Gracias por elegirme

Te veo caminar por el desierto y llevas en tus hombros un niño. Tu mirada es pesada, cargada de sabiduría infinita. Tu creaste cada cosa y cada coda.
El princio y el final son tus heridas que María madre carga.
Madurarán a su tiempo porque los que estamos muertos por dentro parecemos infantes.
Y sin embargo, tengo la espada de fuego que circunda el valle y entonces yo cortaré el cuello de ese pobre corazón.

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