Queriendo retener el tiempo,
se escapa de las manos la ilusión
eterna y efímera del momento;
por la espesa nube que cubre
la memoria en silencio de la negra noche,
vela un corazón dolido mitigando
apenas el olvido de un sueño perdido.

Tratando de recuperar el tiempo eximido
por la mañana cuando el sol despierta
y alumbra el alma para acariciarla
desprecias consciente la nueva alborada.

Y haciendo daño a la mañana te escudas
de sus rayos y tratas para siempre eliminarlo
saboteando sarcásticamente los suspiros
de la aurora en tus pupilas amargadas.