La voz latiente

Que miedo el oir tu voz, 
el saber que seguias latente en mi razón. 
Cual plumbea mancha de agonia, 
Grito podrido, mirada partida. 
Miras por mis ojos y no lo ves, 
ya no ves lo que es. 
Ves el dolor en lugar de las risas, 
ves vejez en la mirada de las niñas. 
Tus manos son las mias, 
más solo quieren impropias medidas, 
que dañan y crean heridas. 
Eres otra persona en mi cabeza, 
de pasado y raiz común, 
Eres otro ser en mi idea, 
más eres yo aún. 
Tu perspectiva al pasado, 
que enubla el presente, 
que anhela el antaño, 
con su eco recurrente. 
Recuerdo cuando me dijiste ahora, 
y te hice caso, 
salté en aquella triste hora. 
Hoy me dices que vuelva, 
que anhelas mi presencia, 
sin tu saber que soy la variación, 
de un mismo corazón. 
Ves que el nombre también mudó, 
que aquel ojo de rosa enegreció, 
y que su voz de jazmín no habló. 

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