La flor que te abriga

La labia puede ser vanidosa

Eso que de ti escritora,
es la porción que será mía
testimonio de una herida
cuando invadiste el infierno.

¿Regresaras un día verdad?
A la posición de humana
con los estertores lisos
mostrando un himno de vida.

Poseo una impresión de verte
teñido de camuflaje
y recordar tu paisaje
o ir dejando a quien se fije.

Imagino tu renacer
en donde hubieras andado;
también nuevamente en mecer
a tu espíritu enredado.

Y quiero agarrarte por ahí
hacer la metamorfosis
cierto que si lo conseguí
porque hay cuerda en mi psicosis.

A las tres huelo los cirios
que hube quemado sin saber
a cuál lógica hice cuernos
que me apartó de tu dossier.

Pueda que retruene el eco
con cerrar y abrir los ojos
poco permanece el brillo
aunque años luz más allá estes

Debiera esperar un tiempo
sobre susurros escuchar
regrabando la última hoja
hasta que puedas respirar.

Cortando mi partitura
en sonidos que has dejado
pude contemplar la muerte
sintiendo soltar tu sello.

Muchos recuerdos ganados
que resaltaría allá, aquí
traídos en mis enredijos
irrigados del frenesí.

Ser claro de ideal adyacente,
el apapacho en verano,
manglar huido de una fuente
ahora bastón de un lacayo.

Devorando hasta el recinto
te ha congelado fríamente
todo caudal de líquido
fuera endenantes caliente.

Puesta a la grieta del comal
como masa repentina
para tiznar el nixtamal
haciéndote pobre harina.

Si algún objeto tuvo el bien
cual adivinanza sería
concluir el día donde habrá quién
no nos acuse en su ironía.

Parece que algo podía ser
no era sino empoderarse
si te amanece todavía
para animar y no creerse.

Aunque adolezcas del agua
que alimenta la cascada
de las nuevas libertades
miro tus iguales redes.

El cielo se arremolina
tan inalcanzable orilla
aun no siento haberlo andado
aunque siempre me lo digan.

La montaña que subiré
cual fuera ponerte a salvo
quiere al llanto por ahogarme;
Flor que te abriga, el llanto.

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