«Las dos caras» (a la isla de La Palma, en octubre de 2021)
¿Cuál es la cara contraria
de la fiesta y la alegría;
de los cantos y las danzas;
de la música y la risa?
La cara contraria es pena;
es dolor y sufrimiento.
Producto de la agonía,
acaso un largo lamento.
Aflicción, es la otra cara;
es lágrimas y tristeza.
Un grito contra el destino
y es el dolor que no cesa.
Ruge el volcán en La Palma
y arroja ceniza y lava,
que todo abate a su paso.
¡Profunda herida en Canarias!
Desde sus propias entrañas,
la misma tierra de verdes,
se colma de rojos fuegos
que nuevos fuegos encienden.
Y en esa contraria cara,
como figura de espejo,
puede valuarse lo bueno
frente al dolor como opuesto.
Puede sentirse en el alma
la fuerza del ser palmero;
y en las manos que se enlazan,
de esperanzas, un sendero.
Quitarse puede a lo infausto
potestad de omnipresente:
¡También retumba en La Palma
el corazón de su gente!
Y en tanto que esto sucede,
ese espíritu y su temple,
revelan que aquella isla
es verde y bonita siempre.
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