INFINITUD
Es pues el momento
de definir el tañir
de las hojas,
contra el viento.
Las miradas vibran
y los besos muerden.
Un palpitar indeciso
de balbuceantes
e imprecisiones
en el cosmos.
Dan a la humanidad
el derecho de servirse
del amor
para imprecar dolor.
¡Injusto!
No admirar
a las estrellas,
luego de brindarnos
su fulgor
mucho tiempo después
de desaparecer.
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