El manantial de la lujuria

Al caminar tus caderas acaparan mi mirada,

y despierta la fantasía en mi cabeza,

si llegaran nuestras miradas a toparse,

la atracción sería humanamente irresistible.

El frío que aborreces en tus pies me conviene,

cuando se te congelan y me llaman,

ya que tus pies en mis manos me provocan,

y al acariciarlos lentamente nos enciende.

El perfume natural de entre tus piernas,

me convierte en tu esclavo enamorado,

deseoso de tocar tu cuerpo con mi cuerpo,

para rociarme tu perfume afrodisíaco.

Al adentrarnos en la noche,

lentamente me embriagas con caricias,

poco a poco tus piernas se dividen,

y me guían al manantial de la lujuria.

Tu temperatura aumenta dócilmente,

derramando gotas por tus curvas,

son lugares que mi cuerpo reconoce,

empapando mi cuerpo junto al tuyo.

Los sonidos de tu boca me provocan,

lubricando con pasión nuestro deleite,

fundiendo nuestros cuerpos lentamente,

y explotando a gritos sin censura.

Quisiera abrazarte para siempre,

soy muy afortunado de tenerte,

y aunque este momento se termine,

contigo el mundo es increíble.