Lo que ha de pasar (1° parte)

Tengo una misión muy personal
y el convencimiento absoluto de que ha de pasar
igual que existe el día y la noche
el lugar y el momento exactos
donde converger lo que guardamos.
Como la tangente infinita que viene a buscar el punto exacto de conexión con su circunferencia.
Como el momento determinante del primer rayo de luz que calienta el rostro de los girasoles.
Un momento en el tiempo y un lugar en el espacio donde expresar el Amor.
Debe suceder, tiene que suceder
porque no puede ser de otra manera.
Igual que ríe el infante a la novedad especial nunca vivida antes.
Así como existe la luz blanca de mis clavellinas
el rastro de los cometas en el cielo
o el brillo plateado de nuestra luna llena.
Así como suceden las cosas, los hechos, de manera fortuita u obligada por el peso de su importancia, así ha de pasar.
Es inútil poner barreras al cielo
tendrá que ser y será
en el justo instante en que esté predestinado, ni antes, ni después.
Y, cuando se haga ese día
convergen los puntos de distintas líneas
cuando los girasoles despierten
cuando encuentre mis clavellinas
cuando la luna me ilumine la noche
entonces será el momento de pararlo todo y hacer infinita esa divina gloria que nos estaba aguardado.