Ilusión verbal

Hay un relato,
en él estamos,
un relato partido,
una mitad en el lomo,
otra mitad en el fiero día.

Hay un relato y tal narración
se queda en sombras,
haciéndonos morder
cada segundo,
el dolor de estar sepultados,
de la mutilación de nuestras ideas,
del cansancio,
del hastío,
de la fuerza imperfecta,
de la afligida morada de nuestros sueños.

Estamos columpiándonos recibiendo la suerte,
robando la piedad,
desafiando la gravedad,
estamos arrancados del sueño,
durmiendo casi muertos,
un festín insano,
una perdida inquietud en las orillas del olvido azul.

Estamos petrificados
observando
el día transformarse,
oscureciéndose,
haciéndose tarde,
y a fuerza de látigo:
dibuja en las espaldas cansadas
una noche espesa,
una oscura melancolía,
un futuro sombrío.

Las jornadas son pesados eslabones,
y este presente es la parte más pesada de la cadena,
estamos escritos en un párrafo intermedio,
estamos destinados a la furia del autor,
estamos crucificando nuestros deseos,
atravesando los costados de nuestras premisas
y en tal gólgota el tercer día parece no avecinarse,
es la furia del infierno
que nos obliga a seguir latiendo,
a seguir mostrando los ojos
ante la boca de un horizonte en apariencia amargo.

Estamos pidiendo sin decir palabra.

¡Estamos…!

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