El poeta le obligó ha suicidarse
La creencia, en mi vida se ha quemado,
sus oscuras raíces se secaron,
cual pálidas hojas hoy se quemaron,
y mis lágrimas no las han regado.
¡Dios ha muerto! ¡Por ahí se ha escuchado!
Y al viejo sordo todos lo miraron,
y con sus torpes señas le enseñaron
que el cadáver de Dios, hoy se ha encontrado.
El poeta le obligó ha suicidarse,
puso en su mano tan maldito don
y Dios hoy se vio obligado ha incendiarse.
El poeta, ya no obtendrá el perdón,
por obligar a Dios a suicidarse,
pero el no necesita del perdón.
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