Hacia ningún lugar

Perdido y sin rumbo me hallo en una barca,
Donde las olas me llevan con su espuma blanca,
A un viaje sin retorno y sin esperanza.
Ya no se ve ni la luz de aquel viejo faro,
Ni ningún marinero solitario.
Estoy solo, desesperado y desolado,
La amargura recorre todo mi cuerpo,
Y mi corazón no posee más que lamento.
El sol se ha marchado y con él mi calma.
Ya las tinieblas se adueñan de mí alma.

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