La rosa muriente.

La rosa que ayer regué
amanece hoy casi cadáver
muriente respira el último aliento
dentro de su cristalino féretro.

Yo quise recoger apurado
entre mustios pensamientos
su final aroma derramado
antes que el crepúsculo
se llevará sus pétalos en llanto.

Desapareció su forma para siempre
me dejó la miel en los labios.
Yo quise mimar una rosa
para engalanar tus encantos.

No aguantó la luz seca de mis días
se fue muriendo despacio
sin ella serán mis mañanas frías
respiro ahora el aire mal sano.

Ayer viví feliz un momento
mártir de su dulce aroma preso
roja y viva corría su sangre
entre las venas de mis anhelos.

Pero ayer pasó como un suspiro
hoy ganan presencia las sombras
la tristeza sombría y pálida
cabizbaja reposas y descansas.

Ayer regué esperanzado tu hermosura
frescura para tu vestido perfumado
hoy caes en la mesa fría y gris
tu cuerpo enfermo y debilitado.

Se fue La Luz de mis días
vendrán nuevos días amargos
hoy yaces sin vida, flor mía
en mi alma fría de mármol.

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