EN SILENCIO
-El silencio atormenta las quietudes,
las famélicas tardes de desazón, ya
no esperan el mañana.
el calvario es este, cada uno enredado
en sus miedos.
el manto de seda negra que cae sobre
todas las almas, serán nada mañana a
quienes cubierto queden,
la abstención del mundo que espera lo peor,
el abismo incierto, la suplica sin ecos,
los muertos sin sacramento y oleo, sin
velatorio, sin ser llorados, sin besar la
frente yerta.
Adonde cabe tanto dolor al mismo tiempo,
en que lugar, paraíso o infierno, vuelan los
espíritus sacrificados, en cual tribunal de
justos e injustos serás enjuiciado, como si
la muerte, muerte por si sola, no fuera
suficiente castigo, para morir con más temor,
como si la vida, vida por si sola, no fuera un
yugo suficientemente pesado, arando los
años, mal por mal, o bien por bien, para que
de vivir con temor no sea suficiente: ¿de que
nos quieres castigar si tu nos hiciste malditos?
¿nos quieres arrepentidos y nos salvamos?
sálvate tu primero, que ya eres un Dios caído,
quien no atiende tanta oración de piedad, no
merece el sacrificio de tanta miserable vida,
para morirse indignamente y para siempre,
porque la vida eterna que ofreces, ya no es
de ti ofrecer, perdiste tu báculo, perdiste la
razón.
Andrés de Lua
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