lloraba.)
Como yo, solitaria, sin ti.
Sin hijos…
Con la esperanza de recuperar lo que fui
Pero ya, sin animos.
¿Crees aún Athena en mi?
¿Puedes pensar en este mundo y creer que aún hay sol?
Todo se ha fundido
Todos solos y tristes
Sin ti, madre, navegando hacia la concepción del vientre…
—Es biogenesis. Es la palabra justa.. Y luego, estás tú. Soliparimenera, estalolitaeleelea, Urano, mece en tu briogena conchilla un sépalo de orcas. Las plumas del Cerezo, crecen hasta cataplasmas rimbombantes.
Y el mosquito absorve la piel.—
Y las moscas vuelan cómo emjambres.
Y el cielo azul, es pintado con tu sonrisa.
Mi hermano y su gioblastoma, mi hermano y sus dioses de melanina
Mi madre y su corona de gracia…
Mi padre y su talón de Aquiles.
Mis animales, rezando en el atrio
En el arca de Noe, todos suben.
Cualquiera es bienvenido a tu cena anual. Todos somos invitados a tu fiesta. Ayer, un agarofobico, sufrió un ataque y un ansioso, pidió por ayuda en un contingente de enfermos.
(Y yo, ayudándome, incluso, con lo que no tengo, supuse haber librado una batalla.)
Con tu casco, tu holganza, tu peto y tu armadura. Con tus pies, tus manos, tus cabellos, tus hombros, todo se realza. Y la felicidad y la dicha de los dulces, es amarte, sacra y gran Minerva.
Los cauchos son botellones.
En las torres de Pan, un enfermo terminal decide morir siendo Ateo.
Un doctor inyecta el suero que le dará descanso.
Y finalmente, muere.
En los trópicos, un creyente cree en cosas nimias
«Pero yo, me aferró a tu mente.»
Es normal huir del miedo. Se evocan salmos, los dulces se vuelven buenos o tontos. Una comanche color rojo vino, se casó con un piel blanca y fueron felices.
Mi hermano dice, —que en las iglesias no anda el amor
Que las alas de los octogenarios se han llevado a las jovenes puras.—
Y los adivinos creen en las manos.
Y tú, Oninfeta. —¿En que siglo presumes vivir?—
Yo, estoy sentada sin nada que hacer. Con un piano y hierba de color verde, fumó mi pipa.
Jamás he besado a un hombre
Ni mujer, me ha conocido desnuda.
«Soy tan virgen como Athena.»
Tan pura como un huevo
Tan nacional como mi país.
Y no me avergüenza…
Saber que Athena, vive en los dias festivales, haciendo arpas con sus dedos, creyendo en su orogenesis primera.
—Este es mi poema final, Athena. ¡Que se abran los libros santos!—
Que todos se postren ante el milagro
Porque de la más pequeña de las estrellas, ha nacido la historia la del sur de Sion, Silvestre, con su Athena, siempre juntas, hasta el final de los mundos.
«He aquí mi verdadero tesoro.»
—Mi Argorea y mi Athena.—
Es todo lo que dejó
Es todo lo que soy
Por la eternidad
Una planta
Y una ardilla
Cantándole a la diosa de las aguas.
¡Oh, bella Diosa del tiempo!
Hasta mi final
Partitura de amor fantasma
Mi amor en ti
Tú Y yo
—Aquí—
En Argorea
En armonia
«Bajo el árbol de la sabiduría»
Adios…

Yogurta

(Silvestre)

Poesía fusionada

Fecundo son los dulcemenes
Y el rico sabor de las mieces doradas
Pero el aura de los oraculos cerceno el panfleto de los augustos uberrimos Hercules en los tugurios de los vespertinos choques del Dios

Y oyendo el murmullo de las triadas
Ante el océano refrescante de las cálidas vías mitrales
El ovulo y el espermatozoide sollozaron por el enclenque
Y el gualdo albricio de los puntos
En las costas de Orion
Y las hijas de Maria
Al sonar el cuerno triogestante del ángel
Uvisimo, lloraron los anaqueles
Pero yo había visto a los tristes mundos
A los ancianos decrepitos suicidarse ante los asmaticos cielos de los fulgurosos cayados
Y mi trompa de falopio obro en mi orada
El muelle de los tiempos de los medanos
Pero las ninfas coronadas por cielos y asfaltos de reyes consanguíneos
Y el tronco del árbol irrumpir en el oído de los bueyes
Cosecho en la vasta bahía la clara de luna de mis ancestros
Y mi abuela consumió con el velero encendido la lumbre de los fuegos y las cavernas
Y la cuna nombro a una mujer:
Esta hija de Sion
Esta mujer santa
Ha obrado en los tuétanos de los músculos
Y el débil céfiro de su espada
Cuando los ínfimos rebelados de las oscuras profundidades de los murciélagos
Y las venas rojizas de los cuellos transversales
Gozaban del pleito de mis momentos
Y la reina de Sion reía por ser ella nieta de Yogurta!
Cuál datilos, soyusgaba el omoplato y los higos de la naturaleza ocasionaban, destronos, el ovalo y el germen con parásitos intestinales, y sus ovarios mesovaricos, lumbreras ectodermicas, pastoreo en las grullas del plomo, sojuzgando que el trio del carcason, irrumpiera en la casa del trigésimo y los partos fueran como la tralla/ mesencefalo/ diecenfalo, / colmados por urticarias ardientes e imenes de cayados/ mi esperma que no es genital, curvo ante la coladura del ectoplasmalitico/ sollozando por los gérmenes/ ante fetos ahogados en sangre/ porqué las curvas de Mesoamericana inició su tragicómica palabra./ yo, me senté, en torno a la Marsopa,/ como hija de los abuelos Franceses, derramé mi sangre/ ante el oracle de mis caderas sonreí por haber menstruado/ mi gen es esperma de Dioses antiguos que chillan cuando yo, meo, ante los Alpes, vurzando y cuarzando mis trompas de falopio, con pulgas en mis rodillas y mi cabello lleno de estiércol por tus venas hechas carne…

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