Dos Mil Trescientos

Nadie oculta su alegría, ni cree en la tristeza
solo andan muy airados e inseguros. ¿Acaso
mis alas de cristal son una ilusión?

He volado días enteros y he alcanzado a reír estando solo.
Mis amigos se fueron, y agotados miraban mi cara de iluso.

Discordias por creencias tontas, muertes arrepentidas,
de mil castigos por daño, frágil como el adiós.

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