La despedida

El cansancio se hace notar al pasar el día, las horas se detienen en un suspiro eterno; ya todo han visto sus pupilas quebradas por el tiempo; el astro en su mágica cumbre contempló los logros de aquel seco barro; ya la brisa ha suavizado con su aroma los grandes surcos de la eterna experiencia.

Ha dejado a su legado el conocimiento escrito en hojas doradas; sus semillas las llevo a tierra fértil y ha recojido ya sus frutos y se alimentó en sus recuerdos. Suavemente y sin esperar ya nada respira tranquilo, sabe que su rol cumplido está y muere; muere el ser y florece la melancolía, nacen las anécdotas que nunca fueron contadas.

Una a una las horas del reloj marcan su camino, los recuerdo se queda en versos, los versos son ahora son poesía, el ser queda expuesto, la tristeza quiere jugar eternamente en los pensamientos, pero recuerda, recuerda la magia del amor entregado cuando niño, recuerda el rostro que iluminaba su día, guardando en el corazón la imagen de su amado ser, así van pasando cual arena en un reloj los recuerdos gratos de mi padre.

C.E.

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